Los datos del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de octubre muestran un evidente movimiento de repliegue en la mayoría de los electorados. Los votantes vuelven a casa después del terremoto madrileño. Llega el frío de un invierno sin elecciones a la vista y el panorama parece calmarse, como si ya no apeteciera estar en la calle y el elector prefiriera el calor del hogar, de lo conocido.
En este barómetro se contabilizan hasta 13,5 millones de votantes fieles, es decir, que declaran tener intención de repetir el voto que depositaron en noviembre de 2019. Hacía un año que no se veía una tasa tan alta de votantes fieles.
El PSOE ha recuperado 600.000 votantes desde el cataclismo madrileño. Vuelven a casa los que pensaban irse con Iñigo Errejón y aquéllos que decidieron no volver a votar a los socialistas. Baja el cabreo del votante del PSOE y parece disiparse la depresión post-4M; tal vez arrastrando los pies, pero buena parte del voto socialista vuelve.
[Recibe los análisis de más actualidad en tu correo electrónico o en tu teléfono a través de nuestro canal de Telegram]
También vuelve parte del voto al PP, y se refuerza. La preferencia por Pablo Casado como próximo presidente del Gobierno aumenta entre los votantes populares. Hay confianza. La frontera con Vox parece calmarse. Puede que sea fruto de la Convención. En el corto plazo, el Partido Popular retrocede a medida que se aleja el ayusazo, pero a un año vista sus indicadores son mejores. Sus fieles están por encima de los 3,5 millones, la fuente de Ciudadanos sigue manando y Vox parece controlado. Vuelta a casa después del subidón madrileño. Ahora toca ser partido de gobierno, acordar pactos de Estado. Ya habrá tiempo para volver a las andadas.
Los populares saben que no pueden dejar de vigilar su flanco derecho. En septiembre, Vox les recordó cuán fácil era penetrar en su espacio si la agenda les era propicia.
Éstos parecen buenos tiempos también para Unidas Podemos (UP). La fiebre de Más País está controlada, lo que devuelve al redil a suficientes votantes como para tocar con los dedos los dos millones de fieles. Además, Yolanda Díaz se refuerza como apuesta en el espacio morado y más allá. Sus indicadores revientan los de Pablo Iglesias. Hay que volver al inicio de la legislatura para encontrar datos iguales entre los votantes de UP. El 55% prefiere a Díaz como presidenta entre el voto morado, el mismo nivel de votantes del PSOE que prefieren a Pedro Sánchez. El gap se ha cerrado, y Yolanda penetra con fuerza entre los propios votantes socialistas. Un 16% ya la quiere de presidenta, el doble de los que decían eso en junio. Ahora a consolidar. Tiempo y paciencia.
El escenario de repliegue que dibuja el CIS incluso se observa en Ciudadanos. Se contrae el trasvase al PP, aunque el 20% de su voto de 2019 sigue dispuesto a votar a los populares en unas próximas generales. En junio, después de las elecciones de Madrid, eran el 30%. Algo es algo. Hasta Inés Arrimadas parece recuperar terreno entre sus propios votantes.
El CIS detecta la llegada de la resaca después de la última cita con las urnas. Ha habido movimiento; mucho. El PP ha consolidado un voto que le pone a tiro del PSOE. Los socialistas le han visto las orejas al lobo. Pero ahora toca replegarse, fortificar posiciones y pertrecharse para este largo invierno que viene. Parece que los populares hayan aceptado que no tiene fuerza suficiente para hacer caer al Gobierno y acortar la legislatura, así que puede que prefiera esperar a la nueva batalla de las autonómicas en Andalucía, la puerta del nuevo ciclo electoral, donde intentará volver a comerles terreno a los socialistas.
Queda un año de margen, y eso es lo que parece detectar el CIS. Se acabó la escaramuza madrileña; ahora toca volver a la seguridad del hogar. El invierno será largo.
Contra la pandemia, información y análisis de calidad
Colabora con una aportación económica