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El sector de la construcción en la nueva economía

José María Raya

6 mins - 6 de Mayo de 2021, 20:06

Mucho ha llovido desde que la construcción dominaba la economía española. En el Gráfico 1, se observa cómo el peso del valor añadido bruto de este sector se redujo a menos de la mitad desde 2006 (12,11%) a 2014 (5,69%). Aunque se recuperó levemente a partir de entonces, su peso se mantuvo en torno al 6%. Su relevo lo cogió el comercio (en especial, el turismo), que continuó ganando peso a la industria. Sin renunciar a nuestro oro dorado, la Covid-19 nos ha enseñado que quizás fuera una buena idea diversificar nuestra economía, recuperar la industria, hacerla más moderna, más digital y más verde; aquello tan manido de cambiar nuestro modelo productivo. De hecho, Raya y Vargas (2021) obtienen una evidencia descriptiva de la relación negativa entre la intensidad turística del municipio y la renta media. González y Surovtseva (2020) y Faber y Gaubert (2019) tratan de identificar el efecto de un aumento de los puestos de trabajo en el turismo sobre los puestos de trabajo y/o el bienestar de la región. En ambos casos, el efecto positivo sobre este sector es inferior al efecto negativo en otros.
 
Gráfico 1.- Valor añadido bruto por sectores
 
[Con la colaboración de Red Eléctrica de España]

Pero un plan de inversiones para cambiar hacia un modelo productivo industrial con políticas dirigidas a impulsar la competitividad y el desarrollo en todos los territorios, sin excepción, necesita del sector de la construcción. No se trata de que ésta recupere el peso que tuvo en el pasado, motivado por la burbuja inmobiliaria que padeció la economía española en la primera década de los años 2000. Ahora bien, la construcción sí puede desempeñar un papel importante en la reactivación y en la transición hacia un nuevo modelo productivo más intensivo en industria, más verde y más digital. Evidentemente, tenemos que reconstruir el país construyendo; hacia la transición ecológica o la domótica.

En primer lugar, un modelo con fuertes raíces industriales tiene que apuntalarse en las infraestructuras y la logística adecuadas para conectar los territorios y proyectar nuestros productos hacia la economía global. Una buena logística es clave para fomentar la competitividad y las exportaciones de nuestra industria. De hecho, la productividad en el sector logístico suele ser muy superior a la media (según las tablas Input-Output del Instituto Nacional de Estadística, alrededor de un 80% superior). El sector de la construcción es clave en este cambio. 

Un segundo aspecto donde este sector puede ser tractor y participar en el cambio del modelo productivo es la rehabilitación de viviendas. Hace falta una estrategia integral de rehabilitación, cuya necesidad ha quedado más que claramente demostrada con el confinamiento a consecuencia de la pandemia. Hasta la fecha, esta actividad ha sido relativamente reducida; durante décadas se ha priorizado la obra nueva. Los motivos son diversos. En primer lugar,  porque es la que ha sido incentivada. En segundo lugar, porque no se es suficientemente consciente de los efectos sobre la salud de las malas condiciones de las viviendas. Finalmente, porque tampoco hay una cultura de mantenimiento y conservación preventiva de los elementos comunes.



En el Gráfico 2 se puede ver el número de rehabilitaciones en las últimas décadas (eje de la derecha) en relación a la edificación de nuevas viviendas (eje de la izquierda). Actualmente, se modernizan algo menos de 25.000 edificios residenciales al año, la mitad de lo que representa la promoción de nueva vivienda. Por lo tanto, se observa la necesidad de aumentar el ritmo de rehabilitación de las viviendas más antiguas y adecuarlas a las nuevas necesidades y entornos medioambientales y digitales.
 
Gráfico 2.- Obras de nueva planta versus obras de rehabilitación
Fuente: Ministerio de Fomento.

¿Se puede cuantificar esa necesidad? En la Tabla 1 hemos ajustado los datos del Censo de Población y Vivienda de 2011 incorporando las viviendas finalizadas desde 2012 a 2020, según los datos del Ministerio de Fomento y las demoliciones de viviendas realizadas en esta última década. Estas últimas se han asignado de manera exponencial según la antigüedad de los edificios, asignando un 0 a partir de 1981. Según el cálculo (conservador), más del 50% de las viviendas en España tienen una antigüedad de más de 40 años, y se construyeron bajo una normativa de edificación que no tenía prácticamente en cuenta parámetros de eficiencia energética. Muchas de ellas tampoco tienen, incluso, las condiciones de accesibilidad deseables.

No resulta descabellado deducir que el parque existente necesita ser rehabilitado; por su antigüedad, por las dificultades que comporta la decisión y financiación para realizar obras en edificios con división horizontal, y por la desmotivación para acometerlas en aquellos edificios de propiedad vertical por la regulación de la prórroga forzosa y la congelación de rentas del alquiler que hubo en España hasta mitad de los años 80. Por lo tanto, no puede sorprender que, en gran parte de las inspecciones técnicas de edificios que se han realizado hasta la fecha en España, se determine que haya la necesidad de llevar a cabo actuaciones correctoras que van más allá de la consideración de trabajos de mantenimiento.
 
Tabla 1.- Viviendas principales por década de construcción
Fuente: Idescat, INE, MInisterio de Fomento. 

El parque de viviendas de nuestro país se deteriora y acumula evidentes carencias en los requerimientos de eficiencia energética, transición a la domótica, accesibilidad, etcétera.  Y es precisamente en el campo de la sostenibilidad en el que habrá que concentrar los esfuerzos de forma inmediata en los próximos años, porque del conjunto de los fondos temporales de emergencia para la recuperación y resiliencia, integrados en los fondos europeos Next Generation, una parte puede financiar y/o subvencionar (dentro del pilar de la transición ecológica) la mejora de la eficiencia energética de los edificios públicos y privados, porque la renovación es uno de los siete flagships o ámbitos emblemáticos a los que la UE quiere destinar estos recursos. En este sentido, se prevé que pueden llegar unos 4.500 millones de euros puedan en los próximos años para revitalizar la rehabilitación energética en España.

Por último, no debemos olvidar el alquiler social, ese oferta prácticamente inexistente en España que hay que crear desde ya (tal y como hemos apuntado aquí o aquí). Para ello también hay previstos 1.000 millones del Next Generation. Sabemos que hay trenes que no vuelven a pasar. Subámonos.

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