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Picture Alliance (DPA/Picture Alliance via Getty I)

España: pasó la coyuntura crítica, sigue la 'path dependence'

Yanina Welp

6 mins - 21 de Febrero de 2022, 20:46

Estimadas lectoras, estimados lectores,

las instituciones se crean para moldear los comportamientos; no los determinan –no producen efectos lineales–, pero los condicionan creando un abanico de opciones y excluyendo otras que son penalizadas de distintas maneras (desde la condena social hasta la legal). La voz pasiva pide más información: ¿quién o quiénes crean las instituciones?, ¿siempre están tan claros sus objetivos? El institucionalismo clásico o institucionalismo a secas se centró en analizar las instituciones formales. Sus limitaciones se hicieron visibles en la distancia que suele separar al modelo de su materialización. Esto ocurre porque el análisis centrado exclusivamente en las reglas formales y el diseño de las estructuras administrativas no permite anticipar, tampoco explicar, ni el comportamiento de los actores ni los resultados de las políticas públicas. En las décadas del 60 y 70, tan prolíficas para las Ciencias Sociales, hubo una fuerte revisión de aquellos paradigmas, que fueron reemplazados por distintas variantes del neo-institucionalismo. La centralidad de las instituciones se mantuvo, pero incorporando una definición más amplia de lo que es una institución.

Las instituciones no refieren sólo a leyes y parlamentos; también pueden adoptar la forma de reglas no escritas, usos y costumbres, y, aun así, tener efectos muy relevantes (Trump se ocupó de acabar con varias, como aquélla que sostenía que el presidente del Fondo Monetario Internacional debía ser un europeo, el jefe del Banco Mundial, un estadounidense, y el del Banco Interamericano de Desarrollo, un latinoamericano).

Muchas instituciones son de autoría identificable (la reforma laboral de Yolanda Díaz, la ley del suelo de Aznar), pero la autoría siepre es coral porque hay un juego de negociaciones y presiones que modifican la idea original. Luego, las prácticas también hacen su parte, generan formas de hacer establecidas más o menos ajustadas a derecho y de autoría anónima. El sociólogo británico Anthony Giddens elaboró una teoría explicativa de la reproducción y el cambio en los sistemas sociales (largo paréntesis: fue también el creador de la muy frustrada tercera vía, cuyas políticas correlacionan con la pérdida de peso de la socialdemocracia, especialmente en el Reino Unido post-Blair). Su foco está en el rol de la estructura, ofreciendo recursos que permiten actuar e imponiendo límites. Las fuerzas que se repelen pueden operar tanto resistiendo cambios negativos como impidiendo o limitando cambios necesarios. El cambio es incremental, gradual y lento. Pero hay momentos en que se abren ventanas de oportunidad para transformaciones de calado.

La pandemia podía haber supuesto una coyuntura crítica, un momento de crisis tan profunda para realizar transformaciones necesarias en distintos ámbitos como la Administración pública o la política científica. Sin embargo, unos cuantos análisis sugieren que los patrones de actuación han cambiado poco (a pesar de sus dramáticos efectos). Por ejemplo, la carrera por la vacuna no hizo más que llevar al máximo el problemático patrón generado por el modelo de innovación preexistente. ¿Por qué esa inercia? Además de los efectos de la tan mentada "resistencia al cambio", es necesario incorporar el path dependence, entendido como unos patrones de actuación que, una vez introducidos, son muy difíciles de cambiar. Resistencia explícita y/o procedimientos que "van solos".  Lo cierto es que a casi dos años del estallido pandémico, poco ha cambiado en el ámbito de la gestión y algo de lo que ha cambiado trae tantos beneficios como perjuicios.

Nuestro primer artículo de hoy cita un informe del Comité Europeo de las Regiones que ubica a cuatro regiones españolas en el grupo de las 10 con mayor exceso de mortalidad en 2020: Madrid (+44%), Castilla La Mancha (+34%), Castilla y León (+29%) y Cataluña (+27%). Con la mirada sobre las residencias, resalta que todavía no sabemos bien qué se hizo mal. 
 


La política debiera ser una herramienta fundamental para promover el cambio. Uno de los tantos problemas que surgen es que la abstención tiende a ser mayor allí donde los problemas son también mayores. El gráfico muestra esta correlación entre baja participación e ingresos bajos en las comunidades autónomas. La tercera columna muestra los datos de desigualdad (medida en función de cuántas veces la renta media del quintil más alto es superior a la renta media del quintil inferior). En el año 2020, los valores más altos correspondieron a Melilla (15,0), Ceuta (10,7) y el Principado de Asturias (7,3; datos del Instituto Nacional de Estadística). Como un pez que se muerde la cola, la participación más baja está también en Ceuta y Melilla. Los dos siguientes análisis se ocupan del modelo de desarrollo en Soría y las elecciones en Castilla y León. Terminamos con una reflexión sobre la importancia de la información para el pluralismo democrático. 
 
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Para no vulnerar de nuevo el derecho a la vida en las residencias
Asumiendo que "el deber de garantizar los derechos humanos no solamente encarna la obligación de prevenir para no vulnerarlos, sino obligaciones a posteriori, como es la de investigar", Safira Cantos Salah explica y analiza lo mucho que falta por hacer.

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Periodismo veraz y confiable
Sostiene Argelia Queralt que "los desórdenes informativos existen desde antes de la irrupción de lo digital en nuestras vidas y siguen teniendo una finalidad común: utilizar el proceso comunicativo para difundir una alteración interesada de la realidad". Que no haya novedad ahí no quita peso al problema, ya que la calidad de la información y su pluralidad es fundamental para la democracia. Artículo de Agenda Pública para El País.

Buena lectura,

Yanina Welp
Coordinadora editorial
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