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Esa Agenda (2030) sí es para nosotros

Borja Santos Porras

19 de Julio de 2018, 19:20

"Nosotros ya hemos cumplido la mayoría… Esa agenda no es para nosotros". Con estas palabras suelen responder muchos dirigentes de distintos países cuando se les pregunta sobre la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la componen. En muchos casos aún no han comprendido que en 2015, 193 estados se comprometieron a una agenda común que iba mucho más allá del establecimiento de unos objetivos comunes para la ayuda al desarrollo. En ella se fijaban los principios y metas para una transformación global hacia un modelo de desarrollo más sostenible en lo económico, social y medioambiental. Asuntos tan importantes como el cambio climático, la desigualdad, la igualdad de género, la educación, la salud… convertían esta agenda en universal. La definición de umbrales específicos en las metas e indicadores, aunque útiles para una monitorización global y una definición de mínimos, debe ser revisada por cada país de acuerdo a sus necesidades y a su ambición al respecto. Para dar seguimiento y revisar el grado de cumplimiento de la Agenda 2030, se creó desde Naciones Unidas la plataforma conocida como el Foro Político de Alto Nivel. Como parte del compromiso adquirido por todos los países miembros, se realizan exámenes periódicos voluntarios liderados por los propios países, presentando los progresos nacionales y regionales. Este miércoles 18 finalizaron los tres días de reuniones ministeriales y España presentaba por primera vez su examen voluntario. Durante los pasados dos años, 65 países habían desplegado ya sus informes y este año lo han hecho 47 más, aunque algunos de ellos repetían.

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España acudió con una importante representación liderada por el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Josep Borrell; la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera; y la alta comisionada para la Agenda 2030, Cristina Gallach. Además, se acompañaron de representantes de la sociedad civil, las universidades y el sector privado español, los cuales han apoyado el proceso de manera trascendental. El nuevo Gobierno ha querido dar visibilidad a esta cita, algo necesario por distintas razones. En primer lugar, por eso mismo, ya que durante los dos años pasados, y según una encuesta realizada a 461 organizaciones de la sociedad civil de distintos países, un tercio desconocía que sus países presentaban este informe y sólo una de cada cuatro conocía el proceso empleado por su Gobierno para elaborarlo. En segundo lugar, porque el mundo necesita países líderes que reemplacen el vacío creado por Estados Unidos en el apoyo al multilateralismo. Pocas iniciativas globales son tan importantes como la Agenda 2030, lo que requiere de un liderazgo fuerte si no que queremos que desfallezca. Por último, era necesario porque el estado de los ODS en España ha revelado los importantes retos que afronta el país. Hace unos días, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible publicaba el Índice ODS para 2018, donde se analiza el cumplimiento de los ODS de 156 países. España se situaba el puesto 25º (ver gráfico siguiente), algo por debajo de lo que le correspondería. El ranking está encabezado por Suecia, Dinamarca y Finlandia. Alemania y Francia son los únicos países del G7 en los 10 primeros puestos.

Puntuación ODS de los países de la OCDE, según PIB 'per cápita'Elaboracion propia a partir del SDG Index. PIB 'per cápita' en US $ ppp (2016)

Aunque los avances son en general muy lentos, el informe establece diferencias entre las tendencias y actuaciones de los diferentes países. Especialmente graves son las carencias en los medios de implementación, donde sólo India y Alemania han desarrollado en el G20 evaluaciones de necesidad de inversión, y destacan Brasil, México e Italia como países que han dado pasos con la creación de unidades de coordinación o estrategias ODS (los avances de España del mes pasado probablemente aún no están reflejados. El estudio señala también que Estados Unidos y Rusia son los estados menos activos en la puesta en marcha de los ODS. En las fichas de cada país se establecen diferentes colores para medir el grado de consecución de los Objetivos. España no aprueba ninguno de los 17 ODS, puntuando especialmente bajo en los objetivos 9º (innovación), 12º (consumo y producción), 13º (cambio climático) y 14º (vida submarina).

Evaluación del cumplimiento de los ODS España (2018)Fuente: SDG Index and dashboard report 2018

Estos datos se complementan con las tendencias de los ODS en cada país. Según el análisis, existe una positiva en España para cinco ODS (salud, igualdad de género, gestión del agua, energía y acción climática) y un retroceso en dos (lucha contra las desigualdades y las alianzas para lograr los ODS).

Tendencias del cumplimiento de los ODS España (2018)Fuente: SDG Index y Dashboard Report 2018

Cuando nos comparamos con el promedio de la OCDE, observamos que la falta de una estrategia activa para la protección del océano nos hace estar por debajo en los ODS 14º, 15º y 16º. Son especialmente notables los niveles tan bajos en reducción de la desigualdad (ODS-10), ya que España es el segundo país de la UE en donde más ha crecido, así como en empleo (ODS-8) y seguridad alimentaria (ODS-2). Con base en estos datos, cualquiera podría tender al pesimismo. Sin embargo, los acontecimientos políticos ocurridos durante el último mes, así como el informe y el mensaje presentando por España ofrecen una expectativa prometedora y una apuesta gubernamental, coordinada con la sociedad civil, decidida por mejorar. En primer lugar, la creación de un Alto Comisionado para la Agenda 2030, liderado por Cristina Gallach, ex secretaria general adjunta de las Naciones Unidas, que asume la Agenda 2030 como política de Estado y elemento medular de las políticas públicas españolas (más allá de la cooperación) y que coordinará las actuaciones al respecto, además de ejercer como movilizador y de apoyo a los ministerios y otros actores. En segundo lugar, se aprobó el Plan de Acción de la Agenda 2030, en el que el Grupo de Alto Nivel del ramo ya llevaba tiempo trabajando pero que ha experimentado modificaciones considerables con el cambio de Gobierno. Aunque se constituye como un plan de transición hacia una Estrategia Nacional para el Desarrollo Sostenible en 2019, promete ser un arranque urgente para la implementación de la Agenda. En el documento se hace un análisis severo de la situación española, resaltando datos relevantes como el 21,6% de la población española que en 2017 vive por debajo del umbral nacional de pobreza. Otro aspecto importante es la distribución competencial de los ODS, así como el compromiso de otros actores a distintos niveles. Junto al informe presentado por España en el examen voluntario, destacan los presentados por las universidades, por las organizaciones de la sociedad civil a través de  la plataforma Futuro en Común,  por las empresas a través de la red española del Pacto Mundial o de la Unión profesional. En ellos se presenta el compromiso con los ODS, pero también numerosas propuestas. Por último, se ha de destacar también el papel de las comunidades autónomas y municipios, bien desde sus territorios o bien a través de la Federación Española de Municipios y Provincias. En los primeros años, en los que el Gobierno de España parecía inactivo, han sido muchas de ellas quienes han tirado del carro para llevar un desarrollo más sostenible al nivel local. El Plan destaca nueve áreas prioritarias de actuación, también llamadas "políticas palanca", donde se establecen compromisos concretos para acelerar la implementación de los ODS. En ellas se destaca la igualdad (género, intergeneracional de ingresos y territorial), la lucha contra la pobreza, el cambio climático y la transición ecológica de la economía o la I+D+i, entre otros. El mensaje español de este miércoles en Nueva York destacaba estos aspectos. En un contexto de minoría parlamentaria y rigidez presupuestaria, estas promesas pueden verse comprometidas si no se logran grandes acuerdos. Por último, en el plano internacional España deberá asumir un rol importante si quiere impulsar la Agenda 2030 tanto en el nuevo Consenso Europeo sobre Desarrollo como en la Comunidad Iberoamericana de Naciones. La acogida del barco Aquarius pudiera considerarse no sólo como un gesto humanitario, sino como la señal de que España quiere volver a tener presencia destacada en un orden global más justo, sostenible e inclusivo. El tiempo dirá si esta nueva apuesta política e institucional acompaña a la sociedad civil española, entusiasmada con tener esta agenda común hasta 2030. Y veremos si los ODS dejan de ser escuchados únicamente en los nichos de siempre y en boca de unos pocos sospechosos habituales. Aunque los ODS no salgan en los titulares, deberían poder leerse siempre entre líneas, impregnando la mayoría de nuestras decisiones, no sólo a nivel político sino también a nivel individual. Este artículo forma parte de Agenda de Política Exterior que impulsamos conjuntamente con Política Exterior
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