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¿Tripartito, continuismo o repetición electoral en Cataluña?

Alberto López Ortega

11 de Febrero de 2021, 20:33

Hasta ayer, todo apuntaba a que las elecciones catalanas de este domingo iban a poner fin a una dinámica electoral. Por primera vez en muchos años, el eje territorial no iba a ser el único. La razón más evidente era la pandemia. Daniel V. Guisado y Mario Ríos lo explicaban en este análisis: los catalanes están hoy mucho más preocupados por la sanidad y la economía que hace unos años. Otro elemento de este golpe de timón respecto al conflicto territorial es el Gobierno central; o, mejor dicho, la colaboración, muchas veces imprescindible, entre fuerzas independentistas y la coalición PSOE-Unidas Podemos para que se sostenga en España un Ejecutivo alternativo a la derecha. No obstante, la firma de un pacto entre todas las fuerzas independentistas, ERC y Junts incluidas, comprometiéndoselo a no pactar con los socialistas sea cual sea el resultado, ha vuelto a tensar el eje territorial. Aquí se analiza el llamado efecto Illa, el acuerdo independentista y el resultado más probable para este domingo; todo ello con el apoyo de los datos del mercado de predicción Predi, enmarcado en el proyecto que Oliver Strijbis y un servidor dirigimos en la Universidad de Zúrich (más información en este artículo).

Durante toda la campaña, parecía que el eje izquierda-derecha había vuelto a Cataluña después de una década de elecciones en la que el tema principal había sido la independencia. La primera consecuencia de este revival ideológico era la relación de partidos que competían por la primera posición. Ya no se encontraban en cabeza los líderes del extremo de cada bloque, Ciudadanos y Junts, sino que a este grupo se le habían sumado el PSC y ERC, ambos con posiciones menos polarizadas por lo que respecta a la relación entre Cataluña y España. Todo ello tras meses de ventaja holgada de ERC sobre los otros dos partidos, que se vio mermada en el último mes por el empujón que supuso, para el PSC, la candidatura de Salvador Illa, así como el ya habitual crecimiento de expectativas de Junts durante las campañas.

Todo cambió este miércoles. El acuerdo entre los partidos independentistas vuelve a polarizar el eje de competición alrededor de la cuestión territorial, dejando claro quiénes son los dos líderes de ambos bloques: 'Junts' y PSC. Ésta es la explicación más plausible del shock que experimentó el mercado de predicción, que mide la probabilidad de quedar primero en estas elecciones. Desde ayer, Junts sube 15 puntos, hasta el 45% de probabilidad de quedar primero; ERC baja nueve, cayendo al 22%, y el PSC baja tres puntos y su probabilidad se sitúa en el 34%. Es plausible que este ligero descenso de los socialistas se deba a que si el voto independentista se termina concentrando más en torno a Junts, sus posibilidades de quedar en cabeza sencillamente disminuyen, aunque ello no suponga una alteración de votos para ellos. 

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No obstante, quedar primero puede significar bien poco; y si no, que se lo digan a Ciudadanos, que ganando los últimos comicios se quedaron lejos de poder gobernar. En un escenario multipartidista fragmentado como el catalán, tan importante es la posición en la que quedan los partidos como su capacidad de tejer alianzas. Esto último, el llamado 'poder coalicional' que tenga cada partido, es fundamental y puede explicar por qué Pere Aragonés, candidato de ERC, puede ser el próximo president incluso quedando tercero.

Él y su partido tienen la llave para cualquiera de los posibles gobiernos catalanes. Puede pactar en función del eje territorial, reeditando su pacto con Junts; pero también podría proponer un Gobierno de izquierdas, transversal en lo territorial, con PSC y En Comú. Esta última opción, un signo de los nuevos tiempos en la política catalana, era implanteable hace un par de años y otorga a Torrent una carta. Si una de sus dos posibilidades no le propone como presidente, puede negociarla con la otra parte, que puede aceptar la propuesta a cambio de impedir el otro Gobierno factible. Aunque el poder de ERC puede variar en función de la geometría parlamentaria resultante, lo que parece claro es que parte con ventaja. Hoy, su candidato cosecha algo menos de un 47% de probabilidades de ser el nuevo president. Illa, en ascenso, se sitúa en segundo lugar (34%), y Borràs, líder de Junts, tercera (20%).

Si bien la participación de ERC en el próximo Govern parece indispensable, el resultado final de estas elecciones es más incierto. ¿Llegará a algún tipo de acuerdo con el PSC y En Comú u optará por el continuismo con Junts? ¿Habrá algún otro pacto? ¿Se producirá un enrocamiento que lleve a los catalanes a una repetición electoral? El mercado de predicción nos permite comprobar cómo la distancia entre estas opciones se había ido estrechado en los últimos meses. Hemos pasado de un escenario con sólo dos posibilidades (Gobierno tripartito de izquierdas o una reedición del actual, apoyado por la CUP), a que entren en la puja otros pactos y la repetición de elecciones. Las señales coalicionales emitidas por los partidos, lejos de despejar la incógnita, ampliaban el campo.

Sin embargo, ahora parece claro que los mensajes de ERC, cerrada a un entendimiento con el PSC, han desvanecido las probabilidades de un Gobierno tripartito. Y tras el pacto de ayer, esas opciones, que ya eran bajas, han descendido ligeramente hasta el 16%. Una alternativa parecida (Gobierno de ERC y En Comù, apoyado desde fuera por el PSC) había despuntado durante la última semana, llegando al 8%. Tras siete días de señales contrarias al acuerdo con los socialistas, ha caído al 6%, aun lejos de los escenarios más probables: la continuidad del Gabinete independentista y la repetición electoral. Esta reedición (Junts y ERC, con el apoyo externo de la CUP), se mantiene en el 40%, porcentaje que sube hasta el 53% si se excluye a esta última fuerza. La repetición de elecciones, por su parte, está en alza, con un 24% de probabilidad. 

Si combinamos todo, el escenario que describe el mercado de predicción como más probable supondría una pequeña victoria para los tres partidos mayoritarios. Por un lado, el PSC quedaría primero de su bloque, cerca de la primera posición pero sin necesidad de entrar a gobernar en un tablero político tan endiablado como el catalán, en el que cualquier pacto supondría costes electorales a posteriori para los socialistas. Por otro lado, ERC seguiría gobernando, esta vez con un president de sus filas. Por último, Junts conseguiría, una vez más, ganar las elecciones y continuar en la Generalitat; aunque esta vez, probablemente, sin la visibilidad que da tener la Presidencia. 

El escenario es volátil y las cosas pueden cambiar de aquí al domingo. El mercado de predicción, a diferencia de las encuestas no se ve afectado por el silencio demoscópico y, por lo tanto, seguirá emitiendo predicciones hasta el día de las elecciones y, tras los resultados, sobre los gobiernos posibles. Manténgase atentos a mis redes sociales y las de Agenda Pública, en las que diariamente se publicará cómo evoluciona.

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