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Obras que no redistribuyen riqueza

Julio Gonzalez

17 de Enero de 2017, 20:49

Las inversiones en infraestructuras que realiza el Estado siguen siendo muy inferiores a la época anterior a la llegada al poder del Partido Popular a final de 2011. De hecho, en 2016 ni siquiera ahora se ha llegado a los niveles del último año del Gobierno del PSOE, en 2011. Por ello resulta especialmente significativo examinar cómo se ha repartido en las diferentes Comunidades autónomas.

Determinar a cuánto han ascendido las inversiones en infraestructuras no deja de ser una cuestión compleja. El propio concepto de infraestructura, si afecta a gastos de nueva construcción o reposición, la diferenciación entre gasto presupuestado y gasto ejecutado y la pluralidad de organismos que las realizan hace que no haya una estadística global en el marco de la Administración del Estado y, menos aún, desagregada por Comunidades autónomas.

A pesar de la importancia que tiene, también, la inversión del Ministerio de Medio Ambiente –especialmente los Organismos de Cuencia, y dentro de ellos el del Guadalquivir-, el artículo se basa esencialmente en las infraestructuras que ha construido el Grupo Ministerio de Fomento, formado además de por la entidad matriz por AENA (Aeropuertos) ADIF (Ferrocarriles) Puertos del Estado y la SEITT (ferrocarrill y carreteras). Hemos de partir, por ello, del cuadro siguiente tomado del Ministerio de Fomento:

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El primer dato que hay que traer a colación es que la inversión se ha repartido de forma muy asimétrica. Cuatro Comunidades autónomas acumulan aproximadamente el 55% de la inversión total que ha realizado el Ministerio de Fomento en 2015 y 2016. De ellas, tres permanecen estables como destino de la inversión, Cataluña, Andalucía, Galicia, mientras que Castilla y León fue sustituida por el País Vasco en 2016. Si analizáramos la adjudicación de obra pública desde 2006 veríamos que la inversión en Cataluña es muy superior a la de cualquier Comunidad autónoma.

Gráfico 3: Adjudicaciones de obra del Grupo Fomento por Comunidades Autónomas. Años 2014 y 2015 (millones de euros)

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También tomando datos del Ministerio de Fomento, resulta relevante analizar cómo se ha distribuido dentro de las diversas entidades públicas (y, por ello, en función de los diversos tipos infraestructuras) estas cantidades:

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El segundo dato que hay que retener es que las infraestructuras no se han utilizado como un factor de redistribución de la riqueza en nuestro país. En ello ha repercutido el dato de que desde una perspectiva económica se empieza a dudar de la importancia de las infraestructuras como factor de desarrollo. De hecho, resulta llamativo analizar cómo en muchos proyectos el criterio esencial ha sido impulsar actividades económicas que ya estaban establecidas. En esto nos separamos de lo que ocurre en un país con una estructura jurídica parecida a la nuestra, Alemania, en donde se observa que existen una vocación mayor de usar la infraestructura para lograr una mayor equidad interterritorial. En todo caso, resulta de interés examinar cómo ha evolucionado el gasto en infraestructuras, a partir de este cuadro de Mas Ivars que parte de los últimos datos territorializados globales de que se disponen en España:

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Por último, aunque no menos importante. Las infraestructuras no se han utilizado como un factor para ganar sostenibilidad. Pese a la fuerte inversión en ferrocarril, ésta se ha destinado al transporte de viajeros, especialmente en alta velocidad. El resultado es su escasísima utilización en transporte de mercancías, que siguen dependiendo de la carretera, como se puede ver en este gráfico.

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