Estimadas lectoras, estimados lectores,
el domingo 14 de noviembre habrá elecciones legislativas en Argentina. En
"el país del 'Nomeacuerdo'" la inflación y las crisis son hechos recurrentes. Sin embargo, desde hace unos pocos años la Argentina turbulenta se parece a un oasis en medio de estallidos como los que han tenido lugar
desde 2019 en Colombia, Ecuador o Chile. Tampoco ha habido ataques a la institucionalidad tan fuertes como en Bolivia ni se ha pateado el tablero del sistema de partidos
como ocurrió en México con la llegada de López Obrador, o mucho antes y con tendencias a la hiper-fragmentación en Perú. Mucho menos se ha observado el desmantelamiento del Estado de derecho que está llevando adelante
Bukele en El Salvador. Argentina se mantiene en la senda democrática, lejos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Pero no toca celebrar. Las señales de alarma por el aumento de la desconfianza, y también la ira, se reflejan en el crecimiento en Ciudad de Buenos Aires (recuérdese, único distrito en el que Avanza Libertad compite, en un país federal) de la figura del
anarcolibertario Javier Milei (más
aquí), que a gritos y entre llantos pide que le ayuden: él va a “salvar” este país, promesas mesiánicas, fórmulas simplistas para un mundo complejo. No funcionan, pero la furia está latente y es caldo de cultivo.
En Rosario, la tercera ciudad por población después de Buenos Aires y Córdoba (según el censo 2010, en el área metropolitana viven 1.690.000 personas) se celebran conjuntamente el Congreso de la Democracia Participativa y el
XV Congreso de la Sociedad Argentina de Análisis Político. El puerto de Rosario, sobre el río Paraná, da salida a la mayor parte de la producción de cereales de Argentina (el 70%, según datos de 2015). Su importancia económica es central y también ha tenido peso históricamente, tanto por ser el lugar donde se creó la bandera como por las movilizaciones obreras y estudiantiles de la década de los 60. Rosario ha sido gobernada por la izquierda (Partido Socialista) y coaliciones de centro-izquierda (actualmente, Frente Progresista Cívico y Social) en las últimas décadas, y por eso ha sido también un ejemplo destacado de promoción de la democracia participativa (de ahí el Congreso que se celebra en estos días, un referente internacional). Todo esto confluye de forma compleja con el alarmante crecimiento del narcotráfico y la violencia.
Ése es el contexto en el que se producen en la ciudad estas elecciones nacionales. Está claro que una golondrina no hace primavera, pero lo que dice un paseo por las calles de la ciudad es que la campaña aporta colores locales a una tendencia general, ni sólo argentina ni siquiera exclusiva de la región: caras y atributos personales como bandera (
el concejal de la calle) eslóganes abstractos (
la voz de Rosario) o de definición de adversarios pero no de proyectos (
Basta, a secas, pero apuntando a Cristina Kirchner).
Los partidos tienden a convertirse en
aparatos de gobierno con pretensión 'totalizante' porque en su estrategia cada vez más el medio (alcanzar el poder) desplaza el objetivo (implementar una estrategia de gobierno). Y para llegar al poder niegan la legitimidad del adversario. Los partidos se han distanciado y desconectado de sus bases, dependen del Estado para su supervivencia (acceso a recursos económicos), y entonces la estrategia que desarrollan en un escenario global de declive de los lazos programáticos es la de personalizar la política, guiarse por lo que las encuestas dicen que la gente quiere y dejarse arrastrar por unas dinámicas mediáticas en las que estar presente es lo que importa, casi a cualquier precio
. Llamar la atención en una competencia insomne con todo tipo de enunciadores de fuera y dentro del mundo de la política.
Nuestro primer artículo de hoy se ocupa de analizar los datos de una encuesta reciente en Argentina. De ahí pasamos a la reciente propuesta europea de crear un mecanismo de ajuste para limitar las emisiones globales de carbono.
En Argentina funciona la polarización pero falla el contrato social
Señala
Ana Paola Zuban que Argentina ha vivido un reordenamiento del sistema de partidos. La transición de un modelo político (casi) bipartidista en el que convivían dos grandes partidos (radicalismo y peronismo) a otro
bi-coalicional ha generado un desacople quie todavía no logra engrasar su contrato social. Imperdible.
Diplomacia fiscal europea y transformación verde en América Latina
La Comisión Europea ha propuesto un nuevo mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono (MAFC), con la intención de frenar la fuga de carbono a través de la aplicación de gravámenes a la importación de bienes cuya producción resulta más contaminante.
Iosu Iribarren,
Fernando de la Cruz y
Soraya Cuesta analizan el impacto que pueda tener sobre América Latina.
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Hasta la próxima,
Yanina Welp
Coordinadora editorial