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La desaceleración llega al empleo

Raül Segarra

4 de Septiembre de 2018, 21:38

Como cada principio de mes, el Ministerio de Trabajo publica nuevos datos estadísticos sobre el mercado laboral basados en los registros administrativos (afiliación a la Seguridad Social, paro registrado y contratos formalizados). Como veremos, agosto suele ser un mal mes para empleo y éste no ha sido una excepción. Sin embargo, lo más destacable de los datos publicados hoy es el cambio de tendencia en la evolución del empleo y el paro. Afiliación En el mes de agosto se registraron, de media, 18.840.000 afiliaciones a la Seguridad Social, lo que supone 203.000 afiliaciones menos que el mes anterior (-1,1%), el mayor descenso intermensual de un mes de agosto desde 2008.

Gráfico 1. Variación de afiliación julio – agosto (media mensual)

Fuente: Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

Hay que tener en cuenta que tradicionalmente, y en contra de lo que sería intuitivo, agosto es un mes en el que baja el empleo. La mayoría de contrataciones del periodo estival ya se ha producido, por lo que el turismo no aporta muchos afiliados en agosto que no estuviesen contratados en julio. Además, las cifras de turistas de este verano son, por primera vez en muchos años, menores que el año anterior. En cambio, en agosto algunas empresas bajan su ritmo de trabajo (cuando no cierran), con lo que se produce un pequeño parón en la actividad económica y el consecuente descenso de ocupación. Durante la crisis, con una economía deprimida, este parón no se producía con la misma intensidad, por lo que el descenso de este año bien podría estar marcado por un retorno al patrón pre-crisis. En este sentido, es muy necesario el control de las denominadas 'vacaciones de cotización', una práctica que utilizan algunas empresas y administraciones que consiste en despedir (o dejar acabar un contrato temporal) y no volver a contratar hasta septiembre.

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Pero el dato más importante sobre la ocupación no lo encontramos en las cuestiones estacionales del mes pasado, sino en la tendencia que toma la serie. El empleo sigue creciendo con fuerza (2,9% interanual), pero ya no lo hace al ritmo de 2017 (en torno al 3,6%). Todo apunta a que, siguiendo las previsiones de desaceleración en la que coinciden todos los organismos, el crecimiento de la ocupación está mostrando cierta fatiga y se irá reduciendo en los próximos trimestres.

Gráfico 2. Variación interanual de la afiliación (media mensual)

Fuente: Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

El dato más significativo de esta tendencia, y del mal dato que supuso el mes pasado en particular, lo encontramos en la serie de afiliación corregida de efecto estacional que publica el propio Ministerio. Como puede verse en el gráfico 3, agosto de 2018 es el primer mes desde la recuperación en el que se destruyó ocupación en la serie desestacionalizada.

Gráfico 3. Variación de la afiliación corregida de efecto estacional (media mensual)

Fuente: Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

Es pronto para pensar que la evolución de la ocupación va a pasar a cifras negativas en un futuro cercano. Pero todo indica que, como mínimo, aún llevará tiempo recuperar las cotas de ocupación anteriores a la crisis (quedan aproximadamente 625.000 afiliaciones). Paro registrado Un análisis muy similar se puede hacer para los datos de paro registrado, para los que agosto es un mes de crecimiento. En concreto, al concluir el 31 del mes pasado había 3.182.068 personas en paro, lo que supone un incremento de 47.047 personas (un 1,5%), aún lejos de lo que solía hacerlo en años anteriores a la crisis.

Gráfico 4. Variación del paro registrado julio – agosto

Fuente: Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

Al igual que la afiliación, la reducción del paro registrado está perdiendo fuerza en los últimos meses.

Gráfico 5. Variación interanual del paro registrado

Fuente: Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

La recuperación de la situación pre-crisis del desempleo parece aún más difícil. Primero, porque el paro registrado es superior a los niveles de 2007 en 1.150.000 personas. Pero lo más importante es que gran parte de ellos son parados de larga duración, personas mayores de 45 años y con poca formación, que tienen muy difícil la reincorporación al mercado laboral. Me gustaría poder usar la tan manida frase "esto supone un reto para la Administración" pero lo cierto es que parece haberse borrado de este reto. La falta de recursos y planes de choque contundentes están dejando a estas personas al pairo de un mercado laboral al que tienen muy difícil volver. De hecho, la mayoría de ellos abandona las estadísticas del paro registrado para pasar a la inactividad o a la jubilación, y sin cobertura de prestaciones por desempleo. Por otro lado, los parados que llevan poco tiempo en esta situación son en muchas ocasiones personas atrapadas en dinámicas de alta rotación laboral, con constantes entradas y salidas entre la ocupación y el paro. En un estudio realizado en 2016 para Cataluña, se comprobó que de los desempleados que pasan a la ocupación en relativamente poco tiempo, un 41,1% volvían a entrar en el paro registrado antes de seis meses (ese porcentaje era del 25,5% en 2007). En resumen, la evolución de las grandes cifras del mercado laboral sigue siendo positivo. Pero los últimos meses están marcando un punto de inflexión que probablemente supondrá una desaceleración del crecimiento de la ocupación y del descenso del paro. La mayoría de análisis del mercado laboral de los últimos años coincidían en que se está creando empleo a buen ritmo, pero es de baja calidad. Pues bien, es probable que en un futuro cercano no tengamos ni una cosa ni la otra, ya que, como analizábamos en este post, la calidad de la ocupación sigue siendo una asignatura pendiente.
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