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Los límites de la transversalidad verde

Luis Cornago

14 de Junio de 2021, 12:08

Hace un mes los verdes alemanes llegaron a liderar las encuestas de cara a las elecciones federales de septiembre. Sin embargo, en las últimas semanas se han enfrentado a la realidad de cualquier partido con aspiraciones de gobierno. Su fortaleza demoscópica ha supuesto una mayor atención mediática sobre el partido, los estándares éticos de su lideresa y las diferencias internas en ámbitos como la política exterior. Al mismo tiempo, la percepción sobre la gestión de la pandemia del Ejecutivo actual ha mejorado. Ello explica probablemente la leve mejoría de la coalición democristiana de la CDU/CSU en las encuestas. Los acontecimientos de las últimas semanas nos recuerdan los retos consustanciales a convertirse en un partido con opciones de gobierno, más allá de las cuestiones coyunturales. Es probable que estos desafíos se acentúen en la próxima legislatura, especialmente si los verdes acaban formando parte del Ejecutivo federal.

Más allá del medioambiente 

La oferta programática de los verdes va más allá de las cuestiones medioambientales. Su atractivo electoral en Alemania y algunos países del norte de Europa se explica por el realineamiento electoral de las últimas décadas. La importancia creciente en el debate político de las cuestiones socio-culturales como la política migratoria y la integración europea divide internamente a los partidos tradicionales y facilita la emergencia de estos partidos. 

Los verdes alemanes, con un electorado de nuevas clases medias relativamente jóvenes, adoptan posiciones progresistas en estos asuntos sin enfrentarse a los dilemas habituales de los partidos tradicionales. En el siguiente gráfico se observa que en casi toda Europa occidental los verdes (y la derecha radical) otorgan más importancia a la nueva dimensión cultural que a la económica, según datos de la encuesta de expertos de Chapel Hill de 2019.

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La economía también importa 

Sin embargo, su crecimiento electoral en Alemania les ha llevado a posicionarse más nítidamente en la dimensión socioeconómica. En este país los verdes –y en otros donde se han despegado del ala postcomunista– combinan una agenda socio-cultural progresista con una política económica de centro-izquierda cercana al consenso económico emergente. En su programa electoral incluyen propuestas de subidas de impuestos a las grandes empresas y las rentas más altas. También prestan especial atención a la inversión en educación, investigación, digitalización y la transición ecológica. Insisten en la importancia de apoyar –a través, por ejemplo, de las políticas activas de empleo y mejoras en el sistema de educación dual– a aquellas personas cuyos trabajos pueden desaparecer debido a los cambios estructurales en el funcionamiento de nuestras economías. 

Sus propuestas económicas encajan en gran medida con las preferencias de los votantes de los partidos verdes de corte moderado. Por ejemplo, en el ámbito de las políticas sociales, estos votantes suelen priorizar la inversión en investigación y educación, el apoyo a la infancia y la conciliación o las políticas activas de empleo por encima de las pensiones y la protección por desempleo. Una encuesta reciente muestra que, en términos comparados, el electorado de los verdes alemanes aspira a cambios más drásticos en la política medioambiental, el ámbito educativo, el mercado de la vivienda, la digitalización y la igualdad de género. 

La eventual presencia de este partido en el próximo Gobierno alemán ha generado esperanza entre quienes defienden una mayor integración fiscal europea y planes de inversión y gasto público más ambiciosos. Los verdes alemanes son favorables a convertir el fondo de recuperación europeo en un mecanismo permanente. Defienden también una relajación de la regla del freno de la deuda y de las reglas fiscales acordadas a nivel comunitario. Sin embargo, existen dudas razonables sobre la viabilidad de estas políticas en un Gobierno de coalición con los democristianos o incluso con la socialdemocracia y los liberales del FDP. La reforma de la regla del freno de la deuda sólo es posible con un cambio constitucional a través de mayorías de dos tercios en ambas cámaras del Poder Legislativo.

Los verdes alemanes en perspectiva comparada

Una de las características de los verdes alemanes en los últimos tiempos es su transversalidad ideológica. Desde una perspectiva estrictamente electoral, el partido tiene la capacidad de crecer en diferentes caladeros. En el siguiente gráfico se puede ver, con datos del European Election Study de 2019, que el potencial de crecimiento de los verdes alemanas es algo más transversal que el de la socialdemocracia. Los verdes son atractivos para un 40% del electorado democristiano, más del 60% de los socialdemócratas y casi la mitad de los votantes de la izquierda radical. 

Sin embargo, la transversalidad de los verdes alemanes no es idéntica en el resto de Europa occidental. Como he explicado en otras ocasiones, encontramos partidos verdes más moderados en Alemania o Finlandia y otros todavía más enraizados en la tradición post-comunista. Estas diferencias las observamos en el gráfico: los verdes en Dinamarca u Holanda son menos atractivos para el centro-derecha que en Finlandia o Alemania

Este gráfico también sirve para recordar que la estructura de la competición política varía a lo largo de Europa. Existen diferencias no sólo entre el sur y el norte de Europa, sino también dentro de los países del norte. El eje izquierda-derecha resiste mucho mejor en España, donde las fugas de votantes de izquierda a derecha o viceversa son tradicionalmente escasas. Éste no es el caso en Alemania, donde una parte de los democristianos no ve con malos ojos una opción verde o socialdemócrata. 

El potencial de transversalidad de los verdes se observa también en una encuesta reciente. Un cuarto del electorado actual de la CDU se plantearía votar en algún momento a los verdes. Como es de esperar, una parte muy significativa del electorado socialdemócrata –también de la izquierda radical– podría acabar votando por ellos. 

Los riesgos de la transversalidad 

La transversalidad ideológica de los verdes les abre un abanico de posibilidades de cara a gobernar con diferentes partidos. Su posición de centralidad se ejemplifica en la política regional. Forman actualmente parte del Gobierno en 11 de los 16 'länders' y lo hacen en coalición con todos los grandes partidos (CDU, SPD, FDP y 'Die Linke'), a excepción de la derecha radical. Sin embargo, también puede implicar riesgos en el medio plazo a nivel nacional. Después de las elecciones de septiembre, el partido se sostendrá bajo una coalición electoral diversa en términos ideológicos. Si acaban entrando en el Gobierno federal, deberán posicionarse de forma clara sobre cuestiones de gran calado político y seguramente divisivas, como la política exterior, la defensa, la inmigración y la política fiscal.

Todavía no están claras las implicaciones del ascenso de los verdes en el escenario político alemán. Una posibilidad es que su éxito implique simplemente el reemplazo de la socialdemocracia tradicional por una versión más modernizada y afín a los tiempos. Otra opción es que, como ha sugerido el politólogo Tarik Abou-Chadi, el éxito de los verdes alemanes se asemeje al de otras fuerzas de corte socioliberal –como el caso de La République En Marche de Emmanuel Macron en 2017– capaces de construir una coalición ideológica diversa en torno a un eje de competición política distinto. Sea como sea, en España debemos ser cuidadosos a la hora de extrapolar conclusiones de las elecciones alemanas aunque algunas lecciones serán bienvenidas.

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