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Populistas de izquierda contra socialistas

José Rama Caamaño, Andrés Santana

22 de Junio de 2018, 07:14

En los últimos años, Europa está conociendo el éxito de una serie de partidos que podríamos etiquetar como populistas de izquierdas. Estas formaciones están planteando una serie de dilemas políticos y electorales a los partidos tradicionales de izquierdas y, muy especialmente, a los socialistas, ya de por sí sujetos a una competencia feroz desde la derecha, el centro y la propia izquierda tradicional. El nuevo reto que suponen los populistas de izquierdas hace interesante plantearse varias preguntas acerca de qué partidos, en el actual contexto europeo, podrían integrarse dentro de esta categoría y qué efectos podrían éstos desplegar sobre sus oponentes políticos, las formaciones socialdemócratas: ¿cuáles son los principales en Europa? ¿Son los populismos de izquierdas un fenómeno exclusivamente mediterráneo? ¿Existen factores que permitan explicar la propensión a votarlos en lugar de a partidos socialistas y que sean aplicables a todos los países? Dicho de otra forma, ¿existe alguna pauta sistemática que permita discernir entre quiénes optan por los socialistas y quiénes prefieren a los populistas de izquierdas? Y, de existir tal pauta, ¿qué es lo que diferencia a ambos votantes? Muchas de estas preguntas, aunque no todas, las hemos desarrollado en un artículo reciente publicado en European Politics and Society, en el que tratamos de explicar la competición en la izquierda entre populistas y no populistas.

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Las dos primeras preguntas están relacionadas entre sí y tienen que ver, quizá, con la idea de que los países del sur de Europa vivieron la reciente Gran Recesión con más rigor que en otras latitudes. Ello ha dado pie a considerar el populismo de izquierdas con una característica propiamente mediterránea. No en vano, los casos más conocidos son, posiblemente, los de Podemos en España, Syriza en Grecia y, para aquéllos que no fruncen el ceño cuando se le sitúa en la izquierda, el Movimento Cinque Stelle (M5S) en Italia (al menos así lo era en las elecciones italianas de 2013 y en las europeas de 2014). Hasta aquí, todos son mediterráneos. Pero lo cierto es que, y siempre con las cautelas de rigor cuando se trata de clasificar partidos populistas (los propios estudiosos reconocen desde hace ya tiempo la dificultad que suscita la inclusión o no de un partido en el club), a este grupo inicial habría que sumarle unos cuantos más que nos alejan de la idea de un supuesto populismo mediterráneoBöttcher y Wruuck consideran como miembros de este grupo a la Alianza Ciudadana de Chipre (que cuadraría con el cliché mediterráneo), pero también al rumano PPDD (el Partido del Pueblo, de Dan Dionescu). Jahn, Düpont y Rachuj incluyen al Partido de Centro de Estonia (pese a que su nombre sugiera lo contrario) y Meseznikov y Gyárfásová hacen lo propio con el eslovaco SMER-SD. Por su parte, en su conocido libro Gobernando el Vacío, Peter Mair incluía en este grupo al Sinn Fein irlandés, mientras que Otjes y Lowersee consideran como populista de izquierdas al Partido Socialista holandés (pese a que los partidos que se definen como socialistas no suelen definirse como populistas sino, más bien, sufrir la competencia de los que sí lo son).

Tabla 1.- Partidos populistas de izquierdas en Europa, por áreas geográficas

En cuanto a la tercera y cuarta preguntas, que también están relacionadas entre sí, los resultados de nuestro artículo muestran que sí existe un conjunto de factores que permiten distinguir entre los votantes de los partidos populistas de izquierdas y los de los partidos socialistas. Así lo ilustra el Gráfico 1 (*), que representa los coeficientes de un modelo de regresión logística (**). Su interpretación es sencilla: primero, debemos fijarnos en la relación de las líneas correspondientes a cada variable con el punto 0, que está señalado con una línea vertical. Cuando el punto que representa a cada variable y la línea horizontal que acompaña a dicho punto están a la derecha de la línea vertical que señala el 0, el efecto de la variable es positivo. Si se sitúa a la izquierda, por el contrario, su efecto es negativo. En caso de que la línea horizontal que acompaña al punto corte la línea vertical, el efecto no es significativo. Así, en comparación con los partidos socialistas, los votantes de los partidos populistas de izquierdas son más jóvenes y tienen más probabilidad de vivir en zonas urbanas. En cuanto a su posición en la economía, les es más difícil pagar facturas y tienden a ser más negativos acerca de la evolución de la economía, pero no es más probable que estén desempleados, sino menos. Finalmente, y en lo que respecta a sus actitudes políticas, confían menos tanto en el parlamento nacional como en la Unión Europea y, de hecho, están en contra de una mayor integración económica con otros países de la Unión y es más probable que crean que la UE no es algo bueno en sí mismo.

Gráfico 1.- Factores que favorecen el voto a la izquierda populista en lugar de a los socialistasFuente: elaboración propia con los datos del European Election Study (EES) de 2014. N = 1563.

En suma, en Europa hay bastantes partidos populistas de izquierdas más allá de la tríada mediterránea conformada por Podemos-M5S-Syriza. Incluso en el arco mediterráneo, cabe añadir otro partido populista de izquierdas en Chipre. Pero también hay uno en Irlanda, otro en Holanda, y otros tres en países del Centro y el Este de Europa: en Rumanía, Estonia y Eslovaquia. No parece, pues, que el populismo de izquierdas sea un fenómeno exclusivamente mediterráneo, como tampoco parece que detrás de su ‘éxito’ esté solo la crisis económica y política. Así, aunque el populismo de izquierdas se haya instalado en países de distintas partes de Europa, hay patrones en la competición en la izquierda que trascienden las fronteras nacionales y que son válidas todos. Dicho de otra manera, hay ciertas constantes en la competición entre populistas de izquierdas y socialistas. Algunas de las más llamativas son que los votantes de los primeros son siempre más jóvenes, más urbanitas y más críticos con la Unión Europea. Esta ventaja competitiva de los partidos populistas de izquierdas entre quienes manifiestan actitudes críticas hacia la Unión Europea debiera ser tenida muy en cuenta tanto por las autoridades europeas como por los dirigentes de los partidos socialistas. Las primeras debieran tomar conciencia de que sus actuales políticas y la estrategia de comunicación para respaldarlas está facilitando el crecimiento de partidos populistas en el flanco izquierdo del espectro político, que, en muchas ocasiones, tienen un compromiso mucho más difuminado que la izquierda tradicional con el proyecto europeo. Los segundos deberían estudiar con detenimiento su estrategia de comunicación para explicar mejor a los votantes progresistas las razones de su respaldo a las instituciones comunitarias. Con todo, tanto desde el lado de la oferta como de la demanda, en los últimos años podrían haberse producido cambios. Con relación a lo primero, no cabe duda de que algunos partidos populistas de izquierda o bien han abandonado su discurso anti-elites y abrazado la socialdemocracia, quizás tras saborear las mieles de las instituciones (éste podría ser el caso de Syriza) o han optado por incorporar nuevos elementos en su discurso en aras de movilizar a otro tipo de votantes (caso del M5S y la inmigración). Desde el lado de la demanda, el perfil del votante de estas formaciones podría haberse adaptado a los cambios discursivos, teniendo como efecto una ampliación y diversificación de sus bases electorales. (*) Es importante mencionar que los resultados del Gráfico 1 son válidos tanto para los nueve países en su conjunto como para casi todos ellos por separado. (**) El Gráfico 1 se ha obtenido tras contrastar un modelo de regresión logística que tiene en cuenta el efecto de control por parte de terceras variables, lo que ayuda a aclarar la relación de causalidad (para que no contaminen la relación entre un factor y la probabilidad de votar a populistas de izquierdas o a socialistas).
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