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El centralismo de Vox en perspectiva comparada

Erick Padilla Galviz

6 mins - 29 de Julio de 2021, 21:40

Una de las principales líneas discursivas de la derecha radical ha sido su rechazo a la Unión Europea. Sin embargo, se sabe poco sobre qué opinan los partidos de esta familia política sobre la descentralización y los procesos de regionalización. En España, Vox es un claro opositor de las políticas de descentralización y aboga por un modelo fuertemente centralizado. Pero en otros países, como Alemania o Austria, el AfD y el FPÖ apoyan el modelo federal de sus estados, y no perciben la descentralización como un elemento que amenace la integridad territorial. Estos hechos nos plantean la existencia de una divergencia dentro de la derecha radical sobre su percepción de la descentralización y sus propuestas respecto a la política territorial. ¿Cómo explicar estas variaciones?

Las minorías regionales o/y étnicas y la percepción de la descentralización
Si nos fijamos en el caso español, la posición de Vox está muy marcada por la presencia de sentimientos nacionales en diferentes regiones. Estos sentimientos se traducen en robustos partidos políticos regionalistas y nacionalistas. De ahí que al partido De Santiago Abascal no le cueste enmarcar a estas formaciones como una amenaza para la nación y la integridad territorial, sobre todo después de las tensiones vividas durante la fase más crítica del procés.
En esto, España no es una excepción. Nuestra investigación subraya que la presencia de minorías regionales o/y étnicas políticamente articuladas parece explicar el rechazo a las políticas de descentralización en varios países europeos. Para comprobar esta relación hemos recolectado datos relacionados con la fuerza de los partidos regionalistas en 16 países, y sobre la posición de los partidos de derecha radical respecto a la descentralización desde 2006 hasta 2019.
 
Gráfico 1.- Relación entre la posición de la derecha radical sobre la descentralización y la fuerza de los partidos regionalistas o étnicos
Fuente: elaboración propia a partir de los datos del CHES (1999-2019) y Döring & Manow (2020). Nota: la posición sobre la descentralización se mide en una escala de 1 a 10, donde 1 es totalmente a favor y 10, totalmente en contra.

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Como muestra el gráfico, esto sucede no sólo con la derecha radical en España; también en Rumanía, Reino Unido, Italia, y Eslovaquia. La mayor presencia de partidos regionalistas (o étnicos en el caso de Europa central y del este) en los parlamentos nacionales se traduce en un mayor rechazo de los partidos de derecha radical a las políticas de descentralización. En otras palabras, la movilización política de las minorías regionales y étnicas se percibe como una amenaza a la integridad territorial y la homogeneidad nacional. Nótese que, por razones fáciles de entender, nuestra investigación excluyó a los partidos de derecha radical de ámbito no estatal.

Un caso parecido al español es el eslovaco. En ese país, la fuerza del SMK-MKP, partido de las minorías húngaras del sur del país, es vista como una amenaza por los partidos de derecha radical. La población húngara es percibida como desleal al Estado eslovaco. La derecha radical teme que estas minorías intenten independizar el territorio donde son mayoría para integrarlo en el Estado húngaro o convertirlos en territorios independientes.

Las excepciones: Polonia y Hungría
En el gráfico se observan dos casos que divergen de esta explicación: Polonia y Hungría. En ambos países, los partidos de derecha radical están fuertemente en contra de la descentralización, pero ambos son países bastante homogéneos y los partidos regionalistas son prácticamente inexistentes. En los dos, el rechazo a la descentralización no parece venir por una búsqueda de la homogeneidad nacional frente a algunas minorías étnicas. Llegados a este punto, cabe destacar que la regionalización en Europa central y del este estuvo marcada por las negociaciones de acceso a la UE. La Comisión pidió a los estados candidatos desarrollar un nivel sub-nacional funcional que fuera capaz de participar en la gestión de la política comunitaria de cohesión. De esta manera, la descentralización es vista, por estos partidos, como un elemento foráneo a la tradición nacional de organizar sus estados.

Jobbick, el principal partido a la derecha de Orbán, percibe la regionalización del Estado húngaro como una imposición de la UE durante las negociaciones de acceso. El PiS polaco no menciona a la Unión directamente en sus manifiestos, pero sí que señala la descentralización como una idea foránea. Por tanto, su oposición parece ser a ideas modernizadoras 'impuestas' desde fuera y puede asimilarse al rechazo a la UE más que a problemas de diversidad interna.



Para recapitular, la lógica nos haría pensar que el nacionalismo de los partidos de la derecha radical debiera traducirse en una negativa constante, y no variable, a la descentralización. Sin embargo, esta lógica resulta falaz. La descentralización es rechazada cuando se relaciona con los derechos de minorías étnicas o regionales que son percibidas como hostiles, o bien cuando es percibida como un proceso impulsado desde fuera (concretamente, por la UE). Así, la descentralización sólo es rechazada cuando esta oposición es esencial para preservar la homogeneidad nacional, ya sea frente a elementos internos (regionalismos o minorías étnicas) o elementos externos (influencia de la UE).

Nota metodológica
La posición de los partidos de derecha radical sobre la descentralización se han recolectado a partir de la base de datos del CHES (1999-2019). Se ha hecho una media a partir de la posición de diferentes partidos de derecha radical de un mismo país para obtener el valor de la gráfica. Sólo se incluyen partidos de ámbito estatal.

Sólo se ha tenido en cuenta los escaños de los partidos regionalistas incluidos en los estudios de Dandoy & Schakel (2013) y Schakel (2017). Entre esta selección se han eliminado los casos de los partidos unionistas de Irlanda del Norte, la CSU y el PDS.

Los datos cubren una línea temporal desde 2006 a 2019 en el caso de la posición de los partidos de derecha radical sobre la descentralización. En el caso de escaños, se ha hecho la medida de los obtenidos por los partidos regionalistas desde las primeras elecciones a partir de 1999 hasta las celebradas con anterioridad a 2020.
 
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