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El futuro de la energía nuclear en Europa

Pedro Fresco

17 de Enero de 2020, 11:42

Unos días antes del comienzo de la cumbre del clima de Madrid, se presentó una propuesta de resolución en el Parlamento Europeo que fijaba el posicionamiento de la Cámara sobre la política climática y energética. Uno de los puntos más polémicos de la propuesta de resolución fue el 56, que originalmente estaba redactado de esta manera.

«[El Parlamento Europeo] considera que la energía nuclear no es segura ni sostenible desde el punto de vista medioambiental ni económico; propone, por tanto, desarrollar una estrategia de transición justa para su abandono progresivo en la Unión que incluya la provisión de nuevos puestos de trabajo para las personas empleadas en el sector (...) y planes para el desmantelamiento seguro de las centrales (...), el tratamiento seguro de los residuos nucleares y su eliminación a largo plazo»

Esta redacción daba a entender que el objetivo del Parlamento era eliminarla cuanto antes, pero el cierre de la potencia nuclear en la UE debe hacerse sin comprometer los compromisos climáticos, algo que no se indica en el texto. El objetivo es loable, pero la energía nuclear no contribuye al cambio climático y presentar algo así antes de la conferencia del clima no parecía lo más adecuado.

Sin embargo, un grupo de eurodiputados franceses presentaron una enmienda para reescribir este punto. Ésta era su propuesta:

«[El Parlamento Europeo] cree que la energía nuclear puede desempeñar un papel en el cumplimiento de los objetivos climáticos porque no emite gases de efecto invernadero, y también puede garantizar una parte significativa de la electricidad producida en Europa; considera, no obstante, que, debido a los residuos que produce, esta energía requiere de una estrategia a medio y largo plazo que tenga en cuenta los avances tecnológicos (láser, fusión, etcétera) destinados a mejorar la sostenibilidad de todo el sector»

Esta enmienda finalmente fue aprobada por mayoría simple y gracias a la abstención de varias decenas de eurodiputados, lo que muestra hasta qué punto el Europarlamento está dividido en este asunto. La redacción final del texto tampoco me gusta, porque parece posicionarse a favor de la energía nuclear de forma genérica sin atender a los enormes costes que están teniendo las centrales que se están construyendo en Europa ni las limitaciones al crecimiento de las renovables que pueden acabar generando las viejas centrales. Una cosa es ser prudente con los cierres y otra presentar la energía nuclear como una de las soluciones de futuro para Europa, lo que sólo se sostiene con optimismo y voluntarismo, y no con los datos.

[Con la colaboración de Red Eléctrica de España]

Este pequeño conflicto en el Parlamento Europeo ilustra la realidad dual y compleja que tiene la energía nuclear en estos tiempos de emergencia climática. No emite gases de 'efecto invernadero' ni contaminantes atmosféricos, por lo que ayuda a evitar los dos grandes problemas que queremos resolver, el cambio climático y los millones de muertes prematuras por mala calidad del aire que se producen en el mundo cada año. Sólo por eso es una solución que no se puede descartar.

El problema es que, más allá de eso, casi todo son problemas. La energía nuclear genera residuos muy peligrosos, tiene el riesgo de generar accidentes gravísimos (riesgo pequeño, pero potencialmente destructivo) y las nuevas centrales son carísimas de construir en todo Occidente, con un coste de la nueva electricidad nuclear que multiplica por tres o por cuatro el de la de origen renovable. Además, las viejas centrales, en su mayoría, funcionan como carga base y ocupan un porcentaje del mix eléctrico, lo que eventualmente limitará el porcentaje de energías renovables intermitentes que se puedan instalar, perpetuando los problemas comentados anteriormente.

Para colmo de males, la construcción de nuevas centrales es un proceso que puede durar muchísimos años. La finlandesa de Olkiluoto 3 comenzó a construirse en 2005 y aún no está activa. La propuesta del reactor francés de Flamanville 3 fue presentada a las autoridades francesas en 2006, todavía sigue en construcción y no se espera que pueda estar en funcionamiento hasta bien entrada la década que vamos a comenzar.

Desde que se desarrolla un proyecto nuclear hasta que está en funcionamiento, se pueden tardar fácilmente 15 o 20 años, lo cual no parece que cuadre bastante bien con la emergencia climática, sobre todo porque al final los recursos que podemos dedicar a la transición energética no son infinitos.

Un ejemplo de esta problemática lo podemos ver en Polonia. Polonia es el país con el mix eléctrico más contaminante de Europa, ya que depende esencialmente del carbón. La UE exige que éste vaya eliminándose progresivamente, pero el Gobierno polaco no parece muy por la labor; de hecho, tiene limitado de facto el desarrollo de la energía eólica, la fuente de electricidad más barata en ese país. Como no quieren ciertas renovables, el Gobierno ha presentado un plan de construcción de varias centrales nucleares con el objetivo de sustituir al carbón.

El problema de ese plan, presentado en 2019, es que es improbable que acabe con centrales nucleares en funcionamiento antes de finales de la década de 2030, y eso quiere decir que se va a seguir usando carbón intensivamente al menos década y media más. Y recordemos que el problema del CO2 es acumulativo. Si el Gobierno polaco destinase esos recursos a instalar masivamente energía eólica y fotovoltaica, podría comenzar a desplazar generación de carbón en dos o tres años en caso de ser ágil con las autorizaciones, ya que un parque fotovoltaico se puede construir en meses y uno eólico en no mucho más tiempo. Intentar descarbonizar con energía nuclear provoca que no descarbonices nada en muchísimos años, y eso no parece que tenga ningún sentido; teniendo, insisto, recursos limitados.

Pero esto es sólo la parte europea de esta historia. Miremos ahora este gráfico.

El gráfico muestra el aumento de demanda eléctrica en China de octubre de 2018 a septiembre de 2019 (la fuente es chinaenergyportal.org). A diferencia de la mayoría de países del mundo, la demanda eléctrica china ha seguido creciendo este año, probablemente por su concentración de industrias electro-intensivas, por su apuesta por los vehículos eléctricos y por otras razones. Si analizamos el gráfico, veremos que dos tercios de esta nueva demanda se ha cubierto con energías renovables e, incluyendo la nuclear, el 90% con energía descarbonizada; pero todavía hay una pequeña necesidad de aporte de energía de origen térmico, carbón y gas fundamentalmente.

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Los datos no están mal, pero ocultan una realidad que no podemos obviar: la gran instalación de energías renovables en China no está pudiendo siquiera cubrir los aumentos de la demanda de electricidad y, por tanto, no está desplazando la generación térmica, que es una necesidad imperiosa si queremos cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.

En los próximos años, la instalación de energías renovables crecerá mucho más pero, aun así, el reto es mayúsculo. El 70% de la generación eléctrica de China aún proviene de energías fósiles, casi todo carbón, y eso hay que desplazarlo cuanto antes.

En este contexto, y en un país con esos incrementos de demanda y con esa base, ¿se puede prescindir de la nueva energía nuclear? Yo creo que no. En China o en India la energía nuclear es necesaria, igual que pueden serlo otras tecnologías como la captura y almacenamiento de carbono, sencillamente porque hay tanto por hacer y tenemos tanta prisa que no podemos prescindir de nada. Además, en China una central nuclear se construye en alrededor de seis años y cuesta la mitad que en Occidente, lo que altera la ecuación.

Pero China no es Europa ni Occidente en general. En España instalaremos en los próximos años del orden de 4.000 MW de capacidad renovable por año, que es el equivalente a la energía que produce una central nuclear. Además, el carbón ya es residual en el sistema eléctrico y podemos descarbonizar rápidamente. No tendría sentido embarcarse en carísimas aventuras de nuevos reactores nucleares que pueden tardar 15 años porque en 15 años ya habremos prácticamente descarbonizado el sistema eléctrico.

Otra cosa es ser prudente con los cierres de las nucleares que están en operación.

La posición sobre la energía nuclear viene muy condicionada por lo que hemos aprendido. Quienes están cercanos al movimiento ecologista suelen sentir un rechazo frontal por esta energía, ya que forma parte de sus luchas políticas de los primeros tiempos. Quienes tenemos formación científica y hemos recibido unas enseñanzas bastante limitadas en todo lo que va más allá del hecho científico o técnico en sí, solemos vanagloriarnos de nuestra objetividad frente a lo que se consideran prejuicios y supersticiones de la población, y tendemos a considerar que toda la tecnología es buena y a defenderla acríticamente. Ambas posiciones son prejuicios y debemos evitarlos.

La energía nuclear es muy polémica por esa naturaleza dual que hemos comentado, con pros y contras muy marcados, y precisamente por eso debemos entender que cada país y cada situación requiere soluciones diferentes. No es lo mismo Asia que Europa; tampoco tener un 75% de carbón en el mix eléctrico que no tener prácticamente nada; no son lo mismo países en crecimiento poblacional que países estancados demográficamente y con bajos crecimientos del PIB. Entendamos esto y tendremos una visión más equilibrada sobre la energía nuclear, y probablemente concluiremos que un futuro nuclear en Occidente no tiene demasiado sentido más allá de utilizar sabiamente la actual potencia nuclear hasta que podamos prescindir de ella.

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