9 de Abril de 2019, 23:04
A nadie se le escapa que el aumento de la temperatura media de la tierra supone un aumento de las necesidades de refrigeración. Lo podemos observar en verano cuando las horas punta de consumo energético se producen en las horas centrales del día, coincidiendo con los momentos de mayor temperatura.
La situación no deja de ser climáticamente irónica, ya que los refrigerantes que necesitamos para producir ese frío hoy en día son, principalmente, gases fluorados con un potencial elevadísimo de calentamiento global. Por lo tanto, es una realidad a la que hay que enfrentarse en la tan necesaria transición energética hacia una economía baja en carbono.
[En colaboración con Red Eléctrica de España]
Esta problemática, muy identificada entre los expertos climáticos, se está trabajando a nivel internacional en el marco del Protocolo de Montreal, y a nivel europeo con la regulación para la eliminación progresiva (phase down) de los gases fluorados.
El phase-down en Europa se está aplicando como se esperaba, y por ello el precio de los gases fluorados ha sufrido un fuerte aumento en el Viejo Continente (>500% en 2017) y los principales consumidores de estos productos (supermercados) están reportando limitaciones en la disponibilidad de los mismos; pero aun con este panorama, la transición a refrigerantes naturales, respetuosos con el clima, no se está realizando lo suficientemente rápido.
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Existen varios, pero uno de los principales retos o barreras para que tenga lugar el cambio a refrigerantes climáticamente respetuosos son los antiguos estándares de seguridad existentes, que restringen la aplicación de los refrigerantes inflamables (esto es, que se pueden encender de modo sencillo).
Cuando nos topamos con los estándares, lo hacemos con representantes de la industria, que son quienes los definen. En el caso de España la Asociación Española de Normalización, UNE.
Existe actualmente la oportunidad de cambiar el estándar que regula la carga máxima de refrigerante inflamable que se puede utilizar, de 150 gramos (en la actualidad) a 500 gramos. Los expertos independientes aseguran la fiabilidad en la utilización de estos volúmenes.
España todavía no ha votado. Esperamos que el pronunciamiento de los diferentes comités nacionales, incluido el de nuestro país, sea positivo, ya que la actualización de este estándar allanaría el camino a la utilización de los refrigerantes respetuosos con el clima, suponiendo una contribución significativa en la mitigación al cambio climático y, a su vez, dando una solución a las empresas para las que mantener la cadena de frío es intrínseco a su modelo de negocio, y necesitan hacerlo con el menor impacto posible.