19 de Mayo de 2019, 21:44
Las elecciones europeas cada vez están más cerca, y los periódicos y blogs de actualidad comienzan a llenar sus páginas de análisis y tribunas con los que explicar lo que está por venir. En esta labor, cada vez es más frecuente contar con la colaboración de académicos de diferentes ramas, aunque esto no es del todo nuevo. La figura del intelectual que participa en los debates públicos ha estado especialmente presente desde principios del siglo pasado, con exponentes tales como Émile Zola y su famoso Jaccuse !. Sin embargo, la tendencia parece señalar hacia la sustitución de este tipo de personalidades por expertos en cuestiones más específicas y más técnicas, que suelen reaccionar ante los sucesos más que fijar la agenda pública.
Un grupo de investigadores de la European Sociological Association (ESA) se han propuesto explorar esta figura dentro de Europa, y han elaborado un informe descriptivo sobre el perfil de los académicos que participaron en los medios de comunicación con motivo de las elecciones de 2014 al Parlamento Europeo. Uno de los puntos clave de la investigación, y también de la política europea en general, es la dificultad de dirigirse a un público europeo único y uniforme. Los autores señalan que los debates electorales, por ejemplo, suelen producirse en una única lengua, y es realmente difícil que trasciendan las fronteras nacionales. No hay un gran debate europeo sobre Europa sino muchos debates nacionales que, sumados, conforman la Unión. Y estos obstáculos se trasladan a los análisis de los principales diarios.
[Recibe diariamente los análisis de más actualidad en tu correo electrónico o en tu teléfono a través de nuestro canal de Telegram]
El informe ha sido elaborado a partir del estudio de 262 artículos de 195 académicos de las ciencias sociales y las humanidades publicados entre el 30 de abril y el 1 de junio de 2014: cuatro semanas antes de las elecciones y una semana después. El total de países observados ha sido nueve: República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Holanda, Rumanía y Gran Bretaña. Y se han seleccionado un total de 21 periódicos, todos ellos con versión en papel. El objetivo es estudiar las características individuales de los académicos y sus mensajes, pero no cómo se reciben o qué impacto tienen. Se trata, en definitiva, de responder a tres preguntas: ¿quiénes son (bagaje profesional, género, edad, capital académica, estatus social)?, ¿hay diferencias nacionales en los patrones de participación?, y ¿qué dimensiones relacionadas con el contenido intervienen?
Aquí se resumen algunos de los resultados extraídos de la investigación:
En definitiva, los investigadores llegan a la conclusión de que hay mucha heterogeneidad, pero mayoritariamente se trata de hombres mayores, que difieren en reputación, en la disciplina en la que se adscriben y en los temas sobre los que ponen el énfasis. Además, concluyen que los académicos que participan en el debate público no son representativos del mundo académico en general y que, como decíamos al inicio, se pueden distinguir dos modelos o perfiles diferenciados: el de los «intelectuales universales» tradicionales y el de los «intelectuales expertos» en cuestiones específicas.