hasta 1954, una mujer española casada con un extranjero perdía automáticamente su nacionalidad. Hasta 1972, cuando se reformó el Código Civil, una mujer menor de 25 años no podía independizarse en España sin el explícito permiso paterno. De esta regla quedaba exceptuada la entrada al convento y el casamiento. Hasta 1975, una mujer casada necesitaba autorización de su marido para acciones tales como tener un trabajo fuera del hogar. Con la democracia las cosas comenzaron a cambiar; no desde cero, porque España había sido un país pionero antes de la dictadura (hay que recordarlo). En 1981 se introdujo el divorcio; un par de años antes se despenalizó el adulterio; más tarde se reguló la interrupción voluntaria del embarazo. Se avanzó a paso firme en la representación política de las mujeres. La tendencia occidental comenzó a evidenciarse del otro lado del Atlántico. El divorcio se reguló en Argentina en 1987 y en Chile, en 2004. Las leyes de interrupción voluntaria del embarazo avanzan a nivel global, aunque aún con notables diferencias entre regiones, como indica el siguiente mapa interactivo.
Según el diccionario de la Real Academia Española, un estereotipo es una “imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable” (del griego, sólido y molde). Los estereotipos funcionan arraigando desigualdades y confundiendo la auto-percepción. Esto explica, al menos en parte, que Occidente tienda a ver otras culturas con un 'tufillo' de superioridad que oculta el carácter construido (y no hace tanto tiempo en algunos casos, como se sugería más arriba) y en construcción de muchos de sus logros. Explica, también en parte, la falta de marcos epistémicos adecuados para comprender y reaccionar frente a los notables retrocesos democráticos que se han observado en el mundo en el último puñado de años.
Sin duda, se ha avanzado en el reconocimiento de unos derechos que afectan principalmente a las mujeres pero contribuyen a definir una comunidad política en su conjunto. Qué ha motorizado el cambio es, en primera instancia y en este Especial 8-M, una pregunta retórica. La lucha de las mujeres organizadas consiguió transformar la sociedad. En segunda instancia, el tema admite discusión, como refleja una abundante literatura especializada. La apertura del sistema político y las alianzas que las y los protagonistas del cambio (y su resistencia) hayan sido capaces de forjar son claves. Hay para celebrar, pero sin exagerar, porque se vislumbra una reacción virulenta y encima estamos en guerra.
Perspectivas de género, guerra y pazLa violencia contra las mujeres sigue siendo en el mundo entero un problema serio al que las instituciones se enfrentan no sólo con la resistencia incipiente de la extrema derecha, sino también con un sistema judicial que, en el mejor de los casos, comienza a incorporar perspectiva de género. En lo económico y mirando a España, que en el mundo iberoamericano se ubica como un país relativamente avanzado, se resume en un titular: a este paso, un siglo hasta la paridad (véase también aquí).
Los sesgos de género inciden sobre todos los ámbitos del hacer social como muestra, entre tantos otros, la baja presencia de las mujeres en Ciencia y las múltiples formas de discriminación a que son sometidas. Las formas dominantes de mirar la realidad amoldadas a la conceptualización de lo masculino influyen incluso en la definición incompleta o limitada de qué es interés por la política.
Y en la guerra. La violencia sexual ha sido un instrumento de ataque en los conflictos a lo largo de la historia, es parte de una estrategia de terror, a veces aplicada sistemáticamente, con la intención de humillar al enemigo y destruir comunidades. Se sabe y se sabe que afecta especialmente a las mujeres y a las niñas. Se sabe también que el género tiene un impacto directo en la guerra y en la construcción de la paz, y a pesar de eso las mujeres siguen estando excluidas de la mesa de negociaciones. Sobre este tema, nuestros dos primeros artículos de hoy.
La reacción conservadora
El cuerpo de las mujeres como objeto de controversia, el cuerpo de las mujeres como cuestión de ciudadanía. Trabajo sexual, gestación por subrogación, el uso en los espacios públicos de distintas modalidades de velo islámico son algunas de las disputas contemporáneas más prominentes. Hay, sin embargo, una corriente subterránea que busca arrasar con la autonomía de las mujeres como cuestión de fondo. La 'ideología de género' es invocada por la reacción ultraconservadora, que ubica en la familia tal como ellos la conciben el fundamento de la sociedad y el articulador de sus teorías conspiratorias. Gisela Zaremberg señaló que las luchas de acción y reacción han dejado aprendizajes centrales: primero, la disputa por el significado y la normatividad relacionada con la familia hetero-normada. Segundo, la relevancia de las instituciones, y en particular del Poder Judicial, dando pie o frenando las agendas anti-derechos, algo evidente en el Estados Unidos actual y en Polonia. Pero incluso sin necesidad de ser cooptado por la agenda de la extrema derecha, los mismos procedimientos de las cortes constitucionales tienen influencia (lo muestra el artículo sobre el aborto en Colombia y Ecuador que presentamos hoy). Tercero, el rol de los partidos políticos mediando entre la agenda reaccionaria y la feminista. Finalmente, la movilización feminista ha contribuido a instalar temas en la agenda pública, reduciendo el coste político de debate de cuestiones que hasta hace poco eran tabúes.
Todo esto mientras también se observa la feminización del populismo de ultra-derecha en Europa. En España, la principal referencia de la agenda contra el feminismo es un partido político de nuevo cuño que prioriza la agenda anti-derechos en sus requisitos para aliarse con una centro-derecha que requiere sus votos para formar gobierno (véase más abajo la "obsesión" con el género de la derecha radical).
No era individual, era colectivo y político
Debe llamar la atención y abrir nuevas fuentes de investigación y acción observar que la participación política es la que avanza a mayor paso (unas cuántas pistas de lo que esto permite lograr y sus límites aparecen en el artículo, listado abajo, La revolución de la presencia). La distancia entre la participación política y la participación social y estatus de las libertados cívicas es especialmente llamativa en Asia Central.
Las estadísticas son indispensables, pero para hacer un uso apropiado toca analizar qué nos están diciendo. Así, cabe recordar que Nicaragua ha ocupado un puesto en el top 10 del Gender Gap junto a España y los países nórdicos a pesar de tener la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes en América Latina y estadísticas de violencia preocupantes (por aquí una explicación). La pandemia, encima, lo ha agravado todo, incluyendo los problemas de salud mental, que afectan con particular pero nada sorprendente crudeza a quienes se llevan el mayor peso social, cultural y efectivo en los cuidados.
El feminismo abrió caminos cuando planteó que lo personal era político. Es evidente que no sería saludable considerar todo lo uno como lo otro, pero sí toca asumir que en alguna de sus dimensiones lo es. Y más aún, que buena parte de los problemas que se intentan reducir al ámbito individual encontrarían mejor resolución enfocados como problemas colectivos. No son temas de mujeres, insisto, es un asunto de derechos que definen la comunidad política que somos y aspiramos a ser. Que las mujeres sean invisibilizadas o limitadas en su desarrollo profesional y/o estén subrepresentadas en política y/o ausentes en la mesa de negociaciones es un problema para la democracia y para la paz.
Los artículos (nuevos) del Especial 8-M
Las mujeres y la guerra en Ucrania Ana Belén Perianes Bermúdez analiza la situación de las mujeres en Ucrania, caracterizada por una persistente desigualdad. En la actualidad, están ausentes en la mesa de negociaciones, pero muy activas en mantener servicios esenciales y diálogo en las zonas afectadas.
Mujer, violencia(s) y conflicto Paula Alonso Santos reflexiona sobre las relaciones e imaginarios de género que se han utilizado para incitar y exacerbar la violencia en lugares con conflictos y sobre los que se construyen símbolos y representaciones con objetivos estratégicos.
La 'obsesión' con el género de la derecha radical
Vox ha asumido como una de sus banderas la lucha contra las políticas clave de la agenda feminista, y haciéndolo impulsa a otros partidos a aceptar sus demandas para pactar. El análisis de Alba Alonso.
La necesidad de un feminismo digital
¿Cómo afectan las tecnologías a los derechos y, más en concreto, qué valor se da en este nuevo espacio social a los derechos de las mujeres? Paz Lloria identifica los aspectos positivos de la entrada a la era digital y resalta los negativos, que requieren de una acción para prevenirlos.
Las cortes constitucionales y el aborto en Colombia y en Ecuador
Tras la aprobación de la ley de interrupción voluntaria del embarazo en Argentina y el avance de la agenda feminista en Chile, en Ecuador se probó la Interrupción Voluntaria del Embarazo en Caso de Violación y en Colombia se declaró que el aborto no se configura como delito. El análisis de Lina Camacho.
El enfoque de género en la Justicia
La Convención Constitucional Chilena viene generando mucho debate. Hace unos días, un artículo de la Comisión de Sistemas de Justicia lo desencadenó al señalar que “la función jurisdiccional se regirá por los principios de paridad y perspectiva de género”. Silvana Lauzán pone un marco al debate y fundamenta la necesidad de incluir la perspectiva de género.