27 de Julio de 2020, 19:47
La necesidad de una reflexión acerca del rol de los medios de comunicación será fundamental en la recuperación global tras la pandemia del coronavirus. El diálogo intercultural y los jóvenes ofrecen ventanas de oportunidad que no debemos subestimar.
La pandemia nos ha brindado la oportunidad de reflexionar sobre todos los ámbitos de nuestras sociedades. Desde el modelo económico hasta nuestra forma de relacionarnos han estado presentes en la discusión colectiva de cómo debe ser esto que hemos llamado nueva normalidad o gran reconstrucción. Sin embargo, una de las cuestiones sobre las que no se ha debatido (a mi parecer, una reflexión necesaria) es dónde quedan los medios de comunicación en todo este entramado.
En las sociedades pre-pandémicas, la información era clave, no sólo para comprender los roles del poder, sino también para ejercerlos. Los medios actuaban como canal entre los eventos y la ciudadanía, permitiendo a ésta conocer lo que sucedía en el escenario político, económico o de los movimientos sociales, que, a su vez, permitía que las personas pasaran de ser sujetos pasivos a activistas. La función de los medios de comunicación se podía resumir en tres propósitos:
Los medios de comunicación tenían una dimensión expansiva en los diferentes territorios, lo que permitía a la ciudadanía saber lo que pasaba en todo el mundo. En las sociedades pre-pandémicas, eran cruciales para el tránsito de la información y, en concreto, para el diálogo intercultural.
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La juventud, un grupo muy presente en estos espacios, consideraba a los medios de comunicación como una herramienta que les permitía comunicarse en su concepción más amplia: desde conectar con otros jóvenes de todo el planeta hasta unirse a campañas y movimientos mundiales para convertirse en influyentes en causas sociales como el cambio climático, el feminismo, el anti-racismo o la democracia.
Sin embargo, existían algunos problemas que hacían de los medios un espacio no plenamente confiable. En muchas ocasiones, éstos, lejos de ser espacios de información y contraste de ideas, difundían información no verificada (desinformación) u ofrecían tanta sobre una cuestión determinada que contribuían a la generación de infodemia, incapacitando a la sociedad para discernir entre lo que era veraz y lo que era falso. Si una cosa estamos comprendiendo durante la pandemia del coronavirus es que la juventud tiene capacidad plena para abordar este factor.
El pasado 7 de julio, la Fundación Anna Lindh acogía un debate virtual con miembros de países de todas las costas mediterráneas con la intención de cuestionar cómo pueden los medios de comunicación tradicionales devenir en espacios confiables para el diálogo intercultural desde la acción de los jóvenes. Para ello, el debate se dividió en tres grandes bloques: generar conciencia en los medios desde la juventud; el papel de aquéllos para facilitar el diálogo intercultural y la reconciliación; y, finalmente, el papel de las instituciones en cerrar la brecha entre los medios y la juventud. En el debate se intercambiaron muchas de las ideas comentadas, y sus resultados se emplearán para reforzar los procesos de elaboración de políticas públicas sobre esta cuestión a nivel europeo.
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En estos próximos meses, deberemos repensar todos los espacios de nuestra sociedad, incluido el de los medios de comunicación. ¿Queremos que continúen siendo medios de información y contraste de ideas? ¿Otorgarles nuevos significados? ¿Buscar nuevas formas de transmisión de la información?
Es clave la cooperación entre territorios con distintas culturas de información y sistemas de comunicación nacional; imprescindible, crear una concepción común de los medios para que el diálogo intercultural se facilite. Será fundamental asegurar que los medios consigan promover la libertad de expresión y la lucha contra las noticias falsas y la infodemia. Contribuir a que la ciudadanía sea capaz de distinguir la información veraz, entre tanto ruido. Y trabajar para reforzar un sistema institucional que promueva un uso crítico (y seguro) de estos espacios para que vuelvan a ser confiables.
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