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No digas robar cuando te refieras al Estado de Bienestar

El menoscabo de otros colectivos bien pareciese ser una estrategia recurrente a la que acudir cuando se busca algún propósito político, incluso aunque estos colectivos fuesen conciudadanos. España no parece haberse librado de esta forma de actuar. Y es que el movimiento secesionista, fuera de ser legítimo o no (ahí no nos metemos), ha vertebrado durante décadas su discurso en torno a la cuestión económica, aludiendo al buen hacer catalán frente a la despreocupación laboral y a la holgazanería que bien parecieran campar en otras regiones españolas.

En este artículo planteamos que hay ciertos argumentos manejados por el movimiento secesionista que fácilmente se podrían poner en duda, o cuanto menos ser criticables. El nos roban ha sido lema durante años, conformando en el imaginario colectivo una serie de ideas que estarían indicando prejuicios hacia otras regiones o incluso la no existencia de hechos demostrables. Por el contrario, si vamos a los datos vemos que la evolución de Cataluña durante la democracia no muestra que ésta haya sido agraviada económicamente. No hay percepción de un comportamiento sesgado negativamente por el mero hecho de ser Cataluña. Tampoco su aportación neta al Tesoro público parece poseer un comportamiento discriminatorio alguno; más bien al contrario. Y es que gran parte de la prosperidad de esta región proviene de su altísima integración con el resto del país, y del hecho de haber sabido aprovechar para sí misma sus ventajas geográficas y de dotación de factores, especialmente la educación, las cuales son muy superiores al del resto de regiones. De hecho, si Cataluña se ha convertido en una de las grandes regiones aportadora al Fisco español es gracias a los mecanismos creados por el Estado de Bienestar para los ciudadanos y no para los territorios.

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Atendiendo a la evolución a largo plazo de la economía catalana, vemos que ésta no muestra un perjuicio evidente si lo comparamos con los patrones del resto de las regiones españolas. En el siguiente gráfico se refleja el comportamiento del PIB per cápita regional (a precios constantes) de las 17 comunidades autónomas entre 1980 (eje horizontal) y 2013 (eje vertical). Cada punto es una región, y el hecho de que estén por encima de la bisectriz del gráfico indica que todas, sin excepción, han mejorado su nivel de renta per cápita durante las casi cuatro últimas décadas. En el caso de Cataluña, ésta ha seguido un crecimiento similar al del resto de España (línea de puntitos que cruza la nube de puntos). Por tanto, podemos decir que no vemos un crecimiento diferencial para Cataluña, mientras que sí observamos perjuicios en casos llamativos como el de Baleares.

El similar crecimiento del PIB per cápita catalán con el de la media española indica que Cataluña mantiene sus diferencias relativas desde 1980. En la siguiente figura se muestra esta diferencia entre el PIB per cápita catalán y el español, aunque ampliado hasta 1964. Por ejemplo, y a modo de explicación, en 1980 el PIB per cápita catalán era un 18% mayor que la media española, mientras que en 2015, lo era un 16,5%, esto es, apenas una diferencia de un punto y medio porcentual.

El mayor nivel de renta per cápita catalán se puede explicar por dos factores. En primer lugar, porque los trabajadores catalanes sean más productivos (generan más valor por ocupado), es decir, sean más eficientes. O en segundo lugar, porque haya más trabajadores por habitante (tasa de ocupación) y que depende no sólo del mercado de trabajo, sino también de la estructura demográfica. También es posible que ocurran ambas cosas. Pues bien, de la diferencia del 18% en 1980, poco más de cuatro puntos se explicaban por una mayor ocupación en Cataluña, mientras que gran parte, los 14 restantes, por su mejor productividad. En 2015, más de la mitad de su diferencia con respecto a España, nueve puntos de los 16,5, se explicaba por una mayor tasa de ocupación (menor desempleo o diferente estructura demográfica), mientras que 7,5 puntos se explicaban por diferencias en productividad.

Este gráfico nos indica que la evolución del mercado de trabajo catalán permitió durante estas décadas mantener el diferencial con el resto de España, compensando con ello la cada vez menor diferencia en productividad. En otras palabras, apreciamos que en las últimas décadas las menores diferencias entre Cataluña y el resto de comunidades autónomas se explicarían en gran parte gracias a una convergencia regional en esta variable, que se mantuvo hasta prácticamente la Gran Recesión. De este modo, podemos decir que Cataluña sigue siendo hoy, al igual que en 1980, una de las regiones más ricas y con un patrón de crecimiento similar al del conjunto de España, aun manteniendo la distancia relativa con ésta.

Esta mejor posición catalana se debe, en gran parte, a su mayor dotación factorial (capital humano, empresarial e incluso institucional) y también a su especialización sectorial. A todo ello habría que sumar su localización geográfica y el carácter comercial que ésta le confiere. Y es que Cataluña, a lo largo de las década,s se ha conformado como la puerta de entrada y de salida de España a Europa y al resto del mundo. La siguiente figura muestra el promedio 1995-2014 de las balanzas (saldos) comerciales de todas las comunidades autónomas cuando éstas comercian con el resto del mundo (internacional), y cuando lo hacen con el resto de regiones españolas. Como puede observarse, Cataluña posee con gran claridad dos balanzas totalmente opuestas. Mientras mantiene una posición deficitaria en sus intercambios con el resto del mundo, muestra un superávit incluso mayor en su comercio con el resto de España. Es decir, Cataluña consigue financiar su déficit exterior gracias a estar muy integrada comercialmente con el resto de regiones. Si no fuese este el caso, cabría esperar un gran ajuste económico interno de la región para corregir su entonces fuerte desequilibrio exterior.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de C-intereg (CEPREDE) y Datacomex

Este superávit comercial con el resto de España estaría explicando su mejor posición económica, lo que implica que Cataluña sea una aportadora neta de rentas dentro del marco de redistribución fiscal fijado por el Estado de Bienestar. Los ingresos fiscales del Estado son superiores a los gastos que en Cataluña se realizan, pero aun con ello, no estaríamos hablando de una situación excepcional. En el gráfico que se muestra a continuación se representan las regiones españolas en función de su balanza fiscal per cápita para el año 2014 (último disponible y ajustado por poder adquisitivo). Puede observarse que Cataluña, junto con Baleares y Madrid, son las regiones que más contribuyen en neto al resto de España. Por el contrario, Extremadura, Canarias y Asturias son las que más reciben en neto. En cuanto a la razón de la balanza negativa, vemos que el déficit fiscal catalán no se debe tanto al gasto, sino a los ingresos dada su elevada renta per cápita.

Para explicar la importancia de los ingresos catalanes al Fisco español, en el gráfico de la izquierda en la siguiente figura se han representado en el eje horizontal los deciles de rentas de las familias españolas. El decil 1 reflejaría el 10% de las familias más pobres de España. En el decil 2, las que están entre el 10% y el 20%. Por último, en el 9, el nivel de renta del 10% de las familias más ricas de España. Clasificadas las familias por su nivel de renta gracias a los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE para los años 2009 a 2015, hemos calculado los impuestos netos pagados por éstas en función de su región de residencia. Sólo se representan tres (Cataluña, Madrid y Andalucía) para simplificar la exposición. Los números negativos entre los deciles bajos indican que esas familias reciben en transferencias públicas monetarias más de lo que aportan a través de impuestos, lo contrario que los positivos.

Pues bien, este gráfico muestra algo evidente: los impuestos los pagan los ciudadanos y los gastos los reciben igualmente ellos. Pueden comprobar que los pagos netos de los madrileños y catalanes coinciden plenamente una vez condicionamos por nivel de rentas a las familias. El que Madrid y Cataluña paguen en neto más que Andalucía en términos agregados (territorio) es sólo porque la distribución de  rentas de las familias en estas regiones está sesgada hacia las rentas altas (figura de la derecha).  Es por esto por lo que Andalucía se encuentra entre las receptoras netas. Es decir, gran parte de los saldos fiscales se generan por la distribución de la renta dentro de cada región. Y es que, al final, son las personas y no las regiones, las que pagan impuestos.

La información es extensa y podría continuar, pero a la vista de lo ofrecido, pensamos que no procede levantar toda una campaña política en relación a unos datos que no consideramos ciertos, y de serlo, serían muy difíciles de demostrar y de explicar públicamente sin llevar a equívocos. Por el contrario, sí podemos decir que este tipo de campañas lo que muestran es un fuerte desconocimiento (intencionado o no) acerca del Estado de Bienestar y su rol redistributivo entre las regiones españolas. Es por ello que, si queremos denunciar robo, al menos hagámoslo sin atacar al Estado de Bienestar…y sin lanzar prejuicios hacia otras regiones.

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