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Dos millones de votantes

Oriol Bartomeus

31 de Octubre de 2019, 20:31

Las elecciones del próximo 10 de noviembre las van a decidir dos millones de electores, los mismos que desde hace casi una década. Es un segmento electoral que se ubica en el centro, que vota en 'clave gobierno' y que parece que hoy, según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hechos públicos el martes, se refugia mayoritariamente en la indecisión.

Este segmento es clave porque su voto decide el equilibrio entre izquierda y derecha, y haciéndolo define la posibilidad de configurar Gobierno. Puede decirse que éste es el voto que aupó a José María Aznar hasta la Moncloa, pero fue también el responsable de llevar allí a José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, y mantenerlo en 2008.

En la convocatoria adelantada de diciembre de 2011, estos votantes abandonaron al PSOE y se pasaron con armas y bagajes al PP (y algunos a UPyD), asustados por las dificultades del Gobierno socialista para lidiar con la crisis. Desde entonces no han vuelto al PSOE.

En 2015 optaron por la novedad de Ciudadanos, que les ofrecía un centro amable y europeo, alejado de un PP corroído por la corrupción (seguramente este voto ya había abandonado a Rajoy en enero de 2013, cuando explotó el caso Bárcenas).

En la repetición electoral de junio de 2016, una parte de este grupo volvió al PP en un movimiento que buscaba asegurar la investidura de un Gobierno.

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En las elecciones de abril, la mayor parte de este voto optó de nuevo por Ciudadanos, aunque un pedazo se desgajó para volver a un PSOE que había recuperado parte de su lustre gubernamental; y, a la vez, porque Cs había perdido buena parte de su lustre centrista, europeo y amable.

En el PSOE saben que la conquista de estos dos millones les dispara y, aún mejor, rompe el empate entre bloques. De ahí los guiños que les dedicaron, y el poco entusiasmo por pactar un Gobierno con Unidas Podemos, una operación que entendían que les alejaba de este caladero tan preciado.

Buceando en los datos del CIS es posible encontrar el rastro, las migas de pan, de estos dos millones. Están ahí, la mayoría agazapados en una indecisión incómoda. No son carne de abstención. No lo han sido nunca. Pero no parecen decididos a decantarse por ninguna de las opciones.

Una cosa parece cierta: han decidido abandonar a los de Rivera. Son ellos los que han hecho entrar en barrena a Ciudadanos. De los más de cuatro millones que consiguieron los naranjas en abril, menos de dos siguen hoy con ellos. No lo dice sólo el CIS, es visible en todas las encuestas publicadas.

¿A quién acabarán votando? ¿Por qué partido se decidirán? El CIS da pistas poco concluyentes. Una parte duda entre Cs y el PP, otra entre Cs y el PSOE; incluso algunos entre populares y socialistas. Entre estos tres va a estar la cosa. La magnitud del grupo es suficiente como para modificar el resultado final. Si acaban optando por Casado van a acercar al PP al PSOE, estrechando considerablemente la ventaja de Sánchez y abriendo la posibilidad de una entente de derecha en el próximo Congreso.

Si se deciden por votar a Sánchez van a proyectar al PSOE, haciendo tal vez inevitable una investidura gratis del líder socialista. El sueño que la Moncloa acaricia desde abril.

Aun sin saber qué acabarán votando, su trayectoria en los últimos años nos muestra algunos trazos de este segmento clave: han apostado siempre por la estabilidad y por generar Gobierno. Del PSOE les aparta el recuerdo de 2011 y les acerca al PP, que consideran el más fiable en la gestión económica. De ahí tal vez la insistencia de Casado en estos asuntos.

Del PP, sin embargo, les aleja la sombra de la corrupción. Eso los llevó a un Ciudadanos al cual no reconocen. Está por ver qué piensan de lo que está pasando en Cataluña.

Dos millones de votos. De ellos dependerá el resultado final del 10 de noviembre. A poco más de una semana, la mayoría no ha decidido por quién decantarse.

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