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Pero no ha querido entrar en el motivo de fondo del bloqueo del Brexit, que gira en torno a Irlanda y descansa en un trilema de imposible solución. Porque evitar una frontera física en Irlanda, evitar una unión aduanera permanente en el Reino Unido (en caso de falta de acuerdo) y garantizar la unidad de mercado entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña son tres opciones simultáneamente incompatibles: hay que renunciar a una para poder garantizar las otras dos. No es una cuestión tanto política como técnica: evitar una frontera en Irlanda exige una unión aduanera; ésta no puede ser temporal o cancelable si no hay Acuerdo Definitivo, porque entonces no sería una verdadera salvaguarda (al desaparecer, se crearía la frontera que se debía evitar); y deberá extenderse a todo el Reino Unido (como recoge el Acuerdo de Salida, a propuesta de May) si se quiere impedir que Irlanda del Norte tenga un régimen distinto que Gran Bretaña. La UE no va a abandonar a Irlanda ni permitir allí una frontera física por lo que, si hay Acuerdo de Salida, habrá necesariamente una unión aduanera (mejorada) permanente entre las dos Irlandas. Solo a partir de ahí se entra en el margen de lo negociable. Si se quiere contentar a los conservadores y prescindir de unión aduanera en Gran Bretaña, habrá que volver a la propuesta inicial de la Comisión de un régimen para Irlanda del Norte no extensible al resto del Reino Unido, con controles en el Mar de Irlanda y oposición unionista. Si se quiere apaciguar a los unionistas, se deberá aceptar una unión aduanera para todo el Reino Unido, o incluso para evitar algunos controles menores, un acceso al mercado único con unión aduanera adicional (modelo Noruega+), pero renunciando a la autonomía comercial y a otras líneas rojas y con el rechazo de muchos conservadores. Ningún plan alternativo puede satisfacer a todo el mundo. Reconocer el trilema será la prueba del 9 de cualquier plan para garantizar un final, si no feliz, por lo menos sin dolorosas rupturas para esta mala película del Brexit.Artículo de AGENDA PÚBLICA en la web de EL PAÍS