27 de Septiembre de 2021, 13:38
En toda Europa ha aumentado el número de partidos presentes en las cámaras legislativas, lo que ha hecho más necesario formar coaliciones gubernamentales. En Alemania se observa una tendencia similar, por lo que las coaliciones de más de dos partidos han entrado como escenario político mucho más que probable. Aunque esta creciente fragmentación supondrá un cambio importante en la realidad política alemana, hay que hacer una distinción importante: la fragmentación del Parlamento no se traduce (necesariamente) en polarización e ingobernabilidad. El elemento que define la viabilidad de un sistema multi-partidista es, sobre todo, la cultura de pacto subyacente. En algunos países, los gobiernos minoritarios han sido la norma. Después de las elecciones alemanas de este domingo, el factor crítico que definirá la capacidad de formar un Gobierno estable residirá en concentrar la agenda en lo verde y en lo digital, las áreas en las que los potenciales de consenso son mayores.
Eficiencia vs. deseabilidad
No hay duda: las mayorías absolutas son más eficientes a corto plazo; reducen el número de actores con poder de veto y aumentan la capacidad de adoptar nuevas leyes rápidamente, con una dirección e intención claras. Sin embargo, las mayorías absolutas anulan una parte importante de los cargos electos en el proceso de toma de decisiones, a menos que el Gobierno adopte la infrecuente posición de trabajar de forma muy constructiva con la oposición. En consecuencia, los gobiernos de coalición suelen ser más representativos, al reflejar la diversidad de la sociedad y encontrar un equilibrio entre las distintas voces. Puede hablarse de dilema entre la eficacia y la deseabilidad al comparar entre las mayorías absolutas y los gobiernos de coalición.
Pero, como siempre, la realidad es más compleja cuando se adopta una perspectiva a largo plazo. En las democracias que tienen mayorías absolutas claras, los equilibrios legislativos se encuentran alejados en el tiempo: la alternancia de ejecutivos fuertes produce un equilibrio a largo plazo, por lo que la alternancia entre gobiernos de mayoría absoluta produce un cuerpo híbrido de realidades jurídicas moldeadas por el paso de los partidos que logran gobernar. Por otro lado, en las democracias con grandes coaliciones y una cultura de gobiernos en minoría cabe esperar que el equilibrio se construya de forma más inmediata para que cada propuesta legal pueda salir adelante. Por lo tanto, es difícil argumentar estrictamente a favor o en contra de las mayorías absolutas en términos de eficiencia frente a la deseabilidad. Al final, ambas opciones crean sus propios equilibrios, y el elemento decisivo es la buena voluntad de los actores políticos para trabajar juntos y constructivamente a lo largo de los años.
La creciente diversidad de la política
Cuando hay un Parlamento fragmentado, la clave para que un Gobierno funcione es la presencia de una cultura política de compromiso que acepte y normalice la diversidad de partidos con influencia sobre las decisiones. El vicepresidente del SPD socialdemócrata, Kevin Kühnert, sostuvo recientemente que el Bundestag "tiene que acostumbrarse a que la política alemana se ha vuelto más colorida", insinuando además que los socialdemócratas tendrían que ver en los Verdes un socio natural para formar gobiernos en el futuro. En el último debate televisivo de la campaña electoral, el candidato socialdemócrata a canciller, Olaf Scholz, sugirió que su opción preferida tras los comicios será formar Gobierno con los Verdes.
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Con el desgaste de la 'gran coalición', el 'Bundestag' podría tener tres partidos en la mayoría de gobierno. Los políticos germanos aceptan cada vez más esta realidad diversa y reclaman una política de consenso.
En este contexto, se pueden establecer importantes comparaciones con lo ocurrido tras las elecciones al Parlamento Europeo de 2019. Tras décadas de gran coalición en las instituciones de la UE entre el conservador Partido Popular Europeo (PPE) y los partidos socialdemócratas (S&D), perdieron su mayoría absoluta conjunta en el Parlamento Europeo (PE). Se temió entonces que esta institución tuviera dificultades para elegir una nueva Comisión Europea y que se produjera un bloqueo constante en el proceso de toma de decisiones. Pero, a pesar de la fragmentación del PE, ocurrió todo lo contrario: Ursula von der Leyen no sólo se convirtió en la nueva presidenta de la Comisión, sino que allanó el camino para un gran consenso legislativo en las instituciones europeas: decidió concentrarse de lleno en la transformación verde y digital, los dos ámbitos políticos en los que la mayoría de los partidos tenían importantes sinergias.
Paradoja: la fragmentación puede aumentar el consenso sobre los retos globales
Es probable que la nueva Cancillería alemana emule la estrategia que Ursula von der Leyen utilizó para generar el consenso suficiente para el funcionamiento del PE. En un escenario según el cual se necesitarán hasta tres partidos para producir mayorías, el partido que tenga más opciones de gobernar buscará las áreas que trasciendan las líneas partidistas tradicionales. En consecuencia, una estructura más fragmentada en el 'Bundestag' obligará a buscar los asuntos sobre los que se pueda construir el consenso necesario para que un Ejecutivo funcione. Por lo tanto, paradójicamente, suben las probabilidades de que esa fragmentación en el Bundestag cree incentivos para centrarse en los grandes retos de nuestro tiempo, en lugar de en las disputas tradicionales del ideario político.
Concretamente, los dos retos sobre los que se puede construir este consenso necesario son el apoyo a la transición verde y a la transición digital. La voluntad de acelerar ambas se ha visto acelerada recientemente por la crisis climática, que ha hecho cada vez más evidente la necesidad de cambios ecológicos, y la pandemia, en la que las soluciones digitales y el teletrabajo evitaron un colapso general de la economía mundial.
Los actores políticos alemanes están decididos a mantener la pujanza económica del país y presionan cada vez más en favor de soluciones a escala europea en los frentes ecológico y digital. Abrazando la doble transición, el Bundestag alemán y la futura Cancillería podrían encontrar una forma elegante de superar la fragmentación partidista.
Este enfoque en los grandes retos globales de nuestro tiempo puede producir cambios importantes en los debates políticos del país. En primer lugar, se harían más a largo plazo, ya que la transición ecológica y digital representan proyectos multi-anuales. En segundo lugar, los debates se volverían más abstractos, dedicados a cambios más sistémicos en lugar de centrarse en disputas inmediatas. En tercer lugar, el desarrollo de estrategias a largo plazo y de grandes proyectos de infraestructuras se verá cimentado por una mayor atención a los debates morales, que cuestionan nuestra actual forma de organización como sociedad.
Al igual que la tendencia actual en las instituciones de la Unión Europea, es probable que se produzca un cambio hacia proyectos visionarios a largo plazo de carácter verde y digital. Esta tendencia de la política visionaria es una fórmula sólida para crear coaliciones multi-partidistas estables. En la situación actual de desgaste de la gran coalición y la mayor complejidad para formar un Gobierno operativo en el tiempo, la apuesta por lo verde y lo digital es el enfoque con más perspectivas de traducir en consenso la fragmentación en Alemania.
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