-
+

Teoría económica, ¿y ahora qué agenda?

Lourdes S. Casanova

8 de Marzo de 2020, 19:55

En 1975, la Organización de Naciones Unidas institucionalizó el 8 de marzo como día Internacional de la Mujer, pero desde mucho antes se registran reinvindicaciones sociales, económicas y políticas orientadas a conseguir la igualdad. Agenda Pública tiene un compromiso firme con esos reclamos (por ejemplo, trabajamos para publicar tantas voces de mujeres como de varones) y seguimos de cerca las investigaciones que permiten comprender mejor los techos, brechas, acantilados y demás obstáculos de diverso orden que impiden la paridad. Porque lo hacemos todos los días, hoy hemos querido presentarles algo distinto: le pedimos a prestigiosas analistas, expertas en temas que consideramos clave –economía, auge de la extrema derecha, elecciones, comunicación política, transición energética y derechos humanos–, que nos sugieran dónde tenemos que poner la mirada. Aquí el referido a la economía global.

**

Es difícil negar importancia de la economía como ciencia en los últimos 200 años. El uso eficiente de recursos ha hecho triunfar y caer a presidentes: Es la economía, estúpido ha estado omnipresente en el quehacer diario de los políticos.

La supremacía británica y luego estadounidense santificó las teorías de Adam Smith, que propuso que los mercados eran los mejores para decidir cómo distribuir de forma eficiente los escasos recursos de un país para generar riqueza para la sociedad. La crisis financiera de 2009 expuso la fragilidad de la teoría: el sector privado financiero en bancarrota tuvo que pedir el rescate al Gobierno para salvar el sistema. Desde entonces, la sociedad exige un cambio a un modelo económico que privatizaba los beneficios y estatalizaba las pérdidas. Los ciudadanos piden soluciones a problemas endémicos.

Por una parte, cómo equilibrar la creación de riqueza inmediata con la solución de problemas a largo plazo como la sostenibilidad. El crecimiento no ha de ser a costa de la destrucción del planeta. Desde la pesca ilimitada a la polución de las ciudades y los ríos, o la utilización sin límite de pesticidas requieren una regulación gubernamental que pone freno a la creación de valor para el accionista.

Por otra, la creciente desigualdad que los mercados financieros no sólo no solucionan, sino que la acrecientan. Con la excusa de una mejora de la productividad se exigen continuas rebajas del sueldo mínimo. Esto nos ha llevado a la concentración de la riqueza en el 1% de la sociedad y, a pesar de lo que algunos economistas predicen, la ansiada reducción de la desigualdad no llega por sí sola.

Finalmente, la economía china es un ejemplo de cómo un Gobierno ha logrado fomentar y mantener el crecimiento, reducir la pobreza y fomentar la innovación. ¿El modelo chino de capitalismo de estado representa una prueba de que la ayuda y planificación gubernamentales pueden ser positivas para la economía y así contradecir el dogma de Adam Smith? Al otro lado del Pacífico, Latinoamérica, desde la crisis de la deuda de los 80, sigue a ciegas las políticas neoliberales impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Los resultados de este modelo económico son claros en el continente latino. En cuanto al crecimiento del Producto Interior Bruto, la región perdió en dos de las tres últimas décadas, con el consiguiente aumento de pobreza y desigualdad.

En ese vacío de ideas, los modelos neoliberales están siendo criticados tanto desde la derecha como desde la izquierda. ¿Necesitaremos otra crisis para encontrar el nuevo paradigma para este nuevo milenio o tendremos la valentía para imaginar otros modelos que nos lleven hacia sociedades más justas, sostenibles y estables para todos? Lugares de discusión como Agenda Pública, donde confluyen expertos de diferentes disciplinas con ciudadanos de diferentes estratos sociales, son necesarios para facilitar este debate imprescindible.

¿Qué te ha parecido el artículo?
Participación