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CIS: débil liderazgo socialista en medio de la polémica

Mario Ríos Fernández

26 de Septiembre de 2018, 20:44

Los cambios metodológicos y de periodización de los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) desde la problemática llegada de José Félix Tezanos a la dirección del instituto demoscópico han servido para que gran parte de los analistas políticos, periodistas y científicos sociales hayan estado más atentos que nunca a la publicación del barómetro de septiembre.  La aparición mensual de indicadores de intención de voto, simpatía y estimación electoral ha dado relevancia a dicho barómetro que habitualmente versa sobre elementos más contextuales. A este cambio en la calendarización de los barómetros hemos de añadirle las modificaciones realizadas en la cocina. La nueva formula para calcular la estimación electoral imputa la variable de simpatía a partidos como posible opción de voto a aquellos encuestados que muestran indecisión o intención de abstenerse en unos futuros comicios. Además, este barómetro elimina las preguntas sobre la valoración del presidente del Gobierno y del jefe de la oposición, rompiendo la serie histórica.

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Cuestiones metodológicas aparte, si vamos al análisis de los resultados de este barómetro mensual se desprenden cuatro grandes titulares: Contexto de crisis política y de insatisfacción democrática. Los datos del CIS muestran que la percepción sobre la situación política sigue siento prácticamente igual de negativa que en el barómetro de julio, pasando de un 64,6 hace dos meses al 63,8. Este malestar se traslada a las expectativas de mejora: si en julio un 16,9% de los encuestados señalaba que la situación política era mejor que un año atrás, en este barómetro sólo un 14,4% apuesta por ello. Las diferencias se acentúan en cuanto a las expectativas de futuro, pasando el porcentaje de quienes creen que la situación política será mejor dentro de un año del 20,2% al 14,9%. Otros indicadores de la crisis política: un 54,8% se declara insatisfecho con el funcionamiento de nuestra democracia; un 75,9% opina que en el Parlamento se presta demasiada atención a problemas de poca importancia y un 71,1% se muestra insatisfecho con el funcionamiento de nuestra Cámara legislativa. Como buena noticia, el 85,8% prefiere la democracia a cualquier otra forma de gobierno. Sí a reformar la Constitución. Prácticamente la mitad de los españoles (47,3%) se muestra satisfecho con el desarrollo político, institucional y económico que la Constitución del 1978 trajo a España. Solo un 27,2% se muestra poco o nada satisfecho. Sin embargo, la mayor parte de la ciudadanía (un 69,6%) cree necesario reformarla, frente a un 14,9% que opina lo contrario. Donde hay más igualdad es en el alcance de la reforma: un 49,3% cree que debe ser importante, un tercio de decanta por pequeños retoques y un 14% por una enmienda a la totalidad. ¿Y qué hay que cambiar? La opción más citada (se permite un máximo de dos respuestas por entrevistado), con un 32,4%, es la relacionada con una mejor coordinación de competencias en Educación y Sanidad. La siguen aumentar la transparencia y el control de la actividad política (28,9%), mejorar la protección de los derechos sociales (22,7%) y garantizar una mayor igualdad de las mujeres (19,3%). Consolidación socialista, pero con pies de barro. Un análisis a primera vista del barómetro de septiembre situaría a los socialistas en una posición excelente, al consolidarse como el primer partido con diferencia respecto a sus competidores. El PSOE obtiene una estimación de voto del 30,5%, más de 10 puntos por delante del PP  y doblando prácticamente a Unidos Podemos. Esta estimación, cuya metodología se ha explicado antes, se basa en una intención de voto (IDV) del 18,6% para los socialistas y en una simpatía declarada del 10,7%. La suma de ambos indicadores otorga al PSOE un perímetro de voto más simpatía del 22,4%. Sin embargo, hay algunos indicadores que debilitan la posición de los socialistas. En primer lugar, tanto la IDV como la simpatía bajan respecto a julio: cinco puntos tanto la primera (hasta el 18,6%) como la segunda (22,4%). Pero no son los únicos indicadores que anunciarían un debilitamiento del PSOE: la fidelidad de voto ha pasado en dos meses del 77,3% al 68,6%, y se han taponado las fugas de Unidos Podemos y Ciudadanos hacia la formación socialista. El PSOE capturaba en julio un 12% de votante de la formación morada, un 10,4% del de En Comú Podem, un 20% del de Compromís-Podemos y un 7,5% del votante de Ciudadanos. En septiembre, sólo mejoran en este punto respecto a Unidos Podemos (15,3%), perdiendo en el resto y en algunos casos más de la mitad: un 6,5% de votantes de ECP, un 4,5% del de Compromís-Podemos e idéntico porcentaje de los votantes naranjas. Además, la cifra de votantes socialistas que se declaran indecisos ha subido del 10,8% al 16,3%. Sólo el 15,1% de los encuestados califican de buena o muy buena la gestión del Gobierno Sánchez, más de cuatro puntos menos que en julio. En el otro extremo (mala o muy mala) ya están el 34,9%, frente al 27,7% de hace dos meses. Hay que tener en cuenta que el trabajo de campo se hizo antes de la dimisión de Montón, la polémica sobre la tesis y las filtraciones sobre la ministra Delgado.  Pelea encarnizada por la hegemonía de la derecha. La encuesta del CIS dibuja una empate técnico entre las dos formaciones de derecha: un 20,8% para el PP de Casado y un 19,6% para la formación de Rivera. Pese a que ésta baja respecto a julio y la primera sube ligeramente, el equilibrio es total. Así como la pugna por el liderazgo de la izquierda parece sentenciada, al otro lado PP (IDV del 12,9%) y Ciudadanos (12,3%) se encuentran en una situación de igualdad total y dentro del margen de error. No obstante, Rivera vence a Casado tanto en grado de notoriedad como en media de valoración: el político catalán es conocido por el 87,3% de los encuestados y valorado con un 3,93, mientras que los resultados de Casado son, respectivamente, del 72,1% y 3,56. Además, los votantes del PP valoran mejor a Rivera (5,65) que los votantes 'naranjas' a Casado (4,59). En cuanto a las transferencias de voto, los populares pierden un 17,6% de sus electores del 26-7-16 en favor de Ciudadanos., mientras que el camino inverso sólo lo hace un 3% de los votantes naranjas. En conclusión, el barómetro de septiembre nos deja la polémica institucional por sus cambios metodológicos y de calendario, indicios de un deterioro del partido de Gobierno, un contexto anti-político en el que se hacen necesarias reformas institucionales importantes y una dura lucha por el liderazgo de la derecha.
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