24 de Junio de 2021, 11:48
El pasado 15 de marzo, Pablo Iglesias anunciaba su renuncia al cargo de vicepresidente para lanzarse a la carrera electoral madrileña. Su salida de la escena política estatal situó el foco en una de las figuras mejor valoradas del actual Ejecutivo español: la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Iglesias anunció que dejaba el liderazgo político del Gobierno (la parte correspondiente a Unidas Podemos) en manos de Díaz. Este cambio de liderazgo cogió a todos por sorpresa. Por si esto no fuera poco, después del modesto resultado en Madrid, Iglesias dimitió como secretario general de Podemos y anunció su retirada de la política. Abandonaba así, en menos de dos meses, todos sus puestos de responsabilidad y finalizaba su carrera política.
Díaz, sin embargo, aunque haya asumido el papel de candidata oficiosa del espacio de Unidas Podemos y sus aliados, no ha confirmado aún su intención de serlo para las próximas elecciones generales. El espacio del cambio no tiene de momento cabeza de cartel. El vacío que ha dejado Iglesias en el ámbito político de la izquierda transformadora no está cubierto, pese a que Díaz es la mejor situada.
Ahora bien, ¿qué nos indican los datos demoscópicos sobre las potencialidades de Díaz? Si atendemos a los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), podemos hacernos una idea de su notoriedad: vemos cómo pasa de un conocimiento del 32,1% en marzo de 2020 a casi un 69,1% en el barómetro de abril en su papel de ministra. En el CIS de junio, por el que ya se pregunta por ella como líder del espacio del cambio, Díaz asciende a un 83,9% de conocimiento. Es una subida de más de 50 puntos en poco más de un año. Este crecimiento es transversal y se da en todos los grupos sociales y segmentos, y sitúa a Díaz entre ocho y 15 puntos por debajo de Errejón (92%) y de Sánchez (99,8%).
En cambio, si hablamos de valoración observamos cómo Díaz ha pasado de un 4,3 a en el primer barómetro de marzo de 2020 a un 4,6 en este último de junio de 2021. Recordemos que en el barómetro de abril alcanzaba el aprobado, con un 5,2. En este estudio sólo no suspendían tres figuras políticas: las ministras Nadia Calviño y Margarita Robles y la propia Díaz. La diferencia es que las dos primeras obtienen unas valoraciones más positivas entre sectores centristas o de centro-derecha, mientras que la ministra de Trabajo certificaba unos niveles de valoración muy altos entre los votantes de izquierdas.
[Recibe los análisis de más actualidad en tu correo electrónico o en tu teléfono a través de nuestro canal de Telegram]
En este análisis, no obstante, estudiaremos cómo se distribuyen las valoraciones de Díaz en el barómetro de junio y las compararemos con las del presidente del Gobierno y con el líder de Más País, Íñigo Errejón. El objetivo es contextualizar y comparar sus datos con sus principales competidores electorales.
La valoración de Díaz es más alta de todos los liderazgos políticos analizados por el CIS. El segundo más valorado en este estudio es Sánchez, con un 4,5, y Errejón, con un 4,2. Iglesias obtuvo en el barómetro de mayo una nota de 3,1. Díaz es en estos momentos la candidata más competitiva para UP, a juzgar por su última valoración.
Pero observemos de manera más detallada estos datos. La ministra de Trabajo obtiene la misma valoración entre hombres y mujeres: un 4,6 en ambos grupos. Con ello, rompe con la trayectoria anterior de Iglesias, que siempre era mejor valorado por los varones. Es una novedad en el espacio del cambio. Sin embargo, Sánchez es mejor valorado por las mujeres, y Errejón lo mismo, aunque en su caso la diferencia es mínima.
Por edades, vemos que Díaz es más competitiva entre los votantes de más de 55 años y especialmente, entre los mayores de 65. Con ello, vuelve a romper una tendencia histórica, pues Iglesias era preferido por los segmentos más jóvenes de la población. Díaz obtiene una valoración transversal a nivel generacional e incide en aquellos grupos donde el espacio del cambio no llegaba antes. Sánchez, en cambio, es el único político de los tres que analizamos que aprueba en una franja, la de los mayores de 65 años, y se acerca al aprobado entre los más jóvenes. En el resto de grupos obtiene peor nota que Díaz. Errejón, en cambio, logra sus mejores resultados entre los más jóvenes, pero se sitúa por debajo. El líder de Más País queda lejos de las puntuaciones de Sánchez y, especialmente, de Díaz. En el gráfico que presentamos a continuación podemos ver las notas por sexo y edad para cada político.
Desde el punto de vista socioeconómico, analizaremos tres variables: ocupación, clase social subjetiva y nivel formativo. Respecto a la primera, observamos que Díaz es la mejor valorada entre los profesionales intelectuales, técnicos/as de nivel medio, personal administrativo, sector servicios, oficiales y operarios, parados/as y aquellas personas que desempeñan trabajo doméstico; y empata con el presidente entre los jubilados. Sánchez, en cambio, es mejor valorado entre los estudiantes o las ocupaciones elementales. Errejón está por debajo de Díaz en prácticamente todos los segmentos ocupacionales, pero la supera entre los estudiantes y aquellos que citan otras ocupaciones, y empata en la categoría de profesionales, científicos o intelectuales.
Respecto a la clase social subjetiva, Díaz es la mejor valorada entre las personas que se auto-ubican en la clase media-baja, trabajadora y baja. El grueso de encuestados, sin embargo, se concentra en la clase media-media, y es ahí donde Díaz también obtiene la nota más alta de los tres liderazgos políticos analizados. La vicepresidenta mantiene su tendencia a la transversalidad y obtiene mejores valoraciones en aquellos grupos con un carácter marcadamente de clase.
Por formación, excepto entre los niveles más bajos, Díaz es la primera. Sólo el presidente del Gobierno la sobrepasa en los dos primeros grupos. Díaz, a su vez, adelanta a Errejón en todos; especialmente en los tres primeros, donde la diferencia con el líder de Más País es mayor.
Sin embargo, el más interesante es el análisis por recuerdo de voto de las pasadas elecciones generales. Díaz obtiene un 7,2 entre los votantes de UP. Además, obtiene un 5,7 entre los votantes de Sánchez, más que Errejón y la misma que el presidente obtiene entre los votantes de UP. Además, la ministra de Trabajo obtiene muy buenas puntuaciones entre los votantes de Compromís y de Bildu, superando a Errejón incluso entre los primeros, que forman parte de la coalición electoral de Más País. En todos estos electorados, supera a Sánchez. Si analizamos cómo valoran a Errejón los votantes de UP, vemos cómo las notas son similares a las que Díaz obtiene entre los de Más País. Sin embargo, la ministra de Trabajo supera a Errejón entre los votantes socialistas, principal caladero de voto que tienen ambas formaciones. También es más competitiva que Errejón en la periferia, a excepción de los votantes de ERC.
Por último, es interesante comparar el indicador sobre preferencias como presidente/a del Gobierno. Díaz obtiene un 10,1%, colocándose en tercera posición sólo superada por Sánchez (19,1%) y Casado (11%). Errejón sólo es citado por el 6,9% de los encuestados. Este indicador corrobora las potencialidades electorales de Díaz. Recordemos que las preferencias de Iglesias como presidente del Gobierno eran del 4,3%.
Los datos indican que la figura de Díaz ha evolucionado de manera positiva en el último año. El aumento de notoriedad no va a la par de una bajada en su valoración, al contrario: sube a medida que lo hace el conocimiento. Sus puntuaciones muestran que ofrece una candidatura más competitiva que la del último Iglesias, incluso entre la propia base de electores de Unidas Podemos y aliados. Además, los segmentos en los que la vicepresidenta está mejor valorada rompen con algunas tendencias habituales en el espacio del cambio: mujeres, votantes mayores, población con un nivel formativo bajo o de clase baja y trabajadora, votantes socialistas y de Más País, son algunos de los grupos en los que Díaz obtiene mejores resultados que Iglesias. Si comparamos con Sánchez, es capaz de superarlo en algunos sectores socioeconómicos y entre votantes de la periferia.
Por último, y enmarcándolo en el duelo por el liderazgo del espacio del cambio, Díaz es más competitiva que Errejón: su nota es más alta y es mejor valorada en sectores en disputa. Además, aunque se produce prácticamente un empate entre los votantes de UP y Más País en sus valoraciones mutuas, es Díaz quien destaca para los votantes socialistas.
En definitiva, el espectro político que valora positivamente a Díaz excede con creces al de Unidas Podemos en un momento de decrecimiento electoral. Díaz, a la luz de los datos, parece una buena candidata para liderar este espacio político. Sin embargo, este análisis es una descripción comparativa de una serie de datos demoscópicos. Todos sabemos que la política tiene autonomía propia: sí Díaz encabezará o no una candidatura de izquierdas entra en el terreno de la especulación. El tiempo nos dirá si la hipótesis de que Díaz es una candidata electoralmente competitiva puede llegar a corroborarse o no.
Contra la pandemia, información y análisis de calidad
Colabora con una aportación económica