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La salud mental de las víctimas de explotación sexual

Mar Ramos Gascón

6 mins - 8 de Noviembre de 2019, 19:32

La trata de seres humanos por explotación sexual tiene en muchas ocasiones un impacto negativo severo en la salud mental de las víctimas. Las secuelas, consecuencia del trauma y de todos los factores estresantes vividos antes y durante el proceso de trata, representan claros factores de riesgo para el desarrollo de trastornos psiquiátricos que, de no ser detectados y tratados, pueden cronificarse
 
En este contexto, en el proyecto PHIT se consideró necesario llevar a cabo una evaluación clínica psiquiátrica de algunas víctimas de trata. Ésta presentó grandes desafíos para los profesionales, puesto que el grupo de mujeres víctimas es de difícil acceso y altamente complejo y vulnerable desde el punto de vista psico-social. Existe, además, una gran diversidad cultural en la presentación de la psicopatología, lo cual requiere una evaluación psiquiátrica intercultural. 

Otro factor determinante que complica la evaluación clínica es el alto grado de estigma que existe en el colectivo de víctimas ante la enfermedad mental. Ello dificulta en muchos casos el acceso de las mujeres a los centros convencionales de salud mental. En este contexto, resulta clave poder realizar esta evaluación adaptada culturalmente y en un entorno confortable y de confianza para las mujeres. Para poder llevarla a cabo, es necesaria una colaboración y coordinación multidisciplinar entre las distintas entidades no gubernamentales sociales que acogen a las víctimas, las administraciones locales y estatales y los servicios de salud especializados. Esta colaboración permite romper las barreras de acceso a la salud mental para este colectivo, disminuir el impacto de las barreras culturales y lingüísticas y reducir el temor al estigma ante una evaluación psiquiátrica.

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De acuerdo con la literatura disponible, las víctimas de trata presentan una alta proporción de trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y trastorno de estrés postraumático. Pero los estudios en el contexto europeo son escasos y ninguno había sido realizado en España. De este modo, surgió la necesidad de poder tener datos en nuestro contexto socio-político y cultural. 

En los hallazgos del estudio llevado a cabo con víctimas de Barcelona y Madrid, las mujeres tenían una edad cercana a los 27 años y provenían de 14 países distintos. Casi tres cuartas partes de ellas eran originarias de África, siendo Nigeria el país más ampliamente representado. El tiempo transcurrido desde que abandonaron su país era muy variable. Así, las víctimas latinoamericanas llegaron de manera rápida a España a través de vuelos comerciales. En cambio, las subsaharianas acostumbran a realizar viajes largos y muy peligrosos desde sus países de origen.

En el grupo de 30 mujeres analizado, el 60% presentó alguna psicopatología, es decir, algún trastorno psiquiátrico diagnosticable clínicamenteEl diagnóstico más prevalente fue el Trastorno de Ansiedad Generalizada, recurrente en más de la mitad de los casos; el de Estrés Postraumático fue el segundo más frecuente, con aproximadamente una quinta parte de los casos; el Trastorno Depresivo Mayor apareció en algo menos del 10% de las personas que participaron en este estudio; mientras que el de Pánico fue el que se detectó menos. Como se desprende del cuadro siguiente, es necesario diferenciar cada una de estas psicopatologías:
 
 

Existe una relación directa entre la presencia de estos trastornos psiquiátricos y el tiempo en que las víctimas han estado expuestas a las redes de trata y a las rutas migratorias seguidas hasta llegar a España.  El factor tiempo está relacionado con la acumulación de factores estresantes y traumáticos, que lo son de riesgo para la salud mental. Los traumas son múltiples en el camino. La presencia inicial de Trastorno por Estrés Postraumático (TPEP) en los primeros meses después de dejar la trata disminuye progresivamente, pero la notable presencia de Trastorno de Ansiedad Generalizado (TAG) en los meses siguientes puede indicar la cronificación de la ansiedad. 

Las víctimas de trata sufren graves efectos en su salud física, mental y social, y necesitan para su recuperación un diagnóstico adecuado y un tratamiento específico. El estigma hacia la patología mental, tanto en las víctimas como en los profesionales no sanitarios que las acogen, retrasa la consulta y el acceso a los servicios de salud. Deben realizarse intervenciones tempranas y derivaciones a centros de atención de salud mental, reduciendo así la carga de la enfermedad acumulada en los trastornos de ansiedad y, por lo tanto, facilitando el proceso de inserción psico-social y recuperación. Reducir los Trastornos de Ansiedad y el Trastorno por Estrés Postraumático facilitaría las intervenciones dirigidas a promover mecanismos de resiliencia y bienestar psicológico.

Las supervivientes pueden recuperarse física y psicológicamente si acceden a servicios y recursos apropiados y culturalmente sensibles. El sistema de atención en salud mental debería ser apropiado dentro de un contexto cultural, lingüístico y/o religioso específico capaz de llegar a las víctimas. Los profesionales y servicios de salud mental debieran estar preparados para su atención, lo cual incluiría una capacitación y sensibilidad en psiquiatría transcultural, competencia cultural y atención a la salud mental de grupos vulnerables en riesgo de exclusión social con una perspectiva intercultural y de género. Debería tener un enfoque integrador, centrado en reducir los efectos psicológicos del trauma, fortalecer la capacidad de recuperación y el empoderamiento. Los profesionales de salud tendrían que recibir formación para trabajar con víctimas de trauma, especialmente traumas sexuales e interpersonales.

Creemos que para la correcta y necesaria atención de las víctimas debería llevarse a cabo un enfoque multidisciplinar, con representación de diferentes estamentos profesionales expertos para que incluya perspectivas desde la aplicación de la ley y asistencia psicológica.

Es de vital importancia tener en cuenta el impacto de la clínica psiquiátrica en la declaración de la víctima durante la investigación policial y durante el proceso judicial, ya que el trauma, el estrés y la conmoción psicológica ejercen una gran influencia en la precisión de la declaración. Por ello, es esencial que la Policía y el sistema judicial tengan en cuenta el estado psicológico de la mujer y sepan cómo contextualizar este testimonio para interpretar mejor la declaración y extraer toda la valiosa información y datos proporcionados por la víctima.

Por último, reconocerles el estatus de víctima y las secuelas psicológicas de la violencia y del trauma es necesario para que puedan seguir adelante con su proceso de recuperación. Restaurar la dignidad, reconocerles el daño sufrido, reforzar su identidad como supervivientes. Todo ello es necesario para que puedan seguir adelante con su vida a pesar del drama por el que han pasado.
 
(Este artículo forma parte del dosier 'El impacto psicológico de la trata')
 
 
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