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Migración y asilo en la nueva legislatura europea

Gemma Pinyol-Jiménez

23 de Mayo de 2019, 16:21

Una de las principales tareas que tendrá el futuro Parlamento Europeo que salga de las elecciones del próximo 26 de mayo será atender a la cuestión migratoria y al sistema de asilo en la UE. Lo hará a través de dos vías principales: en primer lugar, mediante la elección del nuevo/a presidente/a de la Comisión Europea. En segundo lugar, a través de su trabajo legislativo a lo largo de todo el mandato. Tendrá, eso sí, serias limitaciones, porque así lo establece la distribución competencial en materia de inmigración y asilo. Cualquier persona preocupada por estas políticas en la Unión Europea sabe que su voz en este tema se encuentra más en las elecciones nacionales que en las europeas, aunque el enfoque UE esté habitualmente ausente de las mismas (lo que también podría decirse del debate en las elecciones europeas en algunos países). Y ello a pesar de que el porcentaje de quienes creen que la UE debiera participar más en este tema es elevado.

En relación con las actividades legislativas, el nuevo Parlamento Europeo deberá aprobar el Marco Financiero Plurianual para el próximo lustro, en el que las partidas de inmigración y asilo parecen principalmente centradas, de nuevo, en el control de fronteras. El papel de los fondos exteriores vinculados a la gestión migratoria o los de integración en el Fondo Social Europeo serán debates a los que prestar atención. El desarrollo de nuevas propuestas, como la de los visados humanitarios también en el ámbito de la gestión migratoria, debiera introducirse en la agenda en los próximos cinco años. Y, sin lugar a dudas, avanzar en el sistema europeo común de asilo, superando la parálisis y el impacto negativo sobre la libre circulación, un reto perentorio en la próxima legislatura.

Durante la campaña electoral europea del 26-M, publicaremos en colaboración con Instrategies think&do una selección de artículos sobre los principales retos a los que se enfrenta el nuevo Parlamento Europeo

En relación con la presidencia de la Comisión, el debate entre los/las Spitzenkandidaten puede darnos una pista sobre las posiciones de los principales partidos en liza sobre este tema. Cuestiones como la solidaridad europea, la necesidad de respuestas a largo plazo, la responsabilidad humanitaria, el salvamento marítimo, la gestión de fronteras o las retóricas nocivas sobre la inmigración fueron asuntos planteados en el debate. Con el beneplácito de quien presida la Comisión, el comisario que deberá encargarse del dosier de inmigración y asilo saldrá a propuesta del Consejo Europeo, y no debiera ser difícil mejorar el trabajo hecho por el actual comisario democratacristiano, el griego Dimitris Avramopoulos.

Lejos quedan los años en los que la liberal sueca Cecilia Malmström proponía iniciativas (discutibles, faltaría más) sobre estas políticas. En los últimos años, Avramopoulos se ha limitado a tratar la inmigración como una cuestión de Interior, focalizándose casi exclusivamente en el control de fronteras y dejando caer de la agenda la reforma del sistema europeo de asilo o la protección de Schengen, entre otras cuestiones. Evidentemente, sus limitaciones se explican por un Consejo Europeo altamente sensible con el tema y con países miembros decididamente contrarios a la solidaridad y corresponsabilidad en este ámbito. Aun así, sería bueno que el Parlamento Europeo pudiera avalar una propuesta de candidatura más incisiva y con mayores ganas de avanzar en una política europea común en este ámbito.

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Por eso, es importante que los partidos xenófobos, que utilizan la inmigración para generar miedos y laminar derechos (de todos y todas), se encuentren con una mayoría parlamentaria, conformada por el resto de partidos, que sea capaz de argumentar contra sus discursos de odio y ofrecer alternativas viables para avanzar en instrumentos que garanticen una migración ordenada y con derechos; y que protejan, sin lugar a dudas, el derecho de asilo.

Mientras la discrepancia en otros asuntos debe ser bienvenida, tendría que haber un claro consenso en el Parlamento Europeo para marcar las líneas rojas a estos partidos, pues detrás de la xenofobia se encuentran los discursos eurófobos de quienes creen que la Unión Europea ha ido demasiado lejos, también en el marco de derechos y libertades. Como recordaba hace poco Javier de Lucas, la Unión Europea debe recuperar sus principios fundamentales y avanzar para ser una sociedad diversa, con mayor igualdad y más inclusiva. Eso, entre otras cuestiones, también está en el voto del próximo 26 de mayo.

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