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El debate político español en la 'cámara de eco' de Twitter

Julián Villodre

6 de Noviembre de 2019, 20:11

Los debates electorales suelen despertar interés entre la población. Aunque diversos estudios han argumentado que su efecto sobre el voto es relativamente débil, en escenarios volátiles como el español cualquier desliz puede decantar la balanza a favor de uno u otro candidato.

Hace años, los debates se vivían pegados al televisor; hoy comparten el escenario con las redes sociales, que permiten a cualquier persona reaccionar en tiempo real a un evento y amplifican, también, el alcance de cualquier desliz.

Twitter es una de las redes sociales más empleadas para entablar conversaciones sobre política; y es una red peculiar. Dentro de las plataformas digitales, se la cataloga como de microblogging, esto es, centrada en mensajes cortos de opinión, con contenidos breves pero flexibles y con un poder explicativo comprimido y de fácil comprensión. Al tipo de contenido debe sumársele la idoneidad de estas plataformas para propagar mensajes con facilidad.

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Por otro lado, y como muestran los datos del portal Statista para España, Twitter es especialmente utilizado por gente joven, con una penetración del 39% en usuarios con edades comprendidas entre los 32 y los 45 años y de un 34% entre los 16 y los 31. Este público tan específico puede ser particularmente interesante para partidos políticos entre cuyos objetivos esté la movilización del voto joven.

Durante los debates electorales de la presente campaña (entre los siete portavoces, el 1 de noviembre, y entre los candidatos a la Presidencia, el 4 de noviembre), Twitter ha operado como una cámara de eco. Este análisis se basa en la descarga y estudio de datos de los hashtags que se utilizaron en las conversaciones. Big data le llaman a esto.

El debate entre portavoces

La conversación en Twitter durante este debate se desarrolló fundamentalmente a través del hashtag #Debatea7RTVE. A través de una técnica conocida como análisis de redes sociales, podemos representar la conversación y estudiarla con gran detalle; obteniendo no sólo los actores implicados, sino también cómo se relacionaron entre sí y a qué comunidades afines se unieron.

Como nos muestra la figura, la conversación durante el debate entre portavoces se desarrolló en un ambiente claramente polarizado entre dos bloques bien definidos. Por un lado, en la parte superior, un bloque formado por Ciudadanos (Cs, en naranja), Partido Popular (PP, en azul) y Vox (en verde); por otro lado, un segundo bloque conformado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE, en rojo) y Unidas Podemos (UP, en morado). Ambos encontraron su mayor punto de unión en la cuenta de la cadena que retransmitía el debate (RTVE). Casi imperceptibles, cercanos al bloque de PSOE y UP, dos pequeñas comunidades correspondientes a partidos nacionalistas (Esquerra Republicana y Partido Nacionalista Vasco), que participaron en el debate de portavoces pero cuyo peso en la conversación tuitera fue testimonial.

La mayor actividad la generó el bloque de UP y PSOE. O casi bloque pues, como se puede apreciar, la comunidad movilizada por los socialistas aparece ligeramente separada de la de UP; un reflejo, tal vez, de diferenciación ideológica y de una posible transición hacia la conquista del centro por parte de los primeros. En cuanto a la comunidad de UP, apoyada por tuits con un gran número de re-tuits, se vio reforzada por la presencia de algunos creadores de contenido, periodistas y medios de comunicación afines que, probablemente por su cercanía editorial, reforzaron su mensaje y, por tanto, la capacidad de alcance de esta red.

El bloque conformado por Vox, PP y Cs merece también consideración. Es especialmente llamativa la capacidad de movilización de Vox a través de Twitter, que acaparó la mayoría de las interacciones del bloque de derechas. Su capacidad fue tal que el algoritmo empleado para dibujar el gráfico incorpora en su comunidad cuentas que debieran estar bajo el paraguas del PP, pero que se confunden en la conversación. Es posible que la afinidad ideológica, sumada a una falta de diferenciación, sean las causantes de esto.

Por otro lado, a través de las palabras más empleadas en la conversación, podemos tener una idea de qué se discutió en las redes mientras los portavoces debatían. Como se extrae de la gráfica de arriba, una parte importante giró en torno a Cataluña y España. Quedaron más excluidas del debate otras temáticas como el franquismo, la economía o la reforma laboral. Es llamativo, por ejemplo, que no aparezca el feminismo, puesto que fue un punto caliente durante el debate.

El debate entre candidatos (#ElDebate4N y #DebateElectoral)

El momento más importante en términos de impacto llegó con el debate de este lunes, entre los cinco candidatos de los partidos con mayor representación parlamentaria. Y así fue: más de un millón de tuits entre los dos 'hashtags' principales acreditan el interés que despertó esta cita. La pregunta es: ¿cómo se desarrolló a través de Twitter?

Puesto que se emplearon dos etiquetas, he dividido el análisis en dos partes. En relación con el hashtag #ElDebate4N, el segundo que más actividad generó, podemos apreciar algunos detalles interesantes con respecto a lo que sucedió durante el debate de portavoces. Puede resumirse con esta palabra: memecracia.

Obsérvese con detenimiento la red de actores coloreados en rosa pálido. El lector podrá comprobar que se trata de un grupo de usuarios (algunos de ellos anónimos, otros influencers dentro de las redes) que tuiteó contenido satírico y viral sobre algunas escenas llamativas del debate (como, por ejemplo, el momento en el que Albert Rivera mostró un adoquín a los espectadores). Esta comunidad se ubicó en el centro y enmarañó la conversación con contenido satírico, que rápidamente se propagó y se hizo viral.

En cuanto a los bloques de los principales partidos, se reprodujo nuevamente la estructura de polarización. El bloque formado por PSOE y Unidas Podemos pareció llevar la delantera en términos de movilización. La comunidad de UP, sin embargo, aparece mucho más pequeña aquí. Y es que los simpatizantes y cuentas de esta formación centraron sus esfuerzos en el hashtag más utilizado, #DebateElectoral. Se sostuvo gracias a la proximidad ideológica con ciertos medios de comunicación.

En relación con el bloque formado por Vox, PP y Cs, se repitieron las dinámicas del debate entre portavoces. El primero continuó movilizando a una gran cantidad de usuarios y, debido a la proximidad ideológica, subsumió a ciertos tuiteros dentro de su comunidad procedentes, en esta ocasión, de Cs, aunque también del PP. En el caso de los dos últimos, mantuvieron niveles de movilización similares.

Finalmente, es también interesante ver cómo la comunidad jusapol (en gris, bajo PP y Cs), una asociación policial que busca la equiparación salarial, consiguió movilizar y transmitir con cierta eficacia sus reivindicaciones al bloque de Vox, PP y Cs.

En relación con las palabras más repetidas, en la conversación volvieron a aparecer constantes referencias a Cataluña, así como a la gobernabilidad y al bloqueo político. En menor medida, se hicieron referencias a políticas económicas y sociales. Si tuviésemos que fiarnos únicamente de las redes, parece claro en qué terreno se juega esta campaña.

Con respecto al hashtag #DebateElectoral, el más empleado durante el debate, las dinámicas anteriores se reforzaron aun más. Nuevamente, un gran número de usuarios, desde anónimos hasta influencers, obtuvieron una gran notoriedad gobernando la conversación a través de mensajes virales relacionados con detalles y rasgos de los candidatos y sus actuaciones. Se puede decir que a través de este grupo se afianzaba la consideración del debate como un mero espectáculo televisivo, y no tanto como una oportunidad para contrastar ideas y programas.

La polarización entre bloques continuó presente. Sin embargo, éstos se vieron sustancialmente modificados por dinámicas centralizadoras hacia los principales movilizadores. Esto fue especialmente llamativo para el bloque de PP, Cs y Vox, donde las comunidades no consiguieron diferenciarse y quedaron completamente subsumidas en torno a la movilización de Vox.

En el bloque de izquierdas, el PSOE siguió diferenciado de UP y separándose progresivamente de su comunidad. El viaje socialista hacia la búsqueda del centro vuelve a hacerse evidente a través de esa separación. Sin embargo, su movilización fue testimonial en comparación con la capacidad de difusión de mensajes y de movilización de la comunidad de Unidas Podemos, que, en esta ocasión, aparece fuertemente organizada y contrapuesta como rival directo de Vox.

En cuanto a las palabras más empleadas en la conversación, nuevamente Cataluña y España se colaron en las primeras posiciones del debate. Aparecieron también con fuerza palabras relacionadas con deslices y gestos de los candidatos y gestos. Con ello, parece sostenerse la idea de que ciertos rasgos de sus personalidades se resaltan durante el debate, exagerándose hasta convertirse en grotescos. La sátira inundó muchas de las conversaciones, relevando a otro plano temas como la sanidad y la educación.

En definitiva, y a pesar de la increíble utilidad de las redes sociales en ciertas situaciones (recomiendo, por ejemplo, echar un vistazo a este estudio realizado desde nuestro equipo de investigación sobre redes sociales y emergencias), durante el debate electoral se postulan como un lugar perfecto para exacerbar ideas y acentuar rasgos particulares de políticos y sus acciones. Se generan, por tanto, círculos de conversación que se retroalimentan con palabras vacías pero fáciles de consumir por su carga simbólica. Inevitablemente, se exacerban posiciones opuestas y, en ocasiones, se silencian lenta pero inexorablemente explicaciones alternativas.

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