11 de Diciembre de 2015, 12:27
Han pasado ocho años ya desde que la aprobación de la Ley para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, obligara al equilibrio del 60%-40% en cada tramo de cinco candidatos y candidatas en las listas electorales. Una ley, fruto de la presión del movimiento feminista, que pretendía equilibrar la balanza en la representación política que no fue ajena (conviene recordar) a duras críticas desde algunos sectores y partidos. La ley acababa, en principio, con un sistema de cooptación patriarcal en las listas que favorecía la autoridad o la presencia masculina en detrimento de las mujeres. Desde entonces, si bien todas las formaciones políticas se han visto obligadas a respetar lo regulado en la Ley de igualdad, no lo han hecho todas de igual manera ya que su espíritu se sortea en función del compromiso con la igualdad de cada cual.
Y así, de las seis formaciones que presentan candidatura de ámbito estatal a las elecciones del próximo 20 de diciembre (PP, PSOE, Podemos, IU-UP, C´s y UPyD) encontramos algunas con una clara oposición a la legitimidad de las cuotas utilizando el falaz argumento de "las que valen, llegan" a otras que aparentemente defienden las listas cremallera. Pero ¿qué ocurre en la práctica?
En primer lugar, si algo tienen en común todas ellas, es que su lista en Madrid (la que encabeza la persona destinada a ocupar la Presidencia del Gobierno) está encabezada por un hombre. Pero, lamentablemente, no ocurre esto solo la lista de esta circunscripción. Un 79% de las listas de UPyD y C´s están lideradas por varones, proporción que representa el 75% de las listas presentadas por IU-UP, el 71% de las del PP, un 61% de las de Podemos (sin contar los procesos de convergencia de En Marea, En Comú Podem, y Compromís-Podemos que han anunciado querer conformar grupo propio) y, solo las listas del PSOE están encabezadas en un 54% por mujeres y en un 46% por hombres.
La segunda cuestión que conviene advertir es que aunque a nadie se le oculte que la presencia de mujeres no garantiza ni la representación del discurso feminista o ni de los intereses de las mujeres, su presencia al menos garantiza algo: presencia frente ausencia. La Ley de igualdad, si bien no garantiza nada respecto a las y los cabezas de lista si lo hace respecto a la composición de la lista. Así que cuando analizamos el conjunto de la lista, el panorama cambia; no en vano es en este espacio en el que actúa la "cremallera". Sin embargo, mientras PSOE, Podemos e IU-UP han tenido una tendencia más paritaria, las listas de UPyD, C´s y PP siguen contando con el número mínimo preceptivo por ley y cuentan, por tanto, con una proporción muy superior de varones en sus listas.
Por último, la posición en esa "cremallera" y el cumplimiento del espíritu de la ley no es ajeno a las expectativas de cada formación política. Pero ¿qué ocurre si cruzamos las listas presentadas por los partidos con la encuesta pre-electoral publicada por el CIS el pasado 3 de diciembre? Que en la mayoría de los casos están en la parte de la cremallera que sin expectativas de escaño.
La encuesta del CIS otorga al PP una horquilla entre los 120 y los 28 escaños de los que tan sólo 39-44 estarían ocupados por mujeres. El pronóstico para el PSOE, bastante menor, es de 77-89 escaños de los cuales entre 40-44 estarían ocupados por mujeres. Ciudadanos, no ofrece dudas sobre el masculino genérico que da nombre a su formación y de los 63-66 escaños que estima la encuesta del CIS, tan sólo entre 12-15 estarían ocupados por mujeres. En el caso de Podemos (de nuevo sin contar las candidaturas de Cataluña, Galicia y País Valenciano) de los 23-25 que proyecta el CIS, sólo 13 recaerían en mujeres. Finalmente, los 3-4 escaños que podría lograr IU-UP serían todos ocupados por varones.
Estos datos sumados a los de En Marea, En Comú-Podem, Compromís-Podemos, Coalición Canaria, CDL, ERC, EH-BILDU y PNV arrojan como resultado que, en el mejor de los casos, las mujeres diputadas en la próxima legislatura serían el 39,4% y, en el peor, representarían el 35,1% del hemiciclo.
Parece claro que las listas cremalleras han tenido un efecto positivo en la presencia de mujeres en el Congreso. Pero, hecha la ley, hecha la trampa. Según la encuesta del CIS, en el próximo Parlamento habrá el mismo número de diputadas socialistas que populares pese a que este grupo contaría con 40 escaños más. Y, aunque según los pronósticos sólo 15 escaños separan a PSOE de Ciudadanos, los primeros tendrían casi 30 diputadas más.
A la luz de estos datos podemos extraer tres conclusiones:
Que la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, aprobada en 2007, es necesaria pero insuficiente para garantizar la paridad en la representación política femenina. El espíritu de la misma tenía por vocación que la desigualdad no se tradujera, también, en los órganos de representación política con la presencia abrumadora del histórico cuotazo masculino. Objetivo que, según los datos analizados, está lejos de ser logrado.
Que en las circunscripciones de mayor tamaño, donde la cremallera es "más larga" y es más difícil sortear la misma, la Ley de Igualdad y la reforma de la Ley Electoral han tenido una clara repercusión. En las circunscripciones más pequeñas, la sistemática cooptación de varones en los puestos impares de las listas, sumado a un menor número de escaños y a un parlamento más fraccionado, provoca que las mujeres sigan chocando con un muro de hormigón llamado 36%; en el que llevan instaladas desde el año 2004.
Y que para algunas formaciones la igualdad es más una cuestión de cuentos que de cuentas. Y las cuentas, importan.