Publicado originalmente en 1990, el libro
The Three Worlds of Welfare Capitalism de Gösta Esping-Andersen se convirtió en una referencia obligada y objeto de enconadas discusiones, replanteamientos, propuestas de revisión y ampliación. La obra propone una teoría sobre los modelos de Estado de Bienestar en Europa basada en el rol atribuido al Estado y sus mecanismos de protección social. Los modelos, como indica el título del libro, son tres:
el "liberal", vinculado al mundo anglosajón, que otorga al mercado un rol central y al Estado uno subsidiario;
el "conservador", asociado a los países de la Europa continental como Austria y Alemania, con un peso de ambos, Estado y mercado, y
el "socialdemócrata", asociado a los países nórdicos, en los que el Estado interviene sobre la estructura social con carácter universalista y objetivos
desmercantilizadores. La tipología propuesta por Esping-Andersen pone el énfasis en las relaciones de clase. En las muchas discusiones posteriores la relación de estos modelos con el contexto histórico en que se configuran y con las luchas obreras de mediados del siglo XX ocupa un lugar destacado y al que, en la actualidad, le estamos prestando especial atención (una selección de artículos sobre el estado de la socialdemocracia puede consultarse en nuestra sección
AgendaSocialDem con la Fundación Friedrich Ebert).
El modelo liberal potencia la protección social privada mientras la pública ocupa un lugar subsidiario y tiene como efecto añadido la estigmatización, ya que atiende sólo a los que no son capaces de demostrar la suficiencia de medios económicos. El resultado es la estratificación social y la desigualdad, con Estados Unidos como ejemplo típico. En el modelo conservador el Estado interviene, pero lo hace a base de ubicar en la familia y el hombre trabajador un rol fundamental. El ejemplo es el de Alemania de mediados de siglo, con el
breadwinner en el mercado de trabajo y la mujer en casa (ya se ha dicho que era conservador). El modelo socialdemócrata, finalmente, coloca al Estado en un lugar más intervencionista y actúa sobre la estratificación social. Las prestaciones son universales, lo que permite o aspira a permitir que familias e individuos puedan llevar un nivel de vida aceptable con independencia de su participación en el mercado. Los referentes son los países nórdicos y un ideal máximo, la renta básica universal. Un cuarto modelo muy discutido en las aulas de Ciencias Sociales españolas y del sur de Europa –y que no aparecía en la obra original– ubicaría a la familia como principal soporte del bienestar, con estados con pretensión universalista pero sin medios para hacer efectiva esa prestación y déficits cruzados en los distintos ámbitos de la protección social
: sistemas laborales duales, alta temporalidad, trabajo precario, salarios bajos, jóvenes y mujeres en especial situación de vulnerabilidad y el sistema de pensiones en crisis. La Agenda España de este lunes no quiere llamar al fatalismo, sino aportar elementos para el cambio. De eso se ocupan nuestros dos artículos de hoy, el primero sobre la necesaria reforma laboral y el siguiente sobre la reforma de la Administración local.
El mercado laboral español y la reforma necesaria
Altos niveles de desempleo, temporalidad y sensibilidad a los cambios cíclicos de la economía: tres retos para abordar la reforma laboral en España y unos cuantos factores complementarios que ubican a los jóvenes y las mujeres entre los más afectados. Por
Marta Martínez-Matute.
El 'infra-municipalismo' como problema
Señala
Gabriel Moreno González que España sigue contando con la misma planta municipal que a principios del siglo XIX a pesar de todos los cambios que han afectado al mundo local. El autor propone soluciones, sin olvidar que las mismas no son técnicas, sino que afectan a las estructuras de apoyo de los partidos.
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Buena lectura
Yanina Welp
Coordinadora editorial