5 mins - 16 de Julio de 2016, 11:06
Turquía, por diferentes razones, ha sido un país de interés internacional durante el último año. Sigue siendo candidata a la Unión Europea y miembro de la OTAN con el segundo ejercito más grande y en 2015 ha tenido dos elecciones con resultados diferentes. Después, el foco de atención ha sido el acuerdo con la Unión Europea en la crisis de refugiados, y al mismo tiempo varios ataques terroristas, todo lo que está sucediendo en el este del país con los kurdos y con las violaciones del Estado de derecho y con los derechos humanos, incluyendo la libertad de expresión. El país está más dividido que nunca.
La noche del 15 de julio ha sido muy diferente. Sobre las 22.00 horas hemos empezado a leer y ver en las medios de comunicación imágenes de Ankara y Estambul. El Ejército ha tomado los dos puentes de Estambul, el aeropuerto Ataturk de la capital (donde las explosiones hace unos 20 días) y varios jets planeaban Ankara. Ha sido una noche histórica, que va a tener implicaciones para el futuro del país.
Desde el primer momento los representantes gubernamentales confiaban en sus posibilidades de abortar el golpe de Estado. Han conectado muchas veces con la ciudadanía a través de la TV usando móvil y Facetime con un único mensaje: "El Gobierno va a acabar con el intento de golpe, va a detener a todos los responsables y los va a castigar". Un factor que ha sido elemental es la llamada a la ciudadanía a tomar las calles en contra de los golpistas. Al final, el golpe de Estado ha fracasado. Pero hay algunas elementos en los que hay que pensar mucho mas: los seguidores de Erdoğan han salido a la calle, se han considerado responsables de detener a los responsables y han cantado gritos de "ya Allah bimillah Allahu ekber", que significa con el nombre del Dios, quien es el único, y se han producido llamadas desde las mezquitas durante toda la noche. Eso subraya el carácter religioso de todo el movimiento.
¿Cómo está Turquía ahora mismo?
A los turcos la historia nos enseña que nada bueno viene de los golpes de Estado. Quizá en otros países un golpe fallido ha podido tener resultados positivos. Pero en el caso de Turquía, esperamos consecuencias muy graves para la democracia representativa. Según fuentes del Ejército, 1.563 soldados están detenidos y 104 han sido asesinados en relación con la intentona. Además, por lo menos 90 personas han muerto (47 son civiles) y hay 1.154 heridos. Los bombardeos en el Parlamento han sido fuertes. Ha sufrido importantes daños y esto también tiene un efecto muy simbólico. Ha sido convocado una sesión extraordinaria para esta tarde.
¿Qué podemos esperar para el futuro?
Esta situación va a fortalecer al Gobierno y a su líder eterno: el presidente Erdoğan. Vamos a presenciar un debate muy importante sobre el presidencialismo. Con el apoyo del pueblo, y con el discurso de estar unidos frente a los "enemigos", presenciaremos un fortalecimiento del discurso del presidencialismo. ¿Qué impacto va a tener esto? El presidente ha repetido varias veces que "los responsables pagaran un precio muy alto". Sin duda, eso va a incrementar la lucha contra el movimiento Gülen, cuyo líder vive en Estados Unidos. Fethullah Gülen ha sido aliado de Erdoğan durante décadas y también durante los primeros años de gobierno. Después, los gülenistas se infiltraron en muchos sectores incluyendo la Judicatura, la Policía y ahora en las Fuerzas Armadas. La lucha seguirá.
Ahora mismo están intentando salvar la imagen del Ejército. Aunque parece que los golpistas sólo es una fracción (los gülenistas), las Fuerzas Armadas necesitan el apoyo de la opinión pública, porque aunque han sido muy importantes en la historia del país su imagen esta muy dañada.
Una conclusión es muy clara: esta nueva situación no va a fortalecer la democracia representativa para todos los segmentos del país, y se producirá una clara concentración de poder. Algo realmente peligroso ha sido implicar a la ciudadanía en la calle para defender al Gobierno y a la democracia. Hemos podido ver imágenes en las que ciudadanos detienen o ayudan a detener a los responsables del intento fallido. Aunque el Ejecuivo afirma que es una reacción del pueblo turco en defensa de la democracia, nunca se sabe dónde está el limite y si sus apoyos se sientan responsables para castigar cualquier movimiento contra anti-gubernamental.
No podemos terminar sin subrayar que algunos piensan que todo ha sido planeado por el propio Gobierno para conseguir aún más poder. Otros, que la cosa ha sido demasiado real para ser una falacia y muy falsa para ser real.
Una conclusión muy personal: no queremos ni golpe de Estado ni autoritarismo; sólo un país de paz, democracia y derechos humanos. Y parece que es mucho que pedir de Turquía en este momento.