El mayor valor del voto y las expectativas de que muchos escaños podrían depender de pocos votos las han puesto en el centro del debate político. Estamos hablando de las pequeñas circunscripciones de la España vacía. Con este nombre se conoce a esa España de carácter predominantemente rural, con pocos habitantes y que, lo más preocupante de todo, parece estar abandonada por la clase política. En la mayor parte de las circunscripciones pertenecientes a esta área, se reparten cinco escaños o menos. Y, excepto en las de cinco, al menos uno de los potenciales partidos medianos (Unidas Podemos, PSOE, Ciudadanos, PP y Vox) tenía que quedar fuera del reparto de escaños, ya que no hay suficientes trozos de tarta como para que todos se lleven un pedazo a la boca. Ahora bien, aquellos partidos políticos que sean capaces de hacerse con la tarta podrían disfrutar de jugosas primas de escaños por voto y no llevarse solo una porción, sino varias, gracias a los efectos mecánicos del sistema electoral.
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¿Quién sería el partido más desafortunado? Esta ha sido la gran pregunta que todos nos hemos hecho desde el inicio de la campaña. Para algunos, Unidas Podemos sería el gran perdedor en estas provincias. Otros analistas estimaban que Vox perdería sus votos en todas las provincias de menos de cinco escaños. En la tabla que sigue, hemos recogido los resultados de 2016, nuestras predicciones a partir de la encuesta preelectoral del CIS, y los resultados de 2019 (con un 99,63% de papeletas escrutadas).
Nuestras predicciones con los datos del CIS arrojan una distribución muy favorable al PSOE (46 de los 101 escaños de estas provincias, 17 más que en 2016) y una bajada muy importante del PP (21 escaños menos, de 51 a 30). En cuanto a los nuevos partidos, el gran perjudicado sería Unidas Podemos (que pasaría de 13 a 3 escaños); Ciudadanos, por su parte, triplicaría su representación (de 3 a 10 asientos) y Vox entraría de lleno con 7 escaños.
Estas predicciones significarían que el PSOE se convertiría en hegemónico en la izquierda en la España vacía, ya que pasaría de tener el 69 por ciento de los escaños de la izquierda a aglutinar el 94 por ciento. En cambio, el PP, aunque mantendría el tipo, haría el trayecto inverso, del 94 al 64 por ciento, validando las predicciones de fragmentación de este espacio político incluso en los feudos en que más arraigado estaba. Sin embargo, estos resultados apenas servirían para dirimir quién es el segundo actor más importante de este bloque en las provincias pequeñas, ya que Ciudadanos y Vox recogerían un 21% y un 15% de estos escaños, respectivamente.
¿En qué medida se cumplen las predicciones realizadas a partir de los datos del CIS, y cuáles son las implicaciones de los resultados efectivamente observados? La comparación con los resultados efectivamente verificados indica que los datos del CIS permiten realizar estimaciones bastante acertadas para la competición entre bloques y en el bloque de la izquierda, pero no tanto en el de la derecha. Tal vez lo destacable sea la sobreestimación de Vox (7 escaños predichos y se han quedado con 2) y la infrarrepresentación de Ciudadanos. Asimismo, los datos del CIS implicaban una cierta prima al PSOE y al PP (muy pequeña) que finalmente no terminó por producirse.
Si nos fijamos en los resultados entre bloques ideológicos, hay un vencedor claro: la izquierda (aunque UP pierde 9 escaños con respecto a las elecciones de 2016). Si, hasta ahora, a las circunscripciones pequeñas se les atribuía un sesgo conservador, porque tradicionalmente en ellas ganaba, primero, la UCD y luego el PP, ahora coloreado de rojo, ya que el PSOE obtiene casi el doble de escaños que el PP. La derrota de los populares se manifiesta también en el éxito de Ciudadanos, que parece que le han pillado el truquillo al sistema electoral español (suman 16 escaños con respecto a 2016).
Al final, solo han cabido tres elefantes en el seiscientos, pues ni UP ni Vox han logrado un resultado significativo en las circunscripciones pequeñas. Con todo, si algo parece quedar claro con estos resultados es que el votante español es un elector ideológicamente moderado. Esta moderación podría explicar el éxito del PSOE y Ciudadanos en la España vacía y la fuerte caída de un PP aznarizado. ¿Habrán cambiado los sesgos del sistema electoral español?