Estimadas lectoras, estimados lectores,
los referendos han atraído de forma creciente la atención de la Academia, el activismo y los medios de comunicación. Algunos observan la participación ciudadana directa con expectativas de renovación democrática; otros, con escepticismo y/o temor, y citan los efectos inmediatos y la polarización generada por procesos como el del
Brexit, el plebiscito por la paz en Colombia o el referéndum de autodeterminación catalán, por citar sólo tres casos bien polémicos. Pero aunque las luces están puestas sobre el Estado-nación, es a nivel sub-nacional donde los mecanismos de control y participación ciudadana se han expandido con mayor intensidad y se usan con más frecuencia. Entre ellos destaca uno muy especial: las elecciones de revocatoria o referendo de revocación del mandato. Este mecanismo se orienta a decidir sobre la culminación anticipada del periodo para el que una autoridad fue electa, a través de un voto popular. En su origen, se planteó como un intermedio entre el mandato imperativo (que nomina un delegado) y el representativo (que elige un representante, con márgenes de discrecionalidad en su gestión y gobernando por el bien general y no sólo en beneficio de su electorado). En la práctica, mucho trecho.
Ha dicho
Laurence Whitehead que la revocatoria ha pasado mucho tiempo "por debajo del radar" de los analistas. Sin embargo, un repaso por su difusión sugiere que es uno de los mecanismos que mayor expansión global han tenido y en contextos de lo más diferentes. Desde su introducción inicial en cantones suizos y estados norteamericanos, ha sido incorporado a la normativa de países tan distintos como Japón, Alemania, Polonia, Colombia, Perú o México. Véase el gráfico, que destaca un momento de expansión en los estados de EE.UU. y las provincias argentinas, entre las décadas del 20 y 40 del siglo pasado, y una nueva ola mucho más diversa desde los 90.

Nota: el mecanismo registrado es el que se activa por recolección de firmas, también llamado 'revocatoria directa'. Existe también la denominada 'revocatoria indirecta', que permite al Parlamento activar una moción de censura o juicio político que, para tener efecto, debe ser ratificada por la ciudadanía en referéndum (sobre la discusión que esto abre escribió aquí Aníbal Pérez-Liñán). Un ejemplo candente de revocatoria directa es el activado contra Hugo Chávez en Venezuela en 2004, y uno de revocatoria indirecta el impulsado contra Traian Basescu en Rumanía en 2012.
La revocatoria es un mecanismo especial dentro del espectro de instrumentos participativos, dado que su activación informa sobre un problema y, por tanto, más que fortalecer la democracia puede llegar a operar como una salvaguarda cuando la representación no ha funcionado bien. En teoría, debiera hacerlo como una válvula de seguridad, un mecanismo de contención que contribuya a resolver crisis profundas dentro de los cauces institucionales. Sin embargo, al observar su funcionamiento (lo hemos
estudiado con muchos colegas en gran número de países) se identifican tres escenarios: a) no se activa, lo que obedecería a su irrelevancia en el sistema político, sea porque otros mecanismos son
más poderosos para controlar al poder, como pasa en Suiza, o porque su incidencia es mínima, como ha ocurrido en Cuba hasta la última reforma de 2020); b) no funciona, porque se intenta activar pero no prospera por trabas formales o informales (una explicación afín, por
aquí), y c) funciona con frecuencia pero no cumple sus objetivos, porque se usa mucho y se ha convertido en un buen instrumento en la lucha entre partidos. Lejos de fortalecer la democracia, esto generaría despilfarro de recursos y problemas de gobernabilidad. Perú lo ha demostrado en su historia reciente a escala sub-nacional y Estados Unidos puede presentar algunas tendencias que lo ubiquen en esta línea.
Ha dicho Joshua Spivak que en los últimos años la revocatoria ha pasado de de ser un "arma pequeña y latente" a representar un "arsenal político"
. Esto ocurre por la confluencia de la polarización (que hace más duro el enfrentamiento entre partidos), las redes sociales (que abaratan las campañas) y una tendencia general a la erosión del rol de los partidos políticos (más proclives al juego sucio). Nuestro primer artículo de hoy analiza la experiencia reciente en California y aporta algunas claves más referidas al diseño institucional. De ahí pasamos a Guatemala, donde también el deterioro de los partidos puede explicar estrategias de captación de votos poco promisorias para el fortalecimiento de la democracia. Hay más en esta
Far West.
El proceso de destitución del gobernador de California
El proceso impulsado contra el demócrata Gavin Newsom permite analizar el funcionamiento errático de un mecanismo que no está sirviendo a sus propósitos y, más bien, incrementa el enfrentamiento y la situación de
campaña permanente. Lo analiza el ya citado Laurence Whitehead.
Guatemala: ¿qué hay detrás del apoyo a los militares involucrados en el conflicto armado?
Cindy Poroj Caraballo contextualiza la protesta de los militares retirados que reclaman una compensación económica por su participación en el conflicto armado (de 1960 a 1996) y que culminó con hechos de violencia en días pasados. La autora plantea las razones por las que algunas bancadas apoyarían una medida considerada muy injusta por buena parte de la población.
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Yanina Welp
Coordinadora editorial