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Agenda para comprender el cambio climático

Ana Barreira López

9 de Marzo de 2020, 10:34

En 1975, la Organización de Naciones Unidas institucionalizó el 8 de marzo como día Internacional de la Mujer, pero desde mucho antes se registran reinvindicaciones sociales, económicas y políticas orientadas a conseguir la igualdad. Agenda Pública tiene un compromiso firme con esos reclamos (por ejemplo, trabajamos para publicar tantas voces de mujeres como de varones) y seguimos de cerca las investigaciones que permiten comprender mejor los techos, brechas, acantilados y demás obstáculos de diverso orden que impiden la paridad. Porque lo hacemos todos los días, hoy hemos querido presentarles algo distinto: le pedimos a prestigiosas analistas, expertas en temas que consideramos clave –economía, auge de la extrema derecha, elecciones, comunicación política, transición energética y derechos humanos–, que nos sugieran dónde tenemos que poner la mirada. Y para darle la vuelta a como se hacían las cosas hasta hace poco, cuando sólo las mujeres hablaban de género, como si fuera una cuestión exclusivamente femenina, esto se lo pedimos a un varón. Aquí el referido a la transición ecológica.

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Desde hace más de 30 años, la comunidad científica nos viene facilitando información sobre la realidad del cambio climático. En la segunda década del siglo XXI contamos con evidencias científicas demoledoras. Hemos perdido mucho tiempo en establecer las políticas necesarias para hacer frente a este enorme reto. El Panel Intergubernamental de Expertos de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) nos ha indicado el camino a seguir en su informe especial de 2018: si aumenta la temperatura del planeta en 2º C por encima de los niveles pre-industriales, sufriremos grandes impactos debido al cambio climático, por lo que es urgente mantener el límite de incremento no más allá de un 1,5ºC.

Para conseguirlo, debemos establecer una senda que permita alcanzar la neutralidad climática en 2050, es decir, que se logre compensar las emisiones de CO2 con el secuestro de carbono o, simplemente, se eliminen esas emisiones. Esta tarea requiere una respuesta política y una gobernanza multi-nivel. Se trata de un problema de escala planetaria y es esencial la acción concertada en todos los niveles (internacional, regional y nacional) y por parte de todos los actores.

En este reto suman el proceso internacional, las iniciativas de la Unión Europea y otros bloques regionales, así como las acciones que ejecutan los estados y la ciudadanía.

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En el plano internacional, una cita ineludible es la COP26, donde es urgente lograr un acuerdo sobre las reglas para el mecanismo de mercado necesario para completar el libro de reglas del Acuerdo de París, el cual ha entrado ya en vigor, y donde los estados tendrán que presentar un mayor nivel de ambición en sus contribuciones nacionales determinadas (NDC). En su informe sobre la brecha de emisiones, Naciones Unidas advirtió de que no será posible contener el límite de aumento de temperatura con las NDCs actuales.

En el plano de la UE, el pistoletazo de salida se produjo con el Pacto Verde Europeo, un plan ambicioso que encara la lucha contra el cambio climático de modo integrado, y la declaración de emergencia climática por el Parlamento Europeo. La Unión está trabajando y acaba de presentar su propuesta de Ley Climática, en forma de reglamento, para alcanzar la neutralidad climática en 2050. La propuesta que no satisface a todos, por lo que habrá que estar atentos a su desarrollo. Pero son muchas más las líneas en las que ha comenzado a trabajar: la creación de un posible arancel o tasa a la importación basada en la huella de carbono, la elaboración de un nuevo plan de economía circular, la revisión de la Directiva sobre Fiscalidad de la Energía o una nueva estrategia industrial.

Tras la declaración de emergencia climática por parte del Gobierno de España, debemos estar atentos a la versión de proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que este remita a las Cortes. Es fundamental que dicho proyecto incorpore un comité independiente, con presupuesto propio y de carácter científico para que las políticas de lucha contra el cambio climático en nuestro país se basen en la Ciencia. Se trataría de una innovación en nuestro país, pero la emergencia climática requiere soluciones diferentes a las dadas hasta ahora.

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Asimismo, el Gobierno prepara dos tributos de carácter ambiental que graven el uso del transporte aéreo y el uso de los plásticos de un solo uso. Asimismo, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, a punto de ser presentado a la Comisión Europea, traza la senda para reducir emisiones en 2030 y conseguir los objetivos de eficiencia energética y presencia de renovables. Además, el Ejecutivo presentará en breve la Estrategia de 'Descarbonización' a 2050.

Junto a estas iniciativas, es fundamental la acción sectores como el de las finanzas y las aseguradoras, cuyos servicios y productos deben alejarse de los combustibles fósiles.

La lucha contra el cambio climático requiere una acción concertada y un esfuerzo colectivo, cada uno de los niveles y actores son fundamentales en este rompecabezas para asegurar la estabilidad del sistema climático y la viabilidad de nuestra casa común; ahora en riesgo por la crisis del Covid-19, vinculada a la emergencia climática ambiental en la que estamos instalados.

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