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El Gobierno de Boric recuerda al de 'Lula'

Andrés Schipani

8 mins - 26 de Enero de 2022, 17:32

Chile atraviesa un momento histórico. Por primera vez desde el retorno de la democracia en 1990, un candidato de fuera de los partidos tradicionales, Gabriel Boric, asumirá la Presidencia el 11 de marzo de 2022. No sólo representa una fuerza política nueva, el Frente Amplio (FA); ésta es, además, una coalición de partidos distinta a todo lo que se conocía en Chile hasta ahora: un conjunto de formaciones con líderes que emergieron de la sociedad civil movilizándose contra la marcada desigualdad de la sociedad chilena. En efecto, el Frente Amplio surge para darle un formato político-partidario a las movilizaciones estudiantiles de 2011 que pusieron en jaque al Gobierno de Sebastián Piñera. A la postre, quedó demostrado que esas movilizaciones eran tan sólo la punta del iceberg de un descontento social mucho más profundo, que desembocó en los estallidos sociales de 2019. 

Esos estallidos sumamente disruptivos terminaron, sin embargo, siendo canalizados de manera institucional. Por un lado, mediante la convocatoria para una Convención Constitucional cuyo mandato es refundar Chile en torno a principios más igualitarios. Por otro lado, la propia elección de Boric a presidente, en una alianza con el Partido Comunista, transformó el descontento de una parte considerable de la sociedad chilena en una apuesta por un líder que pueda interpretar las nuevas demandas y hacerlas efectivas. El escenario, pues, es el de una nueva coalición a la izquierda del sistema político tradicional que llega al poder, con raíces en la sociedad civil y un mandato de reformas profundas.
 

¿Qué podemos esperar de este futuro Gobierno? Aun cuando son muchos los interrogantes que rodean a esta nueva experiencia, el nombramiento del Gabinete de Boric la semana pasada nos da de algunas pistas sobre su dirección y estrategia políticas. ¿Quiénes son sus ministros y qué nos dicen sobre la futura Presidencia? 

Comenzaré por argumentar que hay dos elementos en Boric que recuerdan a la estrategia que adoptó Lula cuando llegó a poder en Brasil: 1) el armado de una coalición legislativa amplia a través de nombramientos de miembros de otros partidos en el Ejecutivo, y 2) el envío de algunas señales de continuidad a los mercados. El primero se explica por la ausencia de una mayoría parlamentaria propia. Enfrentado a este problema, Boric decidió ampliar la coalición de gobierno convocando al centro. En efecto, nombró como ministros a miembros de la antigua Concertación, que fue la coalición de partidos de centro y centro-izquierda que gobernaron Chile una buena parte del periodo democrático que se inició en 1990. Los miembros más importantes de esta coalición eran el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia (PPD) y la Democracia Cristiana (DC). Mientras los primeros dos tienen una orientación de centro-izquierda, la tercera es de centro.  

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Lo notable del futuro Gobierno de Boric es que tendrá cuatro ministros socialistas. Además, tendrá tres ministros de los otros partidos de la ex Concertación: el PPD, PR y PL. "No empezamos de cero", dijo Boric en su discurso en un guiño claro a los miembros de la ex Concertación. Pero la coalición tiene también un límite: la Democracia Cristiana. Las tensiones entre la DC y Apruebo Dignidad (la coalición entre el Frente Amplio y el Partido Comunista que llevó a Boric a la Presidencia) son grandes. Ni el futuro presidente parece muy interesado en incluir a un partido que estima que desvirtuaría su agenda de gobierno al volverla demasiado moderada, ni la Democracia Cristiana lo está en formar parte de un Gobierno que siente ideológicamente ajeno. La DC ya ha anunciado que se posicionará como una "oposición constructiva".


Otro elemento en común con Lula ha sido el nombramiento de un hombre del establishment para el manejo de la economía. El mandatario brasileño nombró máximo responsable del banco Central al ex Banco de Boston Henrique Meirelles para tranquilizar a los mercados, apuntando que la izquierda continuaría la política macroeconómica de Fernando Henrique Cardoso. Boric lo imita colocando al actual presidente del Banco Central, Mario Marcel, en el Ministerio de Hacienda. Marcel es un socialista que fue nombrado presidente del Banco Central por Michelle Bachelet y renovó su con Piñera. Un hombre del establishment a quien Boric ha convocado porque, según sus propias palabras en una entrevista reciente, brindará seriedad al proceso de reformas. 

Esta jugada ilustra dos rasgos de Boric: su orientación socialdemócrata y su pragmatismo. El modelo que tiene en la cabeza Boric no es Venezuela o Cuba. Son, por el contrario, las socialdemocracias nórdicas. Hacer la transición a estos modelos, que para muchos serían considerados moderados para un país como Chile, con una desigualdad muy grande y un Estado de bienestar con notorias deficiencias, implica una verdadera revolución. 

El otro rasgo de Boric es que combina metas ambiciosas con una estrategia pragmática. Lo vimos en el proceso de la Constituyente: Boric fue uno de los firmantes del acuerdo con el 'establishment' político que terminó por canalizar las protestas de 2019 hacia una Constituyente que refunde Chile. Boric pagó un precio por ello: su propio partido (Convergencia Social), que se oponía a sumarse a un acuerdo de este tipo, le suspendió temporalmente de militancia por esta decisión.

La contracara del pragmatismo es una presencia acotada del principal socio político de Boric y del Frente Amplio: los comunistas (PC). Tendrá tan sólo tres ministerios: la Portavocía con Camila Vallejo los ministerios de Ciencia y de Trabajo. El FA, por el contrario, tendrá nueve (12/20). Lo notorio es que el propio Partido Socialista, que no participó de la coalición electoral que llevó a Boric al poder, tendrá más ministros que los comunistas

Otro rasgo muy notable del Gabinete de Boric es que tiene una mayoría de mujeres: 14 de sus 24 miembros serán mujeres. Put your money where your mouth is, dicen los estadounidense. Boric no sólo habla de la importancia de la equidad de género, la pone la práctica. Pero la apuesta de Boric por el feminismo va más allá de la aritmética: incorporó a la ministra de la Mujer y la Equidad de Género al Comité Político, el centro del poder en los gabinetes chilenos, y el presidente electo ha ordenado que el mencionado ministerio se mude al Palacio de la Moneda. 



El Gabinete de Boric también implica la llegada al poder de los cabecillas de los movimientos sociales. Tres de los cargos más importantes del Gobierno estarán en manos de los líderes de los movimientos estudiantiles que se iniciaron en 2011: Boric, Vallejo y Giorgio Jackson. Éste será el círculo íntimo de poder del futuro presidente, en manos de los ex líderes estudiantiles. En un sistema como el chileno donde los partidos han estado escindidos de la sociedad civil desde hace décadas, esto implica un giro copernicano.

Por último, hay un rasgo de continuidad en el Gabinete de Boric que ha caracterizado a la política chilena desde el retorno de la democracia: su alta competencia técnica. Diecisiete de los 24 ministros y ministras tienen algún postgrado universitario (másteres o doctorados). En definitiva, lo que le caracteriza es que es un Gobierno profesional, con líderes de la sociedad civil, con paridad de género, políticamente amplio y que, sin perder la ambición transformadora, también hace guiños al mercado 

Empero, el camino que tiene por delante no es fácil. Aun sumando los parlamentarios de todos los partidos representados en el Poder Ejecutivo, el Gobierno no consigue la mayoría parlamentaria. Y es importante destacar que ni siquiera la disciplina de los partidos representados en el Gabinete está garantizada. ¿Como lidiará un Gobierno transformador con un Congreso en el que las fuerzas que se sienten cómodas con el orden establecido aún tienen poder de veto? Ésta es la gran incógnita de esta novedosa experiencia política. 

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