12 de Septiembre de 2020, 19:45
En su declaración conjunta sobre las acciones de la UE en respuesta a la Covid-19, el Consejo Europeo de 26 de marzo de 2020 reconoció la necesidad de una estrategia coordinada para volver al funcionamiento normal de nuestras sociedades, junto con un plan integral de recuperación y una inversión sin precedentes. Para ello, solicitó a la presidenta de la Comisión y al presidente del Consejo Europeo trabajar en en el diseño de esos instrumentos.
Plan de Recuperación UE
El pasado 27 de mayo, la Comisión presentó su propuesta de plan de recuperación, aunando el futuro Marco Financiero Plurianual (MFP) con medidas especificas de recuperación bajo el instrumento de emergencia Next Generation EU. Este último está dotado con un fondo de 750.000 millones de euros, destinado a relanzar la economía. El objetivo de ambos es contribuir a la transformación la Unión a través del Pacto Verde Europeo, la revolución digital y la resiliencia.
Esa propuesta fue intensamente debatida a finales de julio en el Consejo Europeo más largo y descarnado de la historia. En octubre próximo, corresponderá al Parlamento Europeo pronunciarse sobre las conclusiones de aquel Consejo, sobre las que ya que ha señalado cierta disconformidad.
El fondo Next Generation EU se destinará a una serie de programas. El principal es el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia, con un presupuesto de 672.000 millones de euros. Para poder acceder a ese mecanismo, los estados miembro deben elaborar planes nacionales que expongan su programa de reformas e inversiones para el periodo 2021-2023. La Comisión Europea los evaluará tomando en consideración una serie de condicionantes para que su valoración sea positiva; entre ellos, es fundamental su contribución a la transición ecológica y digital. Posteriormente, el Consejo deberá aprobar esa evaluación.
[Con la colaboración de Red Eléctrica de España]
Como principio general, todo el gasto de la UE debe ser coherente con los objetivos del Acuerdo de París, por lo que se deberá aplicar un objetivo climático global del 30% al importe total del gasto procedente del MFP y de Next Generation EU. De esta manera, todo lo financiado deberá cumplir con el objetivo de neutralidad climática para 2050 y contribuir al nuevo objetivo de reducción de emisiones para 2030 que se incluya en la futura Ley de Cambio Climático de la UE. Así, el componente para la transición ecológica en estos planes es esencial.
Por otra parte, el Consejo rebajó el requisito de respetar el Estado de derecho como condición para acceder a los fondos, como propuso la Comisión, lo que no cuenta con el apoyo del Parlamento Europeo al tratarse de uno de los valores en los que se funda la UE de acuerdo con su Tratado.
Alemania y Francia, países que impulsaron el plan de recuperación de la UE, ya han preparado los suyos para relanzar sus economías. Alemania fue el primero, lo presentó el 3 de junio, y Francia, el 3 de septiembre. El Gobierno de España está trabajando en el Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que enviará a Bruselas en octubre para poder acceder a esos fondos. Se centrará en la transformación digital, la transición ecológica, la cohesión social y territorial y la agenda de igualdad.
Se revisan, a continuación, algunas de las medidas centradas en la transición ecológica que incluyen esos planes, al tratarse de uno de los condicionantes principales para que su evaluación sea positiva.
El plan alemán de recuperación
El plan alemán, denominado KraftPaket, está dotado con 130.000 millones de euros, que representan el 4% de su PIB. Entre sus prioridades incluye impulsar la demanda, proteger los empleos, promover las inversiones por empresas y autoridades locales e invertir para una Alemania con un futuro respetuoso con el planeta.
Una de sus medidas estrella es la reducción en tres puntos del IVA hasta finales de 2020. Un total de 50.000 millones se dirigen a impulsar la innovación y la tecnología digital, así como a afrontar el cambio climático e impulsar la transición ecológica.
Las medidas para este último objetivo se centran en la transición energética. Por un lado, para promover la movilidad sostenible el paquete contiene medidas destinadas a impulsar la transformación de la industria automotriz, incluyendo ayudas para la adquisición de vehículos eléctricos, la expansión de la infraestructura de recarga, la modernización de las flotas de autobuses y vehículos de transporte de mercancías y la expansión y electrificación de la red ferroviaria.
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Otras medidas para estimular la transición energética y cumplir con los objetivos climáticos son el lanzamiento de un paquete de inversión del Gobierno federal para promover la tecnología del hidrógeno; la reducción de la tasa existente sobre el consumo de electricidad; la revocación del límite fijado para la expansión de la energía solar, así como el aumento de los objetivos para el desarrollo de la energía eólica offshore, junto con un incremento de la financiación para el programa de renovación de edificios en los años 2021 y 2022.
Hay que tener en cuenta que, para aplicar las medidas contenidas en los planes, es fundamental contar con un marco normativo adecuado. Alemania cuenta con la Ley Federal de Cambio Climático, adoptada a finales de 2019, pero su plan de carbón no prevé el cierre de este tipo de centrales hasta 2038.
Plan de recuperación de Francia
El plan, denominado France Relance, contiene 70 medidas muy detalladas, destinando 100.000 millones de euros para los próximos dos años, cantidad que representa el 9,5% del PIB del país. De esa cifra, 40.000 millones procederán del plan de recuperación de la UE.
Las medidas incluidas se centran en tres áreas: transición ecológica, dotada con 30.000 millones, la competitividad (35.000 millones) y la cohesión social y territorial (35.000 millones).
Las medidas para la transición ecológica se centran en las siguientes áreas:
Francia cuenta con un marco normativo muy desarrollado en materia de transición ecológica. En agosto de 2015, se adoptó la Ley de Transición Energética para el Crecimiento Verde, que ha impulsado el desarrollo de una serie de instrumentos de planificación para avanzar en la transición ecológica en este país, algo en lo que España lleva cierto retraso.
Debemos tener en cuenta que en nuestro país muchas de las medidas incluidas en los planes de recuperación de Alemania y Francia están reflejadas en el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética (LCCTE) que el Gobierno envió a las Cortes el pasado mes de mayo. Por ello, es fundamental que, junto con el plan de recuperación que elabore el Gobierno, las Cortes adopten en breve una LCCTE más ambiciosa que el proyecto de Ley para facilitar el acceso de España a los fondos previstos bajo el plan de recuperación de la UE y poder relanzar nuestra economía.