4 de Julio de 2019, 21:16
En 2015, la victoria de Syriza en las elecciones nacionales griegas con un programa anti-austeridad agitó a la clase política en distintos países europeos. Aquellos años pueden ahora parecerle un recuerdo lejano al líder del partido, Alexis Tsipras, quien ha tenido que afrontar este año un severo golpe electoral en las elecciones europeas, locales y municipales y está listo para perder los próximos comicios generales el 7 de julio.
La escala de la derrota de Syriza ha obligado a Tsipras a convocar elecciones anticipadas: su partido quedó segundo en las elecciones europeas, a distancia del partido de centro derecha Nueva Democracia, y no consiguió ganar en ningún distrito electoral regional. Tsipras perdió a pesar de haber anunciado medidas de alivio fiscales y en las pensiones, como un intento de última hora de reducir el margen de su esperada derrota en las urnas, pero esta jugada no logró convencer a los votantes. Las tácticas que Tsipras ha empleado de forma recurrente, ejemplificadas en la frase "acabaremos con ellos o ellos acabarán con nosotros", y el reciente acuerdo con Macedonia del Norte contribuyeron a desacreditar a su partido. En general, puede decirse que Syriza está pagando el precio de su falta de flexibilidad para acomodar realidades políticas nuevas, y el enfoque empleado en 2015 ha dejado de sonar bien a los votantes.
El líder de Nueva Democracia, Kyriakos Mitsotakis, ha tratado de conducir a su partido en una dirección más tecnocrática, prometiendo bajadas de impuestos y medidas para la atracción de inversiones. La decisión de evitar caer en las tácticas radicales de los populismos de derecha, en las cuales han quedado atrapados partidos de centro-derecha en crisis en distintos países europeos ha podido haberle beneficiado. Mientras tanto, el partido de centro-izquierda Kinal (antes llamado Pasok) quedó tercero en las elecciones europeas, pero perdió un 0,3% de apoyo electoral respecto a 2014, fracasando claramente a la hora de movilizar más votantes para avanzar en un momento de desencanto con Syriza.
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El líder de Kinal, Fofi Gennimata, parece estar desplazando al partido hacia la izquierda para recuperar electores perdidos por Syriza después de decidir no colocar al exministro y peso pesado del Pasok Evangelos Venizelos al frente de la lista nacional para las próximas elecciones generales. Ahora está en marcha una batalla por el espacio de centro-izquierda entre Kinal y Syriza. Syriza todavía apela a principios un poco alejados del centro-izquierda y continúa siendo un movimiento dirigido por Tsipras; no obstante, la realidad política puede forzar un desarrollo diferente.
La política griega se ha apartado de las tendencias europeas: no se ha producido un auge reciente de nuevos partidos liberales o de fuerzas euroescépticas de derecha. Dos fuerzas políticas que están en los extremos del arco ideológico y todavía atraen algunos apoyos son el Partido Comunista (KKE), que recibió un 5,3% de los votos en las europeas, un poco por debajo de su resultado de 2014, y el partido neonazi Amanecer Dorado, cuyo apoyo se redujo casi a la mitad, quedando en un 5%.
El resultado de Amanecer Dorado no supuso una reducción del voto de extrema derecha en total, porque otro partido llamado Solución Griega compensó su bajada logrando un miembro en el Parlamento Europeo. Este partido es populista de derecha, anti-inmigración y pro-ruso. Está dirigido por Kyriakos Velopoulos, quien, con el propósito de combatir los flujos de migrantes a Grecia, defendió recientemente la pena de muerte para traficantes de personas, la construcción de un muro en la frontera griega con Turquía, así como la colocación de minas en sus proximidades.
Puede sostenerse que la ira y frustración que impulsaron a la extrema derecha en Grecia durante la crisis se están disipando. Pero el éxito de Solución Griega puede explicarse por la oposición vehemente de este partido al Acuerdo de Prespa. También puede deberse a la presencia de un voto ultraconservador en la política griega durante las pasadas décadas, primero a través de Laos, del que Velopoulos fue miembro, luego con Griegos Independientes y ahora con Solución Griega.
Tanto el ultraconservador Griegos Independientes (Anel) como el centrista El Río (To Potami), cuya popularidad aumentó durante los peores años de la crisis, perdieron sus escaños en las elecciones europeas y han desaparecido del foco. MERA 25, el partido fundado por Yanis Varoufakis, rondó la barrera legal del 3%, pero al final no consiguió ningún eurodiputado.
¿Qué clase de Parlamento saldrá de las próximas elecciones nacionales?
La dimensión europea estuvo ausente en los comicios de este año en Grecia, a diferencia de lo ocurrido en otros países como Francia y Alemania. Esto puede indicar que el resultado el 7 de julio se aproximará al de las elecciones europeas.
No obstante, podrían darse algunas diferencias. Por ejemplo, las dinámicas en el campo de la extrema derecha podrían cambiar y aumentar el apoyo a Kinal si los votantes tendiesen menos a emitir un voto de protesta en las generales. Alrededor del 21% del voto en las europeas fue a parar a partidos que no consiguieron eurodiputados; las elecciones nacionales podrían conducir a los votantes a cálculos distintos, añadiendo una capa de incertidumbre al resultado. Como siempre, la participación será crítica.
Una encuesta reciente de Metron indicó que las intenciones de voto coincidían en gran medida con el resultado de las elecciones europeas, con Nueva Democracia en cabeza con el 31%, Syriza el 23% y Kinal el 6%. Otra encuesta del grupo mediático SKAI estima que el voto a Nueva Democracia se situará entre el 31% y el 36%, el de Syriza entre el 22,5% y el 27,5%, y el de Kinal entre el 6,5% y el 9%. El Partido Comunista quedaría cuarto con entre el 4,5% y el 6,5%; Amanecer Dorado, a continuación, con un 4%-6% , y la nacionalista Solución Griega con un 3%-5%.
¿Cómo será el futuro Gobierno? El escenario más probable estaría protagonizado por Nueva Democracia en solitario tras haber alcanzado un porcentaje suficiente para no precisar un socio de coalición. El segundo escenario sería Nueva Democracia venciendo en las elecciones, pero necesitando asociarse con un partido más pequeño para conformar un Gobierno de coalición. La mayoría de los partidos pequeños que conseguirán superar la barrera del 3% parecen inadecuados para una coalición, con excepción de Kinal.
La economía griega continúa siendo frágil y no ha recuperado sus niveles pre-crisis de 2009. El desempleo ha descendido, pero se mantiene por encima de aquéllos; las vulnerabilidades en el sector bancario persisten y la fuga de cerebros está agravando los problemas demográficos que afectan a muchas sociedades occidentales. Aunque el nuevo Gobierno griego tendrá la oportunidad de mejorar la economía, como apuntó un informe reciente de la Comisión Europea, "los riesgos bajistas dominan la previsión en el corto y el medio plazo".
Las tácticas populistas y la retórica extremista que se abrieron paso durante la crisis parecen estar en declive, pero el populismo y el clientelismo están ahora profundamente insertados en el sistema político griego. El cambio ocurrido en la política griega a largo plazo se ilustra con los resultados electorales de la última década. En 2009, el Pasok logró un triunfo aplastante con el 43,9%, pero en 2015 vio este apoyo reducido al 4,7%. Syriza estaba en el 4,6% en 2009, antes de alcanzar el 36,3% en 2015. El voto a Nueva Democracia ha oscilado del 33,5% en 2009 al 18,2% en 2012; ahora se espera que gane las elecciones con más del 30%.
En el corto plazo, podría afianzarse una mayor estabilidad política, pero el próximo Gobierno tiene un largo camino por delante en un país golpeado fuertemente por la crisis y las divisiones tóxicas sembradas en los últimos años; no puede permitirse repetir errores pasados.
Análisis previamente publicado en EUROPP (European Politics and Policy or the London School of Economics)