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¿La excepción española? El resurgir de la socialdemocracia

José Rama Caamaño, Andrés Santana

27 de Mayo de 2019, 07:19

Algunos llevamos varios fines de semana sin pegar ojo. Y no porque hayamos apostado por una vida de desenfreno en la que el trasnochar está a la orden del día, sino porque tantos y tan importantes eventos juntos nos están quitando preciadas horas de sueño. Primero fueron las elecciones generales, que nos tuvieron pegados a la televisión (la radio o el ordenador) hasta altas horas de la mañana. Luego, si se nos permite, el otro gran evento político, Eurovisión, nos tuvo enganchadas hasta que se nos cayó la venda, y no porque el jurado de Bielorrusia nos diese (o no) 6 puntos, sino porque volvimos a quedar en los últimos puestos.

En fin, este domingo ha vuelto a ser un día de grandes eventos. Por un lado, se han celebrado las elecciones al Parlamento Europeo y, por otro, en 10 Comunidades Autónomas y 2 Ciudades Autónomas los votantes han sido llamados a las urnas. Además, en más de ocho mil ayuntamientos se han elegido a los nuevos alcaldes y a más de 67 mil concejales. Todas estas elecciones, que han tenido lugar de forma concurrente, nos sirven, al menos desde un punto de vista analítico, para testar hasta qué punto las elecciones generales de 2019 han tenido una continuidad en el nivel europeo, autonómico y local o si, por el contrario, el efecto contagio ha sido escaso.

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En este sentido, por lo menos para las elecciones autonómicas, la Tabla 1 nos ofrece información sobre el color político que pueden adoptar las distintas Comunidades Autónomas, a falta de conocer los pactos definitivos de Gobierno.  

A la luz de los resultados autonómicos, parecería que el PSOE se consolida como la marca ganadora. En las 12 Comunidades que han celebrado elecciones, en todas ellas (salvo en Cantabria y Navarra), el PSOE ha sido la fuerza que ha aglutinado más votos. En Aragón, Asturias, Baleares, Castilla la Mancha y Extremadura, donde ya gobernaban los socialistas, si lo comparamos con los comicios de 2015, consiguen sumar un mayor número de escaños. En las comunidades en las que en 2015 no habían conseguido ser primera fuerza, casos de Canarias, Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Madrid, Murcia y Navarra, en todas ellas aumentan también su apoyo (pero la política de pactos tendrá que entrar en juego). Uno de los resultados más llamativos ha sido la victoria en votos del PSOE en feudos del PP como Castilla y León, Madrid o Murcia.

El Partido Popular ha podido frenar la caída que inició en las generales de 2016. Aunque en la gran mayoría de Comunidades Autónomas pierde votos y escaños que, tanto Ciudadanos como Vox, han sabido sumar, se mantiene en sus tradicionales bastiones: Castilla y León (si Ciudadanos lo permite), Madrid y Murcia (solo pierde La Rioja). Además, en función de cómo vayan los pactos, podría hacerse con Aragón.

Ciudadanos sube en casi todas las plazas en comparación con las elecciones anteriores, y entra en diferentes parlamentos autonómicos que en 2015 se le habían resistido, como el de Canarias y el de Castilla la Mancha. Sin embargo, no consigue hacerse con ninguna de las Comunidades Autónomas. Más aún, en dos de los focos electorales de esta jornada, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, siguen por detrás del PP (y tendrán que prestarles su apoyo para Gobernar). En Alicante, Málaga, Zaragoza, Valencia y las europeas, más de lo mismo. Por lo tanto, el sorpasso tendrá que esperar, y queda mucho más lejos de lo que se antojaba hace un mes. A excepción de Extremadura, donde obtienen una fuerte subida con respecto a las elecciones de 2015 (6 escaños), en el resto de Comunidades, siguiendo un símil futbolístico, se quedan en Robinho (promesa) pero no llegan al astro del fútbol, Pelé. Como premio de consolación, tienen la llave de la gobernabilidad en Aragón y en Castilla y León.

Vox ha venido para quedarse. Aunque con resultados discretos (a excepción de la Comunidad de Madrid, donde suman 12 escaños) consigue entrar en 7 de las 12 Comunidades Autónomas. Todo apunta a que serán necesarios socios de Gobierno (o apoyo externo) en varias de las Comunidades (Madrid, Murcia) y las dos ciudades autónomas.

Unidas Podemos sigue en caída libre. Pierden escaños en todas las Comunidades Autónomas con relación a sus resultados en las elecciones de 2015. En Castilla la Mancha se quedan sin representación alguna. En la Comunidad de Madrid, han pasado de 27 a 7 escaños, y han sido superados con gran diferencia por la marca de Errejón.

Si nos centramos en los resultados de las elecciones municipales, valdría la pena detenerse en, al menos, los tres grandes ayuntamientos. En Madrid, Manuela Carmena, de Más Madrid, pese a seguir siendo la opción favorita de los madrileños, se queda a las puertas de revalidar su mandato: las fuerzas de la derecha suman más que las de izquierda. En Barcelona, el baile de pactos no está tan claro. ERC y Ada Colau, actual alcaldesa, empatan en número de escaños y necesitarán el apoyo de otras formaciones. (ERC multiplica por dos su número de escaños, mientras que JxCat pierde la mitad. El PP se queda con dos escaños). En la ciudad de Valencia, Compromís y PSOE liderarán el ejecutivo. Por hacer un guiño a Galicia, vale la pena destacar cuatro resultados: en Vigo el PSOE consigue más de un 67 por ciento de los votos, en los que supone un apoyo sin paliativos al gran barón socialista, Abel Caballero. En los tres ayuntamientos del cambio gallego: Santiago, A Coruña y Ferrol, las Mareas pierden la alcaldía.  

Por último, las elecciones europeas también merecen su espacio en este análisis. En ellas, se han confirmado la fortaleza del PSOE (el partido más destacado y, además, el partido que más eurodiputados aporta a los socialistas europeos), las debilidades de PP y Unidas Podemos, y la frustración de Ciudadanos. Además, Vox continuaría sin dar la sorpresa: mientras que muchos vaticinaban que se harían con 5 escaños, se han quedado con 3. No obstante, si, en 2014, España sólo contaba con partidos radicales de izquierda (Podemos e IU) con un discurso euroescéptico suave, ahora tiene también una formación Euroescéptica (aún es pronto para decir si fuerte o suave) que, en lo ideológico, se ubicaría en la derecha radical. Parecería, pues, que ya no somos la excepción europea. Así, tras el triunfo del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o la Liga de Salvini en Italia, el conflicto más integración europea versus más estado nación continuaría siendo fundamental en la Unión Europea.   

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