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Lo que no cayó con el Muro

Yanina Welp

4 mins - 29 de Noviembre de 2021, 17:02

Estimadas lectoras, estimados lectores,

ocurrió el 9 de noviembre de 1989 y fue una acción con efectos locales inmediatos, impacto nacional y tremenda simbología global: una revuelta popular destruyó a golpes de martillos y piedras partes del muro que dividía Berlin, abriendo el paso entre la Alemania Oriental y la Occidental vedado desde su construcción en 1961. Once meses más tarde se producía la reunificación alemana y el mundo declararía el fin de la Guerra Fría, la caída del telón de acero y la eliminación de la cortina de hierro, entre tantas otras figuras que dominaron una época y siguen enmarcando su recuerdo. Pero no todo cayó con el Muro. Los estudios de opinión siguen dando cuenta del peso de las tradiciones que quedaron enfrentadas tras la apertura en el este.

En la mayoría de los países de la Unión Europea, la ciudadanía apoya en altos porcentajes la idea de una Europa unida por principios democráticos liberales y mercados abiertos. Sin embargo, la frustración con el estado de cosas y la percepción de Bruselas como un centro ineficaz e intrusivo han ido creciendo y han ido alimentando y retroalimentándose con la retórica populista. Buena parte de la ciudadanía europea percibe a los políticos como desconectados de sus bases y siente ansiedad ante el futuro de la economía. Una aproximación más cercana va mostrando diferencias entre países y en el interior de los mismos. Un caso emblemático es el alemán, donde las diferencias entre el este y el oeste son notables. Alternativa por Alemania (AfD, derecha radical) tiene sus bases sobre todo en el este y, contradiciendo las teorías que esperaban que fuera cuestión de tiempo y socialización, crece entre los jóvenes. Las canteras en que crecen los verdes –sectores urbanos con nivel de ingresos medio o alto y alto nivel de educación– también dan cuenta de esta variedad.

El gráfico de abajo muestra los valores de la Encuesta Mundial de Valores y sugiere que no hay claves unívocas para entender la confianza en la Unión Europea según el posicionamiento ideológico. Se podría suponer (yo al menos lo hago) que en Alemania quienes más a la derecha se posicionan confían menos en la UE porque la identifican con cesión de soberanía y apertura de fronteras. Por el contrario, en España son quienes se ubican más a la izquierda quienes menos confianza expresan, y quizás esto se deba a la expectativa de una UE más orientada al bienestar social frente a la percepción de que se orienta más a promover la apertura de los mercados (los datos registran variables antes de la pandemia). República Checa destaca, a su vez, por una generalizada insatisfacción entre todos los grupos de autodefinición política. 
 


En países que quedaron bajo la influencia soviética como Polonia, Hungría, Eslovenia o República Checa, el descontento se hace más evidente y se ha traducido con más fuerza en la emergencia de liderazgos de la derecha radical, que se proponen restablecer valores tradicionales en torno a la familia y la sociedad. Entender el presente requiere de comprender el pasado. A eso vamos hoy, con un artículo que analiza el escenario post-electoral en República Checa. Seguimos con una reflexión sobre la demanda que pesa sobre las dinámicas de polarización política, centradas casi exclusivamente en los políticos.
 
 
La necesaria reconstrucción de la izquierda checa

Según los resultados de las elecciones parlamentarias de octubre en la República Checa, el primer ministro, magnate de los medios de comunicación y oligarca Andrej Babiš ha quedado fuera de juego. Katerina Smejkalova analiza los resultados y sostiene que hay mucho más detrás de lo que los números electorales sugieren. Lectura recomendada en nuestra sección AgendaSocialDem con la colaboración de:

Son los medios, ¡estúpido!

Cada vez más voces piden menos polarización y responsabilizan a los políticos de la escalada de tensiones, pero abordar el problema en profundidad –señala Pau Marí-Klose– requiere de conocerlo adecuadamente, y esto no puede lograrse sin mirar los incentivos que se producen y el rol de "quienes ponen las cámaras, montan el escenario y lo iluminan; e invitan a los políticos a participar en los juegos que les proponen". Imperdible. Un artículo de Agenda para El País

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Yanina Welp
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