Es una creencia extendida que las desigualdades crecientes que vemos en la sociedad son un producto directo de la crisis. Esto es falso. La tendencia a una exacerbación de las desigualdades comenzó antes de la crisis, allá por los años 80 y 90 del pasado siglo. Sería bastante relevante demostrar que esta afirmación es cierta. Si lo fuera, entonces habremos de concluir que el sistema capitalista, que permitió en los años 50-70 del pasado siglo un Estado de bienestar y de cierta igualdad de oportunidades, ha cambiado, ha mutado, y ahora produce desigualdades crecientes.
Examinemos, pues los hechos:
- Las desigualdades extremas que observamos hoy se comenzaron a gestar en los países desarrollados hace veinticinco años.
Es importante subrayar que esta afirmación se refiere a los países desarrollados, no a todo el mundo en su conjunto.
El gráfico que parece a continuación nos muestra un escenario a escala mundial. Este cuadro es ciertamente único y de un gran valor, puesto que mide entre 1988 y 2008 las ganancias porcentuales de renta de todos los habitantes de todos los países, clasificados por estratos de renta (de menor a mayor) en el eje horizontal.
Sus autores Christoph Lakner, Branko Milanovic nos presentan un valioso retrato de quiénes han ganado y quiénes han perdido en el reparto de la renta a escala mundial durante estos 20 años y hasta que la crisis hizo acto de presencia.
¿Los ganadores?
- Los grupos situados en los estratos de renta entre los valores horizontales 0.2 y 0.6, es decir, las clases medias nacientes en países emergentes o en vías de desarrollo, y más en concreto, las clases medias del Asia resurgente (China, Indonesia, Tailandia o India) y de los países de América Latina, que casi doblaron sus rentas.
- La minoría situada en el extremo cercano al 1 de esta distribución, es el 1% de mayores rentas. Abundando en este aspecto, el 5% de las rentas más altas contabilizaron el 44% del aumento de toda la renta mundial entre 1988 y 2008.
¿Los perdedores?
- De modo relativo, las clases populares, rurales, etc
en las sociedades pobres, sobre todo en las africanas, reflejadas en los estratos entre el 0 y el 0,2.
- Pero el dato más elocuente de esta gráfica es que refleja con meridiana claridad que son los estratos sociales situados entre el 0,6 y el 0,9 los grandes perdedores que han visto cómo sus rentas se estancaban o, incluso retrocedían en los 20 años previos a la crisis. Y esos no son otros que las clases trabajadoras y medias de las "economías maduras", los países de la OCDE, el mundo rico.
Si examinamos más de cerca la naturaleza de las desigualdades y como se gestaron, podemos comprobar que se han ido manifestando en dos tendencias que se refuerzan entre sí y que se analizan a continuación.
- Las diferencias crecientes de renta entre un 20% de ciudadanos y el 80% restante se comenzaron a fraguar en los años 90 del siglo pasado.
Una primera tendencia es que los que más renta ganan han ido aumentando sus ganancias en relación a la mayoría de ciudadanos. Esto es comprobable en España si observamos la evolución a lo largo de los años de la renta per cápita y de la mediana de la renta de los españoles. La mediana de la renta es aquélla en torno a la que se agrupa la renta que perciben la mayoría de ciudadanos. Cuando la renta per cápita aumenta más rápidamente que la renta de la mayoría esto significa que los segmentos de renta más alta de la sociedad van ganando terreno en relación al ciudadano normal.
Esa tendencia ya existía antes de la crisis: la diferencia entre la renta per cápita y la renta de la mayoría aumentó entre 1995 y 2007 en 21,5%. Y entre 2008 y 2013 esta diferencia creció otro 23,2%. Se puede decir, por tanto, que las desigualdades en la renta ya se estaban fraguando antes de la crisis.
Esto no solamente ocurre en España: desde 1975 se observa la misma tendencia en los EEUU, de modo que, para 2010 la renta per cápita se había alejado 80 puntos respecto a la renta de la mayoría de la población.
- La tendencia a una polarización de la renta entre una minoría y la mayoría se ve reforzada por el fenómeno de los "superstars"
Hay una segunda tendencia respecto a las desigualdades crecientes de la renta (formulada por Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee) que conviene resaltar: vivimos en una sociedad donde las diferencias de renta entre los ciudadanos normales y los "superstars", los supermillonarios o los "billionarios" se han disparado de modo descomunal.
En los años 60 la diferencia entre la paga de altos ejecutivos y los salarios medios se situaban en torno a 40. Pero ya en 2006, es decir, antes de la crisis, cuando el salario medio español era de unos 19.700 euros, la paga de altos ejecutivos superaba entre 100 y 500 veces ese sueldo medio.
La situación se ha mantenido sin variación a lo largo de la crisis y a su salida: si el salario medio de los españoles en 2012 fue de 22.700 euros, el salario promedio de un consejero ejecutivo de una gran empresa del Ibex35 ascendía a 2,9 millones de euros anuales 126 veces el salario medio español.
Pero el fenómeno de los "superstars" no se ha circunscrito solamente al ámbito de la gestión empresarial. También los hemos visto surgir en campos tan dispares como los emprendedores de innovaciones tecnológicas de éxito, el arte, la literatura, los deportes o la moda.
Como ejemplo, el siguiente "infographic":

Resumiendo: la crisis económica ha exacerbado las desigualdades. Pero la carrera hacia una sociedad más y más desigual comenzó el siglo pasado, y se ha ido materializando en términos de una polarización creciente entre una mayoría de ciudadanos y un 20% que perciben partes crecientes de la renta. Esto se acentúa con la emergencia de los "superstars", el 1% que se va despegando del resto de los mortales en términos de renta.
Unamos a esto la predicción, realizada por la OCDE de que se espera para los próximos 50 años aumentos entre un 17% y un 40% de las desigualdades.
Y comprenderemos que se pueda decir, como también defiende Paul Mason en su libro sobre el Postcapitalismo, que el problema no es la crisis, el problema es el sistema: un capitalismo que, desde los años 90 ha abrazado un modelo económico neoliberal que se está haciendo insostenible, entre otras razones, porque está generando desigualdades extremas que amenazan a la sostenibilidad del propio sistema.