La variable más utilizada para medir la problemática del desempleo en una sociedad es sin duda la tasa de paro, que representa la proporción de personas que, siendo activas (ocupadas o desempleadas), se encuentran en esa situación. La magnitud de la tasa de paro informa sobre la incidencia del desempleo en una sociedad.
En este documento proponemos una nueva medida para entender mejor el problema del desempleo. La denominamos Coste Social del Desempleo (CSD), pues integra en su definición, más allá de la incidencia del mismo, otros factores que sin duda afectan al impacto social de un problema tan crucial como el paro. En particular, la medida incorpora (i) la duración del desempleo, (ii) la pérdida de ingresos con respecto a estar trabajando y (iii) la probabilidad de permanecer en esa situación. Los dos primeros factores aportan información sobre la severidad del desempleo y el último sobre la 'histéresis' o inercia del mismo. La integración de estas dimensiones en una única medida nos permite entender mejor la problemática social del desempleo al que se enfrenta una sociedad y, por tanto, matiza la información revelada por la tasa de paro, que sólo mide la incidencia del mismo. Sin duda, para una sociedad con una tasa de paro (incidencia) dada, la problemática social del desempleo es menor cuanta mayor sea la proporción de personas que reciben prestaciones por desempleo, mayor sea la cuantía de las mismas y menor sea la duración del desempleo para las personas desempleadas.
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La contribución de este trabajo es doble: por una parte, construimos una nueva medida que considera dimensiones sociales del desempleo adicionales a la incidencia. Por otra parte, aplicamos esta nueva medida al caso español, así como a sus distintas comunidades autónomas, permitiendo una comparativa inter-regional entre la tasa de paro y el Coste Social del Desempleo.
Definición de la nueva medida
El indicador que mide el Coste Social del Desempleo corresponde al valor agregado de la pérdida de utilidad de los trabajadores desempleados. Consiste en el producto de tres factores. El primero es la tasa de desempleo. El segundo corresponde al valor medio de la renta perdida por estar desempleado (diferencia entre lo que ganaría trabajando y lo que percibe como desempleado). El tercer factor es el número de meses en situación de desempleo. Con objeto de tener en cuenta que un mes adicional de desempleo resulta peor cuanto más tiempo lleva uno desempleado, el número de meses se pondera por la probabilidad de mantenerse sin trabajar, para tener en cuenta las dificultades de reincorporación. En términos prácticos, ello equivale casi a tomar el cuadrado de la duración.
Formalmente:
donde tp es la tasa de paro, rp es el valor medio de la renta perdida, q es el número de meses desempleado y pd es la probabilidad de seguir desempleado.
La aplicación al caso español
Para incorporar la severidad del desempleo, así como su histéresis, utilizamos dos fuentes de datos: por una parte, los mensuales del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Conocemos el número exacto de personas desempleadas en cada momento, así como sus características, prestaciones que reciben, duración en el desempleo, así como si encuentran o no un trabajo en cada mes. Para imputar la pérdida salarial de cada persona desempleada, acudimos a los microdatos de la Encuesta de Estructura Salarial (EES) e imputamos a cada persona desempleada el salario estimado que estaría recibiendo, en función de sus características socioeconómicas y de su capital humano, en el caso de que estuviera trabajando. Además, dado que disponemos de información sobre si recibe prestaciones o no, y el tipo de prestaciones en caso de recibirlas, podemos imputar la renta que cada persona desempleada está dejando de ingresar mensualmente por estar sin trabajo. Por último, calculamos la probabilidad individual de salida a un empleo en cada mes para cada persona desempleada, en función de su perfil. Por otra parte, destacar que al obtener la tasa de paro de cada región se ha obtenido la proporción de personas registradas como paradas en los Servicios Públicos de Empleo sobre la población activa.
Este nuevo indicador enriquece la información aportada por la tasa de desempleo y permite comparar la problemática social del desempleo entre diferentes colectivos y/o sociedades. En este trabajo hemos centrado la comparativa en las distintas comunidades autónomas de España. En otros trabajos actualmente en curso efectuamos una comparativa entre distintos colectivos de trabajadores, que difieren en características como sexo, edad, nacionalidad, etcétera. También es interesante observar cómo el Coste Social del Desempleo ha evolucionado a lo largo de la reciente crisis económica.
Al analizar el CSD de las distintas comunidades autónomas españolas para 2015 (utilizando la última ola disponible de la EES, de 2014), el primer dato que sorprende es que existen disparidades notables entre las tasas de paro y el Coste Social del Desempleo, la nueva medida propuesta. El gráfico resume lo esencial de esta comparación. Hemos tomado como valor 100 la tasa de paro en España y como valor 100 el Coste Social de Desempleo en España calculado con la nueva medida propuesta. En consecuencia, la información relativa a cada comunidad refleja la desviación relativa de ambas medidas (tasa de paro y CSD) en cada comunidad con respecto a la media nacional. El gráfico está ordenado de mayor a menor tasa de desempleo.

Se observa a primera vista que las regiones con mayores tasas de desempleo son Extremadura, Castilla y León, Andalucía y Baleares. En el otro extremo se encuentran País Vasco, Madrid, Aragón, Cataluña y Navarra. Sin embargo, atendiendo al Coste Social del Desempleo, la clasificación es muy diferente: las regiones con mayor CSD son, por este orden, País Vasco, Andalucía, Asturias y Galicia. Por otra parte, Baleares es la región con menor Coste Social del Desempleo. Esto se debe a que es la región en la que la duración media en el desempleo es notablemente inferior al resto (menor severidad e histéresis). El País Vasco, por el contrario, exhibe una duración media del desempleo superior a la del resto de regiones, y una pérdida salarial por la falta de empleo mayor (mayor severidad e histéresis). Estos dos factores explican un alto CSD, a pesar de exhibir una menor incidencia del paro.
En resumen, las disparidades entre la tasa de desempleo y el Coste Social del Desempleo ponen de manifiesto que para analizar la problemática social en una sociedad, el indicador de la tasa de paro revela únicamente una dimensión del problema la incidencia, y no tiene en cuenta otras dimensiones complementarias, como la severidad y la histéresis, que si se analizan conjuntamente mediante el nuevo indicador propuesto, ofrecen una imagen complementaria, más completa, de la verdadera dimensión social del desempleo.