16 de Julio de 2015, 22:22
España, naturalmente, no es Grecia pero en ambos países han sucedido y suceden cosas parecidas.
El acuerdo del domingo pasado sobre el tercer rescate en Grecia probablemente será, una vez más, sólo un recurso para ganar tiempo. Las restricciones económicas, pero fundamentalmente las políticas, no permiten ir más allá. Aunque puede que esta vez sea diferente: el Financial Times publicó el lunes siguiente dos artículos con perspectivas muy distintas sobre el acuerdo pero coincidentes en lo poco sostenible de la situación. G. Rachman consideraba que Alemania había concedido el rescate a cambio de nada y había cedido ante las economías fiscalmente menos responsables de la UE (no solo Grecia). W. Munchau opinaba, por el contrario, que la forma de actuar de Alemania era impropia de un socio y que el proyecto de la UE empezará a deshacerse si se le extirpa el horizonte de una unión político-fiscal.
¿Por qué debería importarnos lo que sucede en Grecia? ¿Qué tienen en común Grecia y España? Los fundamentos económicos son bastante distintos y las instituciones españolas, a pesar de sus múltiples defectos, probablemente estén algo mejor que las griegas. Los dos países se parecen porque ambos han estado en el foco de la UE y del resto del mundo: Grecia desde el principio de la crisis y España en 2010 y en 2012. Con variaciones según cada caso y las circunstancias del momento, la opinión dominante ha considerado que en cualquiera de estos dos países podía ocurrir un "accidente" económico cuya onda expansiva podría llegar a afectar a la estabilidad del euro. Frente a esta opinión, la reacción ha sido condicionar el apoyo financiero a que estos países (y otros) redujeran su déficit público y adoptaran reformas estructurales. Pendientes de lo que suceda en Grecia en las próximas semanas, esta gestión de la crisis ha evitado la ruptura del euro y el desbarajuste consiguiente, pero empieza a ser hora de preguntarse a qué coste; cuál ha sido el impacto redistributivo de la consolidación fiscal y las reformas.
Se trata de una pregunta de calado cuya respuesta probablemente tiene mucho que ver con los últimos acontecimientos políticos y los del futuro más próximo. En un artículo reciente realizo un primer análisis, muy preliminar y básico, de la cuestión y llego a la conclusión de que España ha sufrido tres oleadas consecutivas que han hecho aumentar la desigualdad: