6 de Noviembre de 2018, 20:36
Algo se mueve en Europa. Tras el trauma del Brexit, viendo el final del túnel de la crisis y habiendo evitado que los populismos eurófobos alcanzaran el poder en Francia, Países Bajos y Alemania, Bruselas respiró aliviada y recuperó su optimismo en 2017. Por ello, 2018 se plantea como el año de la reforma europea. Un año -el último de la actual legislatura europea- que debe servir para impulsar aquellas reformas económicas e institucionales que llevan paradas meses, e incluso años, tanto por la policrisis como por los ciclos electorales, a la vez que deberá definir una Unión sin el Reino Unido, que no es poco.
Una de las reformas que la Unión Europea necesita abordar con urgencia es la mejora de su legitimidad democrática. A poco más de un año de las próximas elecciones al Parlamento Europeo (PE), previstas para mayo de 2019, el debate acerca de si avanzar o no hacia una Europa más democrática y más federal está más candente que nunca. La elección de la Presidencia de la Comisión Europea (CE) a través de las elecciones europeas con cabezas de lista por familias políticas que se inició en 2014, el llamado proceso de candidato común o Spitzenkandidat, vuelve a estar en boga.
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Por un lado, el último pleno del PE aprobó un informe que propone una nueva distribución de escaños sostenible y transparente para el periodo 2014-2019, basada en repartir parte de los 73 escaños vacantes tras la salida del Reino Unido de la UE. La nueva distribución tras el Brexit tiene cuatro objetivos: a) reducir el tamaño de la Eurocámara pasando de 751 a 705 escaños, b) dejar un número de escaños vacíos para posibles futuras ampliaciones, c) que ningún Estado pierda escaños, y d) corregir los problemas de representación de algunos Estados por el incumplimiento del principio de proporcionalidad decreciente -como establece el artículo 14 del TUE de la actual distribución de escaños- mediante el reparto de 27 escaños. España sería una de las grandes beneficiadas junto a Francia de esta nueva distribución, ya que pasaría de 54 a 59 escaños recuperando la representación que le corresponde en base a su población actual, y ganando a la vez visibilidad ante las instituciones europeas.
Fuente: Parlamento Europeo
Sin embargo, este informe no logró el apoyo suficiente para incluir en el texto una propuesta tan ambiciosa como controvertida: el establecimiento de una circunscripción electoral conjunta europea para la introducción de listas transnacionales. Esta vieja idea de los federalistas europeos, planteada ya dos veces en informes del Parlamento Europeo en 1998 y 2015, e impulsada con gran entusiasmo los últimos meses por Macron, pretendía que estas listas transnacionales tuvieran 27 representantes y estuvieran encabezadas por la cabeza de lista de cada familia política para la Presidencia de la Comisión Europea. Se completaba así el proceso de innovación abierto en 2014 con el sistema Spitzenkandidat, pues se proponía que la ciudadanía europea pudiera votar directamente a su candidato/a a presidir la Comisión Europea, en lugar de votar indirectamente a través de listas nacionales como fue el caso de 2014. A pesar de que la última palabra la debía tener el Consejo Europeo, una mayoría de eurodiputados decidió cerrar el paso a esta propuesta.
Ligado a esto, y con importantes consecuencias también para las próximas elecciones europeas de 2019, cabe señalar el otro informe que se aprobó sobre la revisión del Acuerdo marco sobre las relaciones entre el Parlamento Europeo y la Comisión Europea . Esta revisión se produce con el objetivo de permitir a los actuales miembros de la Comisión presentarse a las elecciones del PE sin tener que solicitar un permiso específico ni renunciar a su puesto. Este acuerdo revisado permite también designar a los miembros de la CE como cabezas de lista sin que tengan que renunciar a sus puestos; a la vez que añade una clara referencia a la necesidad de introducir fuertes salvaguardias para garantizar el respeto de los principios de independencia, integridad y discreción, por parte de los miembros de la Comisión que se presenten como candidatos o participen en las campañas electorales al PE. Esto es especialmente destacable teniendo en cuenta que algunos de los nombres más destacados que suenan en Bruselas como pre-candidatos a Spitzenkandidat para 2019 son en su mayoría actuales Comisarios/as, como Frans Timmermans, Federica Mogherini o Pierre Moscovici por el PES; Jyrki Katainen, Valdis Dombrovskis por el PPE; o Margrethe Vestager por ALDE.
Pero lo más destacable de este informe es que quiere recordar el éxito de este sistema estrenado en las pasadas elecciones de 2014, y consolidarlo de cara al 2019. Para ello, anima a los partidos políticos europeos a designar a sus cabezas de lista, y anuncia que el Parlamento rechazará cualquier aspirante a presidir de la Comisión que no haya sido previamente designado como candidato/a común con anterioridad a las elecciones europeas de 2019. El Parlamento Europeo considera que el hecho de que los ciudadanos europeos conozcan con anterioridad a su voto a los candidatos a presidir la Comsión, junto a sus programas políticos, es un elemento esencial para avanzar hacia una mayor democracia y transparencia en la Unión Europea.
Esta reivindicación del proceso de candidato común llega en un momento en el que desde los gobiernos de varios Estados miembros se está poniendo en cuestión la necesidad de repetir el experimento. Hay que recordar que en 2014 la campaña del PE era "Esta vez es diferente", y lo fue en la medida en que los cinco mayores partidos europeos se comprometieron con este sistema, eligieron a sus candidatos comunes y desempañaron campañas transnacionales por los 28 países de la Unión Europea. Estos candidatos hicieron incluso debates televisados que marcaron un hito en la historia de la democracia europea, y que según muchos medios de comunicación y expertos ayudaron a europeizar unas campañas electorales que demasiado a menudo se centran en cuestiones nacionales. Sin embargo, tras las elecciones, algunos Gobiernos ya intentaron boicotear este sistema, como bien resume este interesante vídeo del PE con testimonios de los protagonistas.
[embed]https://youtu.be/Flv9LZXJjNA[/embed]A pesar de que Juncker consiguió ser elegido Presidente de la CE, y tal y como reconoció él mismo hace poco, parece que actualmente puede haber una mayoría de Estados en el Consejo Europeo que quieran acabar con este sistema y volver a tener el control total para decidir quién preside la CE. Y esto anticipa un conflicto entre el Parlamento y el Consejo, justo en un momento muy delicado para la Unión, en un contexto de auge de nacionalismos y populismos, muchos de ellos de carácter euroescéptico, e incluso eurófobo. No parece acertado confrontar el repliegue nacionalista que muchos gobiernos intentan combatir a diario precisamente reclamando que los Estados retomen el poder que habían cedido a las instituciones europeas. Y no parece que la mejor opción para frenar a los populismos que incendian los debates públicos cargando contra la opacidad y el elitismo de la UE, sea dando pasos atrás en la democratización y transparencia en los procesos de decisión, y volviendo al sistema de puerta cerrada.
Hablando de la construcción europea, uno de sus padres fundadores, Jean Monnet ya usó la metáfora de la bicicleta: si dejas de pedalear, la bicicleta no sólo se para, sino que simplemente cae. Por ello, a pesar de las dificultades y de las reticencias, los europeístas seguirán reivindicando y pedaleando para mantener, y a ser posible mejorar, el sistema de candidatos comunes a presidir la CE. Con fórmulas que permitan una mayor participación de los militantes y simpatizantes de los partidos europeos como las primarias (on-line o presenciales), incentivando que haya diferentes pre-candidatos para poder tener campañas internas y confrontar proyectos, y haciendo el mayor ruido posible en los medios de comunicación y la opinión pública para que este proceso se vaya abriendo camino en la democracia europea de forma irreversible. El logro dependerá de los partidos europeos comprometidos con este sistema, la sociedad civil y los Gobiernos que quieren avanzar en la integración europea. Europa se juega mucho en ello.