Hace dos años publicaba en Agenda Pública un texto donde analizaba cómo había sido la deriva del gasto sanitario en las diferentes comunidades autónomas en los años que se llevaban entonces de crisis económica. La nada unísona evolución de las diferentes CC.AA. hizo que las diferencias presupuestarias en materia sanitaria aumentaran en el periodo 2009-2014, cosa que desde entonces ha cambiado muy levemente, habiéndose experimentado un incremento del gasto sanitario en todas las comunidades (salvo la de Madrid) en el último periodo publicado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en su Estadística de Gasto Sanitario Público.
Gasto sanitario público de las comunidades autónomas (2016)
Fuente: elaboración propia con datos del MSCBS.
Existen importantes diferencias autonómicas en gasto sanitario, pero aún estamos lejos de medir qué impacto pueden tener estas desemejanzas en el acceso y los resultados de las prestaciones desarrolladas en cada territorio. Lo que sí parece claro es que el gasto sanitario por habitante no parece guardar demasiada correlación con la riqueza de la región (expresada por el Producto Interior Bruto).
Evolución del gasto sanitario y del Producto Interior Bruto (2013-2016) 
Otra de las características fundamentales de la evolución del gasto sanitario público en estos últimos años ha sido la división del mismo en dos períodos cuya bisagra podríamos fijarla en 2010 (ver la ilustración de arriba). En el periodo 2003-2010, las variaciones interanuales fueron invariablemente superiores a las del Producto Interior Bruto. Sin embargo, a partir del año 2010, con el comienzo de las políticas de austeridad en el sector público, las variaciones del gasto sanitario se situaron en todo momento (con la excepción del año 2015) por debajo de las del PIB.
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Falta saber cómo evolucionará esta curva en los próximos años, existiendo dos posibilidades: a) que la fase de crecimiento económico dé lugar a un crecimiento por encima del PIB, como se produjo en la época de crecimiento 2003-2009; o b) que a partir de 2010 se haya producido un cambio más profundo en el control del gasto sanitario que lleve a una disminución mantenida de su peso como porcentaje del PIB. La literatura publicada parece indicar que el peso del gasto sanitario se incrementará (entre 3,3 y 7,7 puntos porcentuales del PIB hasta 2060) en los países de la OCDE, pero para ello será determinante la estructura de gasto que decida tomar cada uno de los países.
Cataluña y la huelga de Atención Primaria: sus particularidades
Ahora que el gasto sanitario parece que muestra signos de recuperación en casi todas las regiones, la forma en que éste se recupere marcará seguramente el sistema que tendremos en el futuro más cercano.
La necesidad de hacer frente al reto demográfico que supone el envejecimiento poblacional y el empuje de la pluri-patología haría pensar en la necesidad de fortalecer la Atención Primaria y los servicios de salud pública como lugares polivalentes y de cercanía (accesibles) donde poder actuar en lo colectivo y lo individual de una manera efectiva, equitativa y eficiente. Sin embargo, la dinámica de introducción de nuevas prestaciones y tecnologías sanitarias y el constante y descontrolado incremento de los precios de las innovaciones terapéuticas llevan a que la balanza presupuestaria se incline del lado de la tecnificación y sub-especialización de la atención hospitalaria.
Gasto sanitario publico en Cataluña (2009-2016). Clasificación funcional
Fuente: Elaboración propia con datos del MSCBS.
Como muestra el gráfico, en el período 2009-2016, la única partida de gasto que creció en Cataluña fue la de los servicios hospitalarios, con una caída del 16% del gasto en Atención Primaria. La huelga que tuvo lugar hace unas semanas en Cataluña tiene una base presupuestaria clara, pero no sólo: también de reconocimiento y representación en un sistema en el que su base teórica queda ninguneada de manera recurrente en la elaboración de normativas de funcionamiento, consejos asesores o incluso en la práctica asistencial, como reclamaba un reciente texto de evaluación de la huelga publicado por el Fòrum Català de Atenció Primària.
Estos datos no quieren decir que a nivel asistencial hospitalario no existan problemas y que se nade en la abundancia. A nivel nacional, los datos de la Estadística de Gasto Sanitario Público muestran que en el periodo 2009-2015 hubo una caída del 5% en el gasto en personal a nivel hospitalario (un 16% en Atención Primaria), mientras que en este mismo nivel asistencial se incrementó en un 25% el gasto en consumo intermedio (procedimientos, medicamentos
). Es decir, el hospital se está reivindicando como el lugar donde llevar a cabo prácticas cada vez más tecnificadas y donde el factor humano está pasando a ser un gestor de avances tecnológicos (ya sea en aparataje diagnóstico o en nuevos medicamentos).
La extensión de las huelgas a otros territorios.
Cataluña no ha sido el único lugar donde ha habido huelgas en Atención Primaria: Andalucía y Galicia también han practicado ceses más o menos similares. Además, las condiciones presupuestarias y organizativas que han provocado las quejas en estos lugares están presentes en la mayoría de las regiones de España.
Observando las respuestas que se están obteniendo desde las instituciones sanitarias a las huelgas convocadas en estas últimas semanas, tienen pocos visos de ser algo más que parches que valgan para firmar cierta calma durante unos meses. Las reivindicaciones a las que hemos asistido no hablan solamente de condiciones laborales, sino que ponen el foco en la necesidad de que el sistema potencie aquello que dota de más valor a la asistencia sanitaria que se presta de una manera más eficiente y equitativa. Acuerdos basados en futuros incrementos presupuestarios (absolutos y relativos) sujetos a equilibrios parlamentarios inestables obvian la importancia de que deben de acometerse reformas estructurales que permitan asegurar que a largo plazo se podrá hacer frente a los retos demográficos, epidemiológicos y de cobertura de personal que se plantean; que se podrá hacer sin que la introducción de innovaciones terapéuticas disruptivas ponga cada año en jaque el sistema sanitario, y con la certeza de que ante una nueva contracción de la economía no será nuevamente la Atención Primaria la que sufrirá los recortes más importantes.