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Efe

Dato no mata relato y viceversa

Yanina Welp

7 mins - 10 de Enero de 2022, 19:30

Estimadas lectoras, estimados lectores,

hablar de datos, relatos, desinformación y fake news se ha vuelto un lugar común; aunque lejos de permitir la comprensión del problema, la cuestión de fondo sigue oscura. Un punto de partida: no hay verdades definitivas, pero tampoco vale todo. Pretenden ignorarlo quienes, cuando se los cuestiona por afirmaciones infundadas o abiertamente falsas, evaden su responsabilidad señalando que es "su interpretación", como quien sugiere al mundo que cada uno puede tener la suya sin límite ni control. Las definiciones y percepciones en torno a los datos, los relatos, las informaciones falsas y la validez de las interpretaciones se superponen y confunden con nociones que tienden –como casi todo en estos tiempos– a leerse como si de opuestos se tratara (un remake de apocalípticos e integrados). Para los más pesimistas, agoreros de la posverdad, el relato mata el dato y da igual lo que se haga, porque un discurso que apele a las emociones tiene una efectividad imbatible. Del otro lado, el sueño de la ilustración todavía alimenta en muchos la confianza en lo opuesto: el dato mata el relato. No iremos por esa vía: que la política sea relato no la ubica en una esfera disociada de la realidad.

Tesis, antítesis y síntesis. La política es relato, es un proyecto que debe traducirse en una narrativa capaz de encantar o, como mínimo, de convencer y comprometer a unas mayorías para poder realizar ese proyecto común. Es evidente que existe la interpretación y que ésta ofrece un marco de opciones. Una cumbre internacional puede ser, a la vez, un fracaso y un escalón más en el avance de acuerdos necesarios aunque en un camino largo y plagado de dificultades. Una crisis político-social puede convertirse en una oportunidad para la transformación democrática y, simultáneamente, tener consecuencias negativas sobre la economía. De lo que se trata es de asumir la multi-causalidad de los fenómenos sociales y la variedad de sus resultados. Las conclusiones a las que se llegue varían dependiendo del lugar desde el que se mire y de sobre qué se ponga la lente. Esta posición, me atrevo a afirmar, fomenta la tolerancia y llama a escuchar a otros en lugar de 'meterse en la trinchera y empezar a disparar'.

Las redes sociales han hecho su aporte a estas confusiones de época que, lejos de analizarse como inevitables y/o como efectos colaterales, pueden verse en alguna de sus dimensiones como información políticamente intencionada para crear efectos. Natalia Aruguete, experta en el tema y colaboradora de Agenda Pública, invitaba a tener una visión realista (las redes sociales son muy importantes en los procesos políticos) que evite la complacencia (el mito de la comunicación horizontal y democrática en las redes no se sostiene), pero también la mirada apocalíptica (no sólo hay trols y desinformación). A la vez, señalaba la autora (aquí) que "las fake news son como un acto de bullying, en el cual el daño provocado es festejado por los usuarios de esa comunidad. Las noticias falsas son errores, pueden ser involuntarias. La estrategia de desinformación es una demostración de poder”. Un reto adicional, entonces, refiere a que no sólo algunos actores políticos, sino también la comunidad toda, pueden convertirse en impulsores activos de noticias falsas: las fake news vuelan entre cinco y seis veces más que sus rectificaciones. ¿Por qué? Porque su encuadre es congruente con las creencias, conocimientos e incluso prejuicios de una comunidad virtual, y eso genera placer cognitivo.

En definitiva, ni dato mata relato ni viceversa, porque lo que hay siempre es una articulación que, más que bilateral, es al menos trilateral entre las narrativas, las evidencias empíricas y las creencias. Nuestro primer artículo de hoy se ocupa de una de las aristas del tema, con el foco sobre la performance de la autenticidad de Trump y Díaz Ayuso, entre otros. De ahí pasamos a un análisis basado en evidencias que desmonta la idea de que las políticas europeas han sido pura imposición de la Troika. Seguimos con un análisis sosegado del problema de fondo para la salud pública que evidencia el caso Djokovic (“Espartaco, líder de los pueblos libres”, según su padre; porque aunque se puedan poner límites racionales a la interpretación, las narrativas circulan sin ton ni son). Hay mucho más en esta primera Agenda España de 2022. 

‘Tramposete’ pero auténtico: el valor político de las excentricidades y transgresiones

“Quienes se toman en serio a un emisor de bullshit no se toman al pie de la letra lo que dice: les importa mucho más cómo lo dice y, especialmente, contra quién lo dice”, señala Pau Marí-Klose en una reflexión que descubre los límites de la política basada en la razón frente al auge de la crispación. El autor se pregunta por los réditos que pueda suponer a Pablo Casado el recurso a la retórica crispada e hiperbólica del ex presidente estadounidense y la presidenta de la Comunidad de Madrid. No se lo pierda.

Las reformas de la crisis de la 'eurozona': algo más que un dictado de los mercados

Una narrativa que adquirió mucha fuerza durante la crisis de la zona euro es la referida a la imposición externa de reformas; esto es, a la injerencia de la denominada Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), en los asuntos domésticos. Angie Gago resume una exhaustiva investigación que desmiente ese relato, mientras da cuenta del peso de variables contextuales en la puesta en marcha y sostenimiento de algunas reformas. Lectura recomendada.

Los límites de la libertad de Djokovic

La decisión judicial de permitir a Novak Djokovic entrar a Australia y disputar el Grand Slam no cierra el caso en el país ni tampoco la discusión global: ¿qué hacemos con los no vacunados? Para Miguel Ángel Ramiro Avilés, "no se trata de joderles la vida, como ha declarado el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, sino de saber hasta dónde puede llegar la autonomía individual y hasta dónde, la decisión de la mayoría". Pase, lea y comente.

Artículos en 'El País'

La era del tecnopopulismo

En esta provocadora reflexión, Chris Bickerton señala que la experiencia de Unidas Podemos muestra que el modelo de la política de lucha ideológica sigue presente, pero está roto y el éxito ya no puede construirse a base de la ideología. De ahí al tecnopopulismo hay un paso, que se ha dado, aunque lejos de cerrar la brecha entre la esfera pública y la política la ha agrandado.

Un pacto constitucional paritario

Del Cándido de Rousseau a la Pepa de Cádiz: la historia muestra que el pacto social que dio lugar al Estado de derecho democrático estuvo viciado por la exclusión de la mitad de la sociedad, las mujeres; también en la España de 1978. El análisis de Argelia Queralt.

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Yanina Welp
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