1 de Mayo de 2019, 21:26
El Gobierno estadounidense ha anunciado que las ventas al exterior del crudo procedente de Irán quedarán fuertemente reducidas porque se pondrá fin a las exenciones de que disponían ocho paises para comprar petróleo a esta república islámica.
La Administración americana rompió de forma unilateral el acuerdo nuclear alcanzado por Teherán y seis potencias internacionales para limitar las sanciones a este país a cambio de una reducción significativa de su actividad de enriquecimiento nuclear. El objetivo de tal acuerdo era retrasar o impedir el desarrollo, por parte de Irán, de armamento de este tipo y fue firmado por el entonces presidente Barack Obama.
La ruptura unilateral supuso la vuelta del régimen de sanciones y la introducción de un embargo internacional a Irán. En la práctica, se trataba de ahogar a la república islámica al bloquear sus exportaciones de petróleo. Así, la decisión de Trump sobre las exenciones implica que quien comercie con el petróleo iraní sufriría sanciones por parte de Estados Unidos.
Sin embargo, Donald Trump eximió entonces durante 180 días a ocho países, que tenían (hasta ahora) carta blanca para importar crudo de Irán. El objetivo era asegurar que el mercado estuviera bien abastecido. Las excepciones eran: China, India, Taiwán, Turquía, Japón, Corea del Sur, Grecia e Italia. Pero a partir de este jueves tampoco estos países podrán comprar crudo iraní a riesgo de sufrir represalias de Estados Unidos. El secretario del Departamento de Estado americano cifra el importe de la aplicación de las sanciones en 40.000 millones de dólares/año; es decir, reduce los ingresos por petróleo al 20% de los que obtenía Irán antes de la aplicación de estas nuevas sanciones.
[Recibe diariamente los análisis de más actualidad en tu correo electrónico o en tu teléfono a través de nuestro canal de Telegram]
El mercado, anticipando la situación, ha experimentado un incremento alcanzado los 72,37 dólares por barril. Ya no resulta tan eficaz el recurso a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), pues en este mercado están cambiando las reglas del juego. Para empezar, ya sólo es responsable de un tercio de la producción mundial, pues hay que considerar que Rusia no pertenece al cártel, aunque mantiene una política coordinada en materia de precios siempre que éstos se mantengan en el entorno de 60 $/barril. Además, Qatar se salió del club el año pasado y la producción de Venezuela y Libia ha descendido drásticamente. A todo ello se suma el reciente recorte de producción acordado por la Opep, que aumenta la presión por el lado de la oferta, tirando del precio hacia arriba; lo que choca, en todo caso, con el deseo de Trump de contar con petróleo barato.
Pero, sobre todo, el recorte de las inversiones de los últimos años, cuando el precio del petróleo se encontraba en mínimos después de julio de 2014, puede provocar un cierto estrangulamiento en el mercado. Y es que tras el inicio de la espiral bajista, muchas compañías anunciaron recortes en la inversión y concentraron sus proyectos en plazos más cortos para ganar flexibilidad. Por tanto, la responsabilidad del mantenimiento de precios recae en Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos con la coordinación de Rusia y el crudo estadounidense puesto en el mercado a través del 'fracking'.
Nada puede aventurarse, pues China ya ha anunciado que desoirá la imposición americana para comprar crudo persa por un montante de 670.000 barriles/día y mantendrá la cooperación bilateral con Irán, siempre de acuerdo con la ley. Además, aunque se trate de bravatas, la Guardia Revolucionaria Iraní ha reiterado la amenaza de cerrar el estrecho de Ormuz al tráfico de petroleros, lo que no hará sino presionar al alza el precio coyunturalmente en los días de mayor tensión. No obstante, en el precio también influye el nivel de inventarios, que se ha incrementado la semana pasada.
Nos toca en estos días prestar atención a los acontecimientos, pues el crudo ha iniciado una senda de encarecimiento que, si bien favorece a los países productores como Arabia Saudí para activar su economía (que se contrajo en 2017 y para la que el Fondo Monetario Internacional prevé que apenas crezca un 2% en este año), es necesario parar la tendencia para no sumar incertidumbre a la evolución económica que se presenta problemática, sobre todo si vuelven las tensiones comerciales entes Estados Unidos y China.