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Es la comunidad política que pudimos construir, 'my dear'

Yanina Welp

6 mins - 8 de Noviembre de 2021, 19:28

Bill Clinton ganó las elecciones y se convirtió en presidente de los Estados Unidos en enero de 1993. Aquel resultado fue contrario a los pronósticos iniciales. George Bush se había apuntado varios tantos con el rápido triunfo en la Guerra de Irak (nada que ver con otras "guerras interminables") y su popularidad había alcanzado récords históricos de hasta el 90% de aceptación. Los estrategas de la campaña de Clinton marcaron tres puntos: cambio frente a continuidad; la que se volvería una muy famosa frase, “es la economía, estúpido”; y atender al sistema de salud. La segunda clave se convirtió en una especie de eslogan recurrente en EE.UU. y en otros lares. El título de esta 'newsletter', ("Es la comunidad política que pudimos construir, 'my dear'") no es más que una expresión de deseo y un cambio frente el tono agresivo al que nos vamos acostumbrando. Queremos hacer un breve repaso a la gestión de la pandemia, y salta a la vista que no hay triunfadores y mucho menos fórmulas de éxito. Lo sugiere, en estos días, el repunte de contagios e hospitalizaciones en Alemania. Pero la evidencia de tantas limitaciones no implica negar que hay combinaciones de factores más apropiados que otros para dar mejores respuestas.

Primer apunte: una cosa son los resultados electorales y otra los de la gestión, aunque tiendan a correlacionar. La gestión de la pandemia ha demostrado que muchos factores hacen la diferencia y actúan en sistema. Los liderazgos, por ejemplo, se han diferenciado entre los que apelaron a la división y negaron el problema y los que se han centrado en buscar o alentar la búsqueda de respuestas con base científica y sin descuidar la comunicación. Se ha hablado mucho de empatía. De un lado, Donald Trump; del otro, Angela Merkel. Pero (segundo apuntequedó claro que los liderazgos se producen en contextos que los condicionan y fortalecen o debilitan sus logros; incluso moderan sus fracasos. Se fortalecen cuando hay capacidades instaladas (agencias estatales eficientes) y recursos para actuar tanto en el cuidado de la salud como en la contención de la crisis económica que generó la pandemia (el rol de la UE en este sentido ha sido central).

Hay más. Tercer apunte a destacar: la confianza en los gobiernos ha dependido tanto de lo hecho por éstos como de lo dicho por la oposición, y esto tuvo gran incidencia en las percepciones de la ciudadanía. Un estudio de la evolución de la confianza en los gobiernos en 17 países europeos entre 2019 y los primeros meses de 2020 encontró oscilaciones importantes determinadas por tendencias generales (al principio, casi todos  incrementaron su popularidad al calor de la unidad nacional) y luego se observó varianza, con países en que se sostuvo y otros en que decayó mucho. En España, una de las principales variables explicativas es la polarización política previa y la actitud combativa de los principales actores de la oposición.
 

A 20 meses del primer confinamiento decretado en España y buena parte de los países de Europa, la revisión de datos no muestra una relación entre la severidad de las restricciones y el exceso de mortalidad. No sugiere esto que las restricciones hayan sido inútiles, sino que hay muchas otras variables en interacción que dificultan tener una panorámica comparada clara. Habría que profundizar mucho más sobre los contextos previos y confrontar realidades entre países y en el seno de cada uno para llegar a conclusiones más claras, además de evaluar la relevancia de las distintas restricciones (véase aquí un análisis preliminar del caso griego). Los indicadores que ha consultado y cruzado Diego Lombardi desde la Unidad de Datos de Agenda Pública sugieren, sí, que la vacunación ha tenido un efecto; y que, tal como han señalado desde las expertas y expertos en el campo, este efecto es progresivo: la disminución de la mortalidad se asocia a la vacunación en la medida en que más personas estén vacunadas. Parece evidente, pero no lo es tanto para el incipiente movimiento anti-vacunas que recorre el norte de Europa, así que mejor comunicarlo más y mejor.
 

La misma imagen compleja nos devuelve observar los resultados de las políticas de apoyo económico. Confrontando las experiencias de Italia, Alemania, Francia y España, esta última aparece como el país que ha mantenido el mayor nivel de apoyo económico; sin embargo, es el que mantiene los niveles más altos de desempleo. Habrá que seguir profundizando en la investigación para comprender qué es lo que explica la baja efectividad relativa de esta política. Mientras tanto, esta Agenda España presenta dos artículos en los que se evalúan cambios relevantes en otras áreas de la política pública: la presencia de los países del sur de Europa en la mesa de toma de decisiones comunitarias y las características de la población que accede al Salario Mínimo Interprofesional. Allá vamos. 

¿Se ha rebelado el sur en la UE?

La Unión Europea de la austeridad y la ortodoxia económica tenía una nítida estructura de mando que no contaba entre sus miembros a los países del sur ni a sus dirigentes políticos. Este imaginario, más propio de una UE pre-pandémica, está siendo resquebrajado. El análisis de Antxon Arizaleta Sánchez.


Quién gana el salario mínimo en España

Carlos Vacas Soriano señala que una proporción cada vez mayor de los trabajadores españoles gana el SMI, pues el tamaño de este grupo era del 3,7% en 2009, del 4,5% en 2015 y ha seguido aumentando desde entonces. El autor explica las razones detrás de estos datos y caracteriza los grupos que lo perciben.

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  • La aversión de los partidos a la pluralidad ideológica. En la era de las redes, cualquier conato de disputa interna se convierte en pasto de los adversarios. El riesgo es que las formaciones conviertan sus congresos en festivales de la militancia y no sirvan para contrastar ideas. Por Juan Rodríguez Teruel, un artículo de Agenda Pública para El País.
  • 'Podcast'.- El futuro de Europa. En este episodio abordamos la principal medida económica de la Unión Europea para paliar los efectos de la pandemia: el programa Next Generation, y sus consecuencias económicas y políticas. Con la participación de Paloma Baena y Michele Testoni.
 
Buena lectura

Yanina Welp
Coordinadora editorial
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