8 de Agosto de 2018, 17:57
En los estudios estratégicos el concepto de zona gris se refiere a la franja del conflicto que separa las dinámicas políticas que tienen lugar dentro de los márgenes legales (blanco) y el enfrentamiento armado abierto (negro), que en sus valores más extremos incluye la guerra a gran escala.
A través de las acciones estratégicas en la zona gris que algunos denominan confusamente como hybrid warfare, se pretende alcanzar objetivos políticos que difícilmente se lograrían mediante una práctica política y jurídica bona fide, pero sin tener que recurrir a un empleo de la fuerza de coste prohibitivo y con consecuencias inciertas. Y todo ello mediante un planteamiento a largo plazo, gradualista y envuelto en la bruma de la ambigüedad.
El conflicto en la zona gris se materializa a través de diversas líneas de acción estratégica:
Las estrategias en la zona gris son herramientas atractivas en un contexto internacional caracterizado por lo que Walter Russell Mead denomina el retorno de la geopolítica. Una mayor distribución de poder relativo anima a que grandes potencias como Rusia y China traten de alterar el statu quo construido por Estados Unidos y a que intenten reafirmar sus respectivas esferas de influencia en regiones vecinas. De hecho, el conflicto en la zona gris no es en absoluto nuevo. Durante la Guerra Fría, la hostilidad entre Estados Unidos y la URSS se canalizó a precisamente a través de ese tipo de estrategias.
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A día de hoy, Rusia está librando su particular conflicto en la zona gris contra la Unión Europea. Además de motivaciones concretas como evitar la ampliación de las fronteras orientales de la OTAN y de la UE, y poner fin a las sanciones derivadas del conflicto de Ucrania, hay una razón estructural de fondo: impedir la consolidación de un poderoso actor geopolítico en el Oeste. La distribución del Producto Interior Bruto en esta década y las previsiones de crecimiento económico a largo plazo reflejadas en el siguiente mapa ayudan a entender los recelos de Moscú con respecto a una UE cohesionada y efectiva en materia de política exterior.
Fuente: Development Concepts and Doctrine Centre (2014), Strategic Trends Programme Global Strategic Trends - Out to 2045, UK Ministry of Defence, p. 7.
Este marco hace comprensible tanto el oportunismo táctico de Rusia al querer agudizar mediáticamente la crisis secesionista en Cataluña como la naturaleza ambigua de los medios empleados: cobertura favorable por parte del canal de noticias RT y de otras web pro-rusas y uso de 'bots' en las redes sociales para multiplicar el impacto de noticias (incluidas 'fake news') y de mensajes favorables al secesionismo. Esto ha contribuido a que los cuatro principales 'influencers' en Twitter sobre la cuestión independentista catalana hayan sido las cuentas de Julian Assange, RT, Wikileaks y Edward Snowden. Y todo ello mientras el Kremlin evita pronunciarse oficialmente sobre la crisis en España y Cataluña, por considerarlo un asunto interno. Muy en línea con la ambigüedad propia de la zona gris.
La crisis secesionista catalana tiene lógicamente orígenes y vida propia al margen de los intereses de Rusia. Pero, a la vez, posee ingredientes atractivos para los cálculos de Moscú. Distrae la atención del Parlamento europeo y de los decisores de Bruselas, alimenta las tensiones entre los estados miembros, fomenta la polarización social y política e invoca al gran fantasma de Europa durante gran parte del siglo XX: el nacionalismo.