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Y como de continuidades y cambios estamos hablando, vale hacer un poco de historia. Tras la revolución de 1959 se abrió un "periodo de excepcionalidad" en que el gobierno concentró las funciones ejecutivas, legislativas y constituyentes y que recién se cerró con la aprobación de la Constitución de 1976. Este proceso comenzó en 1974, cuando el gobierno y el Partido Comunista (PC) nombraron una Comisión Redactora Conjunta formada por veinte miembros responsables de redactar un anteproyecto constitucional. Cuando el borrador estuvo disponible, se sometió a discusión pública, durante el año 1975. De acuerdo a los registros habrían participado 216.000 personas que propusieron 12.883 modificaciones, 2.343 adiciones de contenido constitucional, así como 84 solicitudes de aclaraciones. Las discusiones fueron organizadas por distintos grupos vinculados al gobierno y al PC. Si bien se registraron 60 modificaciones en el texto constitucional, las discusiones en la Comisión no se hicieron públicas, como tampoco fueron públicos los Diarios de Debate. Antes de pasar a referendo, el borrador fue aprobado por el Primer Congreso del Partido Comunista.¿Quién y cómo participó?Entre agosto y noviembre de 2018 más de siete millones de personas (¡el 64 por ciento de la población cubana!) habrían participado en más de 100.000 reuniones que tuvieron lugar en todo el territorio y también en el exterior. Participaron los mayores de 16 años, ciudadanos y ciudadanas y los residentes legales, haciendo preguntas, consultas y sugerencias de enmieda, eliminación o incorporación de contenido. Hubo 133.681 reuniones en las que se registraron, en Cuba, 706.782 intervenciones y, en el exterior, 2.125. Las propuestas alcanzaron las 9.595 en Cuba y 978 en el exterior. La organización de estos encuentros se basó, como en 1975, en la coordinación desde el gobierno y una red de miles de voluntarios y voluntarias que hicieron posible la realización y cooperaron en el registro de actas. Toda esta documentación, a diferencia del proceso de 1975, ha estado disponible y ha dado pie a un movimiento inédito de discusiones y análisis de la información producida. Esta vez se sabe con cierta precisión, cuánto cambió y qué específicamente (mírelo aquí). Las dimensiones del proceso participativo habrían desbordado las expectativas del gobierno mientras las discusiones que tuvieron lugar también podrían mostrar una expectativa de cambios a las que difícilmente se de respuesta en este momento.
¿Quién y cómo procesó las sugerencias recibidas?Como muestra el link citado arriba, con la información accesible, no sólo las autoridades sino también grupos independientes se han ocupado de dar cuenta de las dimensiones en que el proceso participativo ha influido sobre el texto constitucional (véase aquí la versión oficial, en el informe de Cuba Debate, publicado antes del cierre del proceso participativo). Por ejemplo, de los 755 párrafos que contempla el texto, solo ocho no han sido objeto de propuestas de modificación.
¿Quién aprueba el texto final?La asamblea constituyente electa para redactar la constitución hubiera sido para muchos un mecanismo más apropiado para representar la diversidad cubana, con una campaña en la que se discutieran las distintas ideas de transformación del estado. Las autoridades lo han descartado porque la Constitución vigente autoriza a la Asamblea a modificar la constitución. Es legal, sin duda. Sin embargo es cuestionable que la Asamblea Nacional en la actualidad cuente con la legitimidad necesaria para producir un proceso de reforma. Esto es así porque no hay elecciones en Cuba o por lo menos no hay posibilidad de votar entre opciones diferentes sino que el voto se limita a aceptar la lista de candidaturas que tiene el número exacto de miembros que entrarán a la asamblea o como mucho no votar a algunos. Con una militancia menor al diez por ciento, el Partido Comunista no postula candidatos ni hace campaña pero sí influye en la designación de candidaturas que hacen las organizaciones de la sociedad civil reconocidas por el Estado.
La campaña: el referendo del 24 de febreroUn referéndum normalmente enfrenta dos o más propuestas o visiones sobre un asunto, sea una política pública o una reforma constitucional. Los referendos de ratificación de reformas constitucionales se han identificado con mecanismos de legitimación democrática, aunque la política comparada muestra que han sido tanto o más frecuentes en dictaduras como en democracias. El dilema es que el gobierno del partido único ocupa los espacios públicos sin permitir un debate informado entre partes. Algunas organizaciones están trabajando para contrarrestar este hecho, porque sí, existe una incipiente sociedad civil cubana. Con ciertos márgenes de libertad organizan debates fundamentados y ricos que muestran que una cuba democrática puede estar en el horizonte de lo posible (este es muy recomendable). No será el referéndum del 24 el punto de arranque. El gobierno ha desplegado una campaña intensa, de grandes dimensiones, poniendo todo el énfasis en movilizar a las bases en la apuesta por la Revolución, que cumplió 60 años en enero, y lo festejó por primera vez sin un Castro en el Gobierno.