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Cuatro conclusiones y un interrogante de las elecciones generales en Catalunya

Mario Ríos Fernández

1 de Diciembre de 2019, 21:10

Las elecciones generales de noviembre de 2019 en Catalunya nos dejan cuatro lecciones o conclusiones alrededor del momento que se vive en la arena política catalana y un gran interrogante sobre cómo el encabalgamiento constante de diferentes convocatorias electorales puede alterar tendencias históricas que se habían desarrollado hasta la fecha en el comportamiento electoral de los catalanes y catalanas. Veámoslo:

El efecto de la sentencia beneficia a las fuerzas más polarizadoras en el eje nacional. El impacto de la sentencia y la reacción social y política han influido en las elecciones del 10 de noviembre. En primer lugar hay que destacar que los partidos que más suben respecto del resultado de abril son la CUP y Vox. Tanto los anticapitalistas como la formación de extrema derecha representan polos opuestos en el eje nacional: unos apuestan por el bloqueo y la unilateralidad y los otros por la supresión de las autonomías y la mano dura contra el independentismo. Los primeros mejoran su resultado en un 215%, si comparamos con los datos del Front Republicà que obtuvo 113.807 contra los 244.754 votos de noviembre, y la formación de extrema derecha por su parte prácticamente ha doblado sus resultados electorales pasando de 148.844 votos a 243.026 votos. El crecimiento de Vox ha sido del 163% en relación con las generales de abril. Además, cabe situar en este marco polarizador que el independentismo haya obtenido su mejor resultado histórico en unas elecciones generales con un 42,4% del voto y 1.642.063 sufragios obtenidos. No obstante, el independentismo solo sube 7.077 votos respecto abril pero más de 3 puntos en porcentaje de voto debido al incremento de la abstención que ha impactado especialmente en el PSC, En Comú Podem y Ciudadanos. Parece, pues, que la polarización sobre el eje nacional derivada de la sentencia movilizó más al votante independentista que al votante no independentista en estas últimas generales.

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Las fuerzas favorables al diálogo aguantan el envite en un contexto más desfavorable. Las tres formaciones políticas que apuestan, desde diferentes perspectivas, por una resolución dialogada de la crisis constitucional en Catalunya han perdido votos este 10 de noviembre. ERC, como después veremos se ha dejado más de 170.000 votos, el PSC, más de 150.000, y En Comú Podem, 70.000 papeletas entre las dos convocatorias. Los tres partidos se han visto afectados de manera clara por la abstención aunque las tasas de retención de voto respecto del 28 de abril superan el 80% en los tres casos. Ni el PSC ni En Comú Podem han visto alteradas su representación en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, estos resultados confirman que la mayoría de la ciudadanía catalana, como muestran las diferentes encuestas publicadas sobre el tema territorial, apuestan por diferentes vías de diálogo para solucionar la cuestión catalana. Ni la unilateralidad ni la mano dura contra el independentismo son opciones mayoritarias en Catalunya, al contrario, están circunscritas a unos electorados concretos. Si el 28 de abril el clamor era claro, este 10 de noviembre, pese al impacto político de la sentencia sobre los lideres independentistas, el horizonte de dialogo y negociación sigue rigiendo el comportamiento electoral de la mayoría de los catalanes y catalanas.

El hundimiento de Ciudadanos reestructura el espacio de la derecha en Catalunya. El drama electoral que ha padecido en estos comicios la formación de Rivera y Arrimadas fue especialmente sangrante en Catalunya. Ciudadanos se deja 3 diputados y 263.026 en la única comunidad donde han ganado unos comicios. Pasa de 479.374 a 216.373 votos en tan solo 6 meses. Ciudadanos solo retiene un 43,1% de voto respecto del 28 de abril. La bajada de Ciudadanos coincide con la subida del PP y de Vox. Ambos suben en voto, escaños y en porcentaje de votos. Los populares y Vox suben un escaño cada uno y pasan del 4,8 al 7,4% de voto y del 3,6 al 6,3%, respectivamente. PP y Vox obtienen más de 179.000 votos de los 263.026 que pierden la candidatura liderada por Arrimadas. Esto ha recompuesto totalmente el espacio de la derecha en Catalunya y puede adelantar una implosión del espacio que Ciudadanos ha ocupado para el constitucionalismo en los últimos años de proceso independentista. Del debilitamiento de Ciudadanos se pueden nutrir socialistas, populares y Vox, pero también posibles nuevas candidatura como la que Valls insinúa. Lo que es seguro es que si los resultados de Ciudadanos en estas generales se trasladan a la arena autonómica, una mayor fragmentación en el Parlament de Catalunya está garantizada.

El independentismo se bifurca. Si las elecciones del 28 de abril sirvieron para ver como ERC era el partido que estaba en mejor posición para conseguir la hegemonía política en el campo independentista, las del 10 de noviembre certifican que los republicanos siguen en buena forma pero que el aumento de la oferta partidista ha fragmentado el voto independentista en perjuicio de su resultado electoral anterior. ERC pierde 2 diputados, pasando de 15 a 13, y se deja más de 150.000 votos respecto la última convocatoria. En abril consiguió 1.020.392 votos (24,61%) y el 10 de noviembre 869.934 (22,56%). Los grandes beneficiados de las pérdidas de ERC son JxCAT, que obtiene casi 27.000 votos más que en abril y un diputado más por Barcelona, pasando de 7 a 8 representantes en el Congreso y la CUP, que pese a quedar por debajo del resultado proyectado por algunas encuestas, obtiene casi un cuarto de millón de voto, un 6,35% del total de votos emitidos, y 2 diputados en las Cortes. Los postconvergentes obtienen 527.375 votos (13,68% del total) y la CUP 244.754 votos. El patrón que sigue este movimiento electoral en el bloque independentista tiene unas pautas territoriales muy claras: mientras que ERC se mantiene fuerte en el Área Metropolitana de Barcelona, JxCAT la ha sorpassado en el interior catalán y en Girona y la CUP también ha obtenido apoyo electoral proveniente de los republicanos en esas zonas. En un escenario de polarización en el campo independentista después de la sentencia y de las movilizaciones y protestas posteriores, la división estratégica en este movimiento queda aún más en evidencia. Mientras que ERC ha seguido defendiendo el diálogo para salir de la situación actual en la que se encuentra el conflicto político existente en Catalunya, JxCAT, en menor medida, y la CUP, especialmente, han apostado por una retórica más radical y contraria a cualquier vía de entendimiento. De hecho, el eje que divide actualmente al independentismo es la apuesta por el desbloqueo o el bloqueo de la situación política en Catalunya y por ende en el Estado. El eje de batalla dentro del independentismo enfrenta a los que creen que cuanto peor, mejor y a los que creen que solo encontrando espacios que canalicen el conflicto se pueda llegar a una resolución política y democrática. Esta división se trasladará a las elecciones catalanas que deberán determinar qué estrategia es la ganadora.

¿El principio del final del voto dual en Catalunya? A modo de conclusión de este análisis me gustaría señalar una hipótesis que parece tomar forma después del encabalgamiento electoral que hemos vivido en los últimos meses. La doble repetición electoral en Catalunya y sus resultados plantean un gran interrogante que puede afectar a la dinámica política y al comportamiento electoral de la ciudadanía catalana en un futuro próximo. Los resultados electorales de estas generales coinciden con lo que algunas encuestas muestran si se celebrasen unas hipotéticas elecciones al Parlament de Catalunya. En resumen, las tendencias demoscópicas y estos resultados muestran un solapamiento en el que ERC sería la primera fuerza en el Parlament de Catalunya, el PSC podría disputar la segunda plaza en votos, JxCAT padecería un deterioro electoral en comparación con el resultado de las elecciones catalanas del 21 de diciembre, C’s caería y perdería gran parte de sus apoyos, los comunes mejorarían sus resultados, el PP ganaría más representación y Vox entraría por primera vez en su historia a la cámara catalana. Esta coincidencia entre las diferentes convocatorias puede estar debilitando el tradicional comportamiento de los electores catalanes en las diferentes convocatorias: el llamado voto dual. Un voto que consistía en cambiar la opción política en función de los comicios en los que se votara o, más simplemente, si participar o no en ellos. Solo después de unas nuevas elecciones en el Parlament de Catalunya podremos corroborar la validez de está hipótesis o si bien es una coincidencia casual.

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