12 mins - 20 de Diciembre de 2021, 21:01
El pasado mes de agosto se publicaba una parte del sexto informe sobre el estado del clima del IPCC, el grupo de expertos de naciones unidas sobre el cambio climático. António Guterres, secretario general de la ONU, calificó los resultados del estudio como un "código rojo para la humanidad", llamando a una acción decisiva para mantener vivo el objetivo del Acuerdo de París: limitar el incremento de la temperatura global a un máximo de 1,5 grados.
Sin embargo, a pesar de que el consenso científico hace continuas llamadas a la acción, las cumbres del Clima, como la COP-26 en Glasgow, evidencian el largo camino que queda por recorrer. No obstante, aunque parte del daño esté hecho, cada décima de grado cuenta. Tenemos la obligación de emplear todos los elementos a nuestro alcance para conseguir resultados reales que permitan reducir emisiones lo antes posible.
Esto no implica hacer las cosas de cualquier forma. Al mismo tiempo que la población reclama mayor acción por el clima, da por hecho que la 'descarbonización' debe seguir los más altos estándares de sostenibilidad ambiental, ser justa e integradora y generar valor para el conjunto de la población, mitigando y compensando los posibles impactos de este proceso sobre grupos de población que pueden verse más afectados, como las familias con menos recursos o que residen en el mundo rural.
Hay pocos ejemplos más elocuentes de esta triple exigencia sobre la 'descarbonización' (sostenibilidad ambiental, progreso social, integración ciudadana) que el desarrollo de plantas de generación renovable. Por un lado, para reducir emisiones es necesario un importante despliegue de nuevas instalaciones en los próximos años.; por otro, su construcción debe respetar al máximo la biodiversidad, generar un impacto social positivo e ir de la mano de las comunidades locales.
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En esto, la energía solar fotovoltaica está teniendo un papel clave. Las primeras instalaciones fotovoltaicas que se plantearon en nuestro país casi no tenían medidas de re-naturalización y, pese a ello, se ha comprobado que la biodiversidad en sus terrenos es equiparable a la de espacios naturales agrícolas o de pasto. Ahora las plantas se construyen con unas medidas de re-naturalización mucho mayores y están mejor gestionadas ambientalmente. No hay un ejemplo de otras instalaciones que puedan catalogarse como industriales y sean capaces de conseguir unos indicadores naturales tan elevados. En los siguientes párrafos se detallan los motivos de este cambio.Elección de entornos de bajo valor ecológico
Nuestro país cuenta con una extensa red de zonas de protección ambiental. España es el país de la Unión Europea con más superficie terrestre de Red Natura 2000, un 27% de nuestro territorio. Para facilitar la consideración de todas estas zonas en el desarrollo renovable el Ministerio para la Transición Ecológica ha realizado una zonificación ambiental, identificando las áreas de alta sensibilidad. Algunas comunidades autónomas, como Murcia o Baleares, cuentan también con ejercicios de zonificación similares en sus respectivos ámbitos territoriales.
Fuente: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Gracias a estas herramientas de zonificación, sin reducir en ningún caso el nivel de exigencia de las autorizaciones ambientales posteriores, se indica a los desarrolladores de plantas renovables en qué zonas tendrán dificultades para obtener dichas autorizaciones y en cuáles, por el contrario, sus opciones serán mayores.
Además, sólo hace falta una fracción del territorio español muy pequeña cumplir los objetivos de generación fotovoltaica. Una planta ocupa aproximadamente unas dos hectáreas (has.) por megavatio (MW). Para cumplir los objetivos de fotovoltaica establecidos por el Gobierno para 2030 en el PNIEC, harían falta 34.000 has., lo que equivale tan sólo al 0,2% de todo el terreno cultivable en España (o un 0,068% del terreno total) (datos del Anuario del MAPA).
Regeneración de los valores naturales del suelo
Tras la instalación de una planta solar fotovoltaica, el suelo recupera su actividad y el equilibrio entre organismos vivos, la materia orgánica y la materia mineral para adaptarse a las nuevas condiciones. Además de dar un respiro a la tierra, si la actividad anterior era la agricultura intensiva, se evita asimismo la contaminación a los acuíferos debido al uso de fertilizantes.
En su construcción no se realiza movimiento de tierras ni se compacta el terreno. La actuación sobre el suelo se limita a las zanjas para los cables y a la instalación de las estructuras de los paneles, que van hincadas en la inmensa mayoría de los casos. La mayor afección que se da sobre el terreno se debe al paso de maquinaria y de personas durante la obra para las labores de instalación.
Este aspecto se ha expuesto en un estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha publicado en 2021 con estudios de campo en instalaciones solares en España que concluía que el suelo de las plantas, especialmente el que está bajo la estructura, "evoluciona hacia un estado intermedio de transición, tendente hacia un ecotono entre sistemas agrarios y ecosistemas forestales, diferenciándose claramente de los cultivos herbáceos y aproximándose más a sistemas naturales más estables".
Fuente: Universidad de Castilla-La Mancha.
Mayor diversidad vegetal y efecto refugio para la fauna
Las plantas también tienen un impacto positivo sobre la vegetación. Tras su construcción, paralelamente a la evolución del suelo, la vegetación se recupera adoptando la composición de los alrededores, formándose un ecosistema de transición más rico y diverso, de características similares a los ecotonos naturales.
Al ser un espacio cerrado al paso de personas (aunque con vallado permeable para permitir el paso de fauna) y dejar aproximadamente un 90% del suelo libre, se permite que se mantenga la vegetación autóctona, aumentando su diversidad de forma significativa respecto a entornos de agricultura intensiva. Además, las plantas no usan herbicidas. El control de la vegetación se realiza por medios mecánicos o mediante ganado. Abandonado el uso agrícola, al mantenerse la cubierta vegetal espontánea aumentan considerablemente las poblaciones de insectos, que sirven de alimento para animales insectívoros como murciélagos, reptiles, anfibios y aves, que se pueden observar en las visitas a las plantas.
Además de por sus propias características, las plantas incluyen medidas específicas de integración en el entorno y re-naturalización. Éstas se aplican tanto en la propia planta (el mencionado vallado permeable, nidales, refugios para reptiles, charcas, islas arbustivas) como en su entorno (replantación de árboles, pantalla visual vegetal), contribuyendo así a aumentar este 'efecto refugio' para ciertos animales.
Instalación de nidales y charca en la planta solar La Solanilla (Trujillo, Cáceres), FRV.
En este sentido, la empresa EMAT (Estudios Medio Ambientales y Territoriales) realizó un estudio de campo en tres instalaciones fotovoltaicas en España en la primavera de 2021 que ha permitido observar que las plantas acogen especies de interés asociadas a los hábitats esteparios y agrarios de pastizal, algunas en régimen de protección o amenazadas. En las visitas se encontraron aves esteparias protegidas (incluidas en el Listado Español de Especies en Régimen de Protección Especial, Lerspe) como el alcaraván y la carraca europea, con evidencias de presencia y de nidificación dentro de las plantas, en el caso de la carraca asociada a la instalación de nidales. Otras especies de aves esteparias y de medios agrarios encontradas en las plantas fueron: el cernícalo primilla, el cernícalo común y el mochuelo común. De éstas, la primera está catalogada como vulnerable y las otras dos están incluidas en el Lerspe.
A la vista de estos resultados, este estudio concluye que las plantas fotovoltaicas pueden albergar especies de interés incluso facilitando un espacio seguro para su reproducción, pudiendo contribuir, por tanto, a la protección y conservación de especies, incluso de aquellas protegidas.
Compatibilidad con otros usos: ganaderos y apícolas
Las plantas fotovoltaicas son compatibles con usos tradicionales del territorio como la ganadería o la apicultura. Al no usarse productos fitosanitarios, se equilibra la estructura y la función de una cadena trófica típica de ecosistemas naturales, que es lo que permite el aprovechamiento para pasto.
En este sentido, el control de la vegetación usando el terreno bajo las placas como pasto por los ganaderos de la zona es cada vez más habitual en España. De esta forma, se beneficia al mantenimiento de las propias instalaciones, se aumenta la diversidad natural y también se contribuye al sector primario y al comercio local. Además, en un espacio que previamente, con alta probabilidad, era agrícola de secano, se fomenta la transición a un modelo de ganadería extensiva.
También es habitual el uso de las plantas solares como apicultura, con numerosas experiencias en España de producción de ‘miel solar’. Sirvan como ejemplo de esta tendencia las mieles producidas en colmenas ubicadas en las plantas solares de Carmona (Sevilla) o Andévalo (Huelva).
Evaluación ambiental: un proceso complejo y garantista
Además de todo lo anterior, contamos en España con un trámite de autorización ambiental exigente y garantista que no permite pasar el filtro a los proyectos mal planteados. Los proyectos pasan también por una fase de información pública, en el que cualquier agente puede personarse. Es habitual que grupos como Ecologistas en Acción o, especialmente, SEO/Birdlife, realicen alegaciones que son muy tenidas en cuenta por la Administración.
Y es que hay que distinguir entre proyectos planteados inicialmente y cómo se construyen finalmente, según se establece en su autorización. Es posible, aunque improbable, que se plantee un proyecto en una zona de alto valor ambiental. Pero nada se aprueba directamente. La tramitación ambiental es un proceso vivo en el que desarrollador y administración interactúan durante meses.
Además, la evaluación ambiental incorpora hoy en día estudios sinérgicos, teniendo en cuenta las instalaciones existentes y los proyectos cercanos que estén en tramitación, analizando los efectos combinados en términos de paisaje y de avifauna. De hecho, es habitual que las resoluciones de autorización (o no) se basen en los resultados del estudio de sinergias.
Por último, hay que tener en cuenta que el gran número de proyectos en tramitación es el mayor garante de que el proceso de autorización es todo lo exigente que debe ser; pues con todos los proyectos que tiene la Administración sobre la mesa, ésta tiene total certidumbre de que va a poder cumplir con los objetivos del PNIEC y de que no tiene ninguna necesidad de aprobar los que no cumplan los más altos estándares de integración ambiental.
Conclusión
Las plantas solares fotovoltaicas tienen per sé ciertas características que hacen que esta tecnología tenga un reducido impacto en el medio ambiente: se ubican en terrenos de bajo valor ecológico, constituyen un espacio cerrado al paso de personas, no emplean herbicidas, dejan libre un 90% del terreno en el que se instalan, si la actividad anterior ha sido la agrícola dan un respiro a la tierra y a los acuíferos, etc.
Además, las plantas incorporan medidas específicas de re-naturalización que, partiendo de esta base, mejoran su capacidad de integración en su entorno natural. Los estudios realizados muestran que en 4-5 años desde la construcción se produce una regeneración del suelo y de la cubierta vegetal, tendiendo hacia ecotonos naturales y permitiendo el aprovechamiento de usos secundarios como la ganadería extensiva o la apicultura. De hecho, si se ha escogido correctamente el emplazamiento y se hace un adecuado mantenimiento, en las plantas se puede establecer una biodiversidad de fauna superior a la preexistente, debido a sus indicadores naturales y al efecto refugio que, gracias a sus características, generan para ciertos animales.
Añadiendo a esto la exigencia del proceso de autorización ambiental y la gran cantidad de proyectos sobre la mesa de la Administración, se puede asegurar un desarrollo de plantas solares sostenible y respetuoso con su entorno natural en España. En un contexto en el que es necesaria una reducción urgente de emisiones, debemos avanzar en el despliegue de una fuente de energía que permite luchar contra el cambio climático cumpliendo con los más altos estándares de sostenibilidad ambiental.
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