-
+
Diego Fedele (Efe)

¿Defenderá Occidente la libertad y el honor?

Joe Zammit-Lucia

6 mins - 15 de Marzo de 2022, 12:26

¿Debería haberse evitado la guerra en Ucrania? ¿Está Occidente ahora realmente decidido a defender el orden mundial contra la idea de que la fuerza es el Derecho y que los regímenes autoritarios que son lo suficientemente audaces pueden salirse con la suya? 

La semana pasada conversé con el ex primer ministro de Georgia. "Cuando Rusia nos invadió, advertimos a Occidente de las consecuencias de la inacción. Pero Occidente no escuchó. Acabamos perdiendo el 20% de nuestro territorio", dijo. 

Envalentonada, la Rusia de Vladímir Putin se anexionó en 2014 Crimea e inició una guerra en el Donbas. Occidente optó por la más absoluta pasividad. No se hizo nada mientras se violaba la integridad territorial de Ucrania. No es de extrañar que el presidente ruso se animara y se preparara para nuevos ataques contra ese país. Podía haber comenzado con una toma total del Donbas. Pero al ver lo débil, desdentado y dividido que estaba Occidente, parece haber juzgado que tal vez podría atiborrarse de todo el país de una vez.

Y puede que tenga razón. Crimea puede acabar siendo el Sudenteland del siglo XXI.

[Recibe los análisis de más actualidad en tu correo electrónico o en tu teléfono a través de nuestro canal de Telegram]

Estos acontecimientos se produjeron después de
los muy públicos fracasos de Irak y Afganistán, del éxito de Putin y de los fracasos de Occidente en Siria y de la progresiva retirada de Occidente de partes del Sahel ante la presencia de apenas 1.000 mercenarios rusos. A los fracasos se sumó otra actividad destructiva: el presidente Emmanuel Macron declaró públicamente que la OTAN estaba en "muerte cerebral". La alianza transatlántica se fracturó por una combinación del enfoque combativo del presidente Donald Trump y de algunos en Europa que pedían la delirante "autonomía estratégica". Algunos de los países más ricos del mundo, como Alemania, Italia y España, siguieron resistiéndose a cumplir sus compromisos con la OTAN en términos de gasto en defensa y preparación para el combate.

Las políticas energéticas erróneas, la débil reacción ante una agresión descarada y la retórica política imprudente envalentonaron al Kremlin al tiempo que le daban un arma poderosa: una enorme influencia en el suministro de gas y en los precios mundiales de la energía. 

Teniendo en cuenta estos antecedentes, ¿le sorprende a alguien la invasión de Ucrania? ¿Podría haberse evitado esta guerra si Occidente hubiera mostrado un poco de agallas en respuesta a las continuas provocaciones del presidente Putin? Estas preguntas pesarán para siempre en nuestras conciencias mientras vemos cómo caen bombas de racimo sobre civiles inocentes en Ucrania.



El cálculo ha cambiado ahora. Estados Unidos, los estados miembros de la UE, el Reino Unido, Canadá y otros países han desencadenado un aluvión de sanciones sin precedentes. Rusia está cada vez más aislada económica, comercial y diplomáticamente. Las empresas occidentales están abandonando Rusia en masa. Alemania, uno de los principales facilitadores de Rusia, ha dado marcha atrás, casi de la noche a la mañana, a 80 años de política pacifista de posguerra y de Russland Verstehen, el "entendimiento ruso" que ha demostrado ser un profundo malentendido.

Quedan dos preguntas. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar? ¿Y hasta cuándo se mantendrá nuestra respuesta? 

Al abordar la primera cuestión, los políticos occidentales siguen cubriendo sus apuestas. No están seguros de cuántos inconvenientes están dispuestos a imponer a sus propios ciudadanos para defender a Ucrania y disuadir y hacer retroceder a Rusia. Todavía estamos muy lejos de que los líderes políticos de hoy sean capaces de levantarse con objeto de reunir y encender a sus ciudadanos para hacer lo que sea necesario para derrotar el mal de Putin y liberar Ucrania. 

¿Dónde están los líderes de hoy que puedan igualar las palabras y el espíritu de Winston Churchill en septiembre de 1940, que, adaptadas a la situación actual, dirían lo siguiente: 

"[Putin] ha encendido un fuego que arderá con una llama constante y abrasadora hasta que los últimos vestigios de la tiranía [rusa] hayan sido calcinados en Europa, y hasta que el Viejo Mundo (y el Nuevo) puedan unirse para reconstruir los templos de la libertad y el honor del hombre".

Al final, puede que sea la indignación que sienten sus propios ciudadanos la que haga que los políticos occidentales hagan lo que sea necesario. Podrían ser figuras disminuidas forzadas a seguir a la opinión pública en lugar de liderarla.

¿Y a largo plazo?

Ningún grupo, organización, coalición o alianza puede sobrevivir y ser eficaz sin un liderazgo efectivo. En los últimos años, Estados Unidos ha debilitado su propio liderazgo moral en el mundo, y sigue haciéndolo mientras su propia política sigue por encima de todo profundamente polarizada y partidista. Al mismo tiempo, algunos países europeos se han resentido cada vez más de que se les considere meros seguidores del liderazgo estadounidense en asuntos geopolíticos y han querido emprender el camino por su cuenta intentando llevarse al resto de Europa con ellos. Esta combinación ha resultado desastrosa.

Si Occidente quiere seguir liderando, debe unirse para abandonar y desterrar para siempre las mezquinas disputas internas y los golpes de pecho impulsados por el ego. Debemos aceptar que, en un futuro previsible, sólo Estados Unidos tiene la fuerza y la profundidad necesarias para liderar una alianza occidental significativa de la que todos debemos formar parte y en la que todos debemos arrimar el hombro, juntos.

Una vez más, en palabras de Churchill, el Viejo y el Nuevo Mundo deben unirse para defender la libertad.

Si la bárbara agresión de Putin se ve recompensada con la posibilidad de aferrarse a un solo centímetro de territorio ucraniano, habremos fracasado. Y debemos recordar que éste no es un problema exclusivo de Rusia. Un régimen autoritario chino estará observando la resolución de Occidente -o la falta de ella- con gran interés.
 
¿Qué te ha parecido el artículo?
Participación